Respuesta: De Palma post
Fascinación. De Palma moldea Vertigo como un juguete, se recrea mucho más en el después que en el antes, en la parte fantasmagórica, sumerge el metraje en una atmósfera onírica y, junto a unos estratosféricos Herrman y Zsigmond, nos regalan una estancia en Florencia que es puro arte. En general, toda la película es una delicia para los ojos y los oídos, con efecto hipnótico.
La segunda parte nos remite a Rebeca, la culpa, la obsesión y, sobre todo, un juego de identidades, espejos y "deja vu's". Llama la atención el leit motiv recurrente de la iglesia, con una música de terror en relación al tema de los muertos, pero también nos damos cuenta que la aparición constante de la iglesia puede estar relacionada con el morboso tema del incesto (inteligente vuelta de tuerca a los referentes), a destacar en este aspecto el beso en la boca que le da al principio la niña al padre.
Genial la elipsis para separar los 16 años y me ha chiflado ese sueño de Roberts de la boda, ya hacia al final, en que no sabemos si vemos un recuerdo de su otra boda o una ensoñación de la que vendrá. Magnífico el plano picado de Bujold en el flashback de la resolución del secuestro en la posición de la niña pero con la cara de mayor.
Llama la atención por una inusual sobriedad, recuperada muy pocas veces en el resto de su carrera, quizás en la extraordinaria Carlito's way. Y sí, tiene un final exagerado (como todos), que saca adelante gracias unas soluciones visuales embriagadoras.
Mi favorita de lo que llevo de ciclo.