Atreyub
En busca y captura
Respuesta: David FINCHER
(Id, 1997)
"¿Qué se le regala a un hombre que lo tiene todo?"
Con esta premisa, un tagline casi inofensivo, Fincher, el director del clásico moderno Se7en, nos trajo la mayor broma macabra que uno pudiese recordar (con permiso de Cube). Una película la cual estoy convencido que Hitchcock, un director con el cual el filme tiene muchos puntos en común, aplaudiría encantado. Con un planteamiento la mar de sencillo la historia va volviéndose cada vez más diabólicamente perversa, retorcida y porque no, malsana hasta llegar a un desenlace realmente convincente, por muy extraño que parezca, aunque un tanto cogido con pinzas por la sencilla razón del planteamiento y el punto exacto donde se supone iba a acabar nuestro malogrado protagonista.
Fincher consigue un gincana de dificultad impresionante y cuyo resultado final no es otro que darle una auténtica lección a un Michael Douglas engreido, convencido de dominar la situación en cada momento (perfecto los primeros minutos para dejar claro que es un hombre que no pierde el tiempo con nada ni con nadie, una extensión más de su famoso Gordon Gekko), quien cree controlar la situación hasta el momento de aceptar ese supuesto juego de niños. Michael Douglas consigue uno de sus mejores papeles donde vemos como poco a poco su poder, su control, su dominio va esfumándose poco a poco hasta dejarlo vacío y hecho un mindundi, un auténtico don nadie. Sin olvidarme de un Sean Penn en estado de gracia, convincente como el que más y siendo el perfecto eje central de este laberinto sin salida, de este coche sin frenos cuesta abajo.
El plantel de secundarios son convincentes, siendo cada uno una pieza clave y fundamental de este perfecto tour de force, donde uno tiene la extraña sensación de disfrutar ante el sufrimiento ajeno de un ser, que ún mereciendo cierto escarmiento emocional, no merece ser destrozado hasta la última consecuencia. En este aspecto Fincher es un perfecto narrador, creando un ambiente dulcemente venenoso.
Con escenas intrigantes (la interacción con la televisión, las pruebas psíquicas / físicas a las que es sometido antes de iniciar el juego, la parte de Méjico o el metralleteo en la casa de ella), planos completamente siniestros (ese payaso, los graffitis en su casa, la manibela), una fotografía sofisticada, haciendo cada escena algo exquisito (a escepción de las últimas escenas, con esa iluminación amarilla, haciendo cálido el momento y dotándolo de seguridad repentina).
Fincher conquistó al mundo con su cinta policiaca y necesitaba subir un peldaño más, no quedarse en la estacada y desde luego consiguió superarse a sí mismo logrando uno de los títulos más interesantes, más tramposos y a la vez más convincentes de los últimos tiempos.
Lo mejor: Que aún sabiendo que todo forma parte de un juego todavía consigue dejarnos con la duda.
Lo peor: Los distintos flashbacks que a mi modo de ver subrayan demasiado al personaje. Croe que no hacían falta (y menos en la última escena).
(Id, 1997)
"¿Qué se le regala a un hombre que lo tiene todo?"
Con esta premisa, un tagline casi inofensivo, Fincher, el director del clásico moderno Se7en, nos trajo la mayor broma macabra que uno pudiese recordar (con permiso de Cube). Una película la cual estoy convencido que Hitchcock, un director con el cual el filme tiene muchos puntos en común, aplaudiría encantado. Con un planteamiento la mar de sencillo la historia va volviéndose cada vez más diabólicamente perversa, retorcida y porque no, malsana hasta llegar a un desenlace realmente convincente, por muy extraño que parezca, aunque un tanto cogido con pinzas por la sencilla razón del planteamiento y el punto exacto donde se supone iba a acabar nuestro malogrado protagonista.
Fincher consigue un gincana de dificultad impresionante y cuyo resultado final no es otro que darle una auténtica lección a un Michael Douglas engreido, convencido de dominar la situación en cada momento (perfecto los primeros minutos para dejar claro que es un hombre que no pierde el tiempo con nada ni con nadie, una extensión más de su famoso Gordon Gekko), quien cree controlar la situación hasta el momento de aceptar ese supuesto juego de niños. Michael Douglas consigue uno de sus mejores papeles donde vemos como poco a poco su poder, su control, su dominio va esfumándose poco a poco hasta dejarlo vacío y hecho un mindundi, un auténtico don nadie. Sin olvidarme de un Sean Penn en estado de gracia, convincente como el que más y siendo el perfecto eje central de este laberinto sin salida, de este coche sin frenos cuesta abajo.
El plantel de secundarios son convincentes, siendo cada uno una pieza clave y fundamental de este perfecto tour de force, donde uno tiene la extraña sensación de disfrutar ante el sufrimiento ajeno de un ser, que ún mereciendo cierto escarmiento emocional, no merece ser destrozado hasta la última consecuencia. En este aspecto Fincher es un perfecto narrador, creando un ambiente dulcemente venenoso.
Con escenas intrigantes (la interacción con la televisión, las pruebas psíquicas / físicas a las que es sometido antes de iniciar el juego, la parte de Méjico o el metralleteo en la casa de ella), planos completamente siniestros (ese payaso, los graffitis en su casa, la manibela), una fotografía sofisticada, haciendo cada escena algo exquisito (a escepción de las últimas escenas, con esa iluminación amarilla, haciendo cálido el momento y dotándolo de seguridad repentina).
Fincher conquistó al mundo con su cinta policiaca y necesitaba subir un peldaño más, no quedarse en la estacada y desde luego consiguió superarse a sí mismo logrando uno de los títulos más interesantes, más tramposos y a la vez más convincentes de los últimos tiempos.
Lo mejor: Que aún sabiendo que todo forma parte de un juego todavía consigue dejarnos con la duda.
Lo peor: Los distintos flashbacks que a mi modo de ver subrayan demasiado al personaje. Croe que no hacían falta (y menos en la última escena).