Espero estar a la altura con esta crítica de tamaña obra maestra sin lugar a dudas. De lo mejor de De Palma y de lo mejor del cine contemporáneo. Como no podía ser de otra manera: spoilers, cuidado. Gracias.
(
Atrapado por su pasado, 1993)
Edwin Torres, juez de la corte suprema de Estados Unidos y de origen puertorriqueño, escribió en la década de los 70 dos novelas (Carlito's Way - 1975 / After Hours - 1979) cuyo entramado trataba sobre la vida, inventada, de Carlito Brigante, un traficante de drogas encarcelado y que una vez sale de prisión intenta apartarse de su vida delictiva intentando empezar de nuevo. Estas novelas tenían tanto potencial que David Koepp realizó un guión para Brian de Palma. Se decidió utilizar el nombre de "Carlito's way" en vez de "After hours" para que no hubiese confusión con la película del mismo nombre de Scorsese pero la película bebe y juega en la liga del director italoamericano, donde la calle manda y una vez has pertenecido a ella es difícil escapar de sus garras (y su sombra).
"Atrapado por su pasado", título español que no tiene el impacto del original pero que bien podría servir como resumen de la vida e historia de Carlito, es un filme de tono noir, donde las luces de neón del local de Brigante juega de cara hacia la vida de la calle, las mafias, los traficantes, los barrios marginales, los tiroteos, drogadictos y la perdición. Porque aquí, incluso intentando redimir una vida de miserias, vivencias y desgracias, cumbres y caídas, no hay perdón ni olvido. Y no hay forma de escapar de una vida pasada si una vez sales del castigo vuelves a formar parte de esa espiral de perdición por mucho que uno intente hacer las cosas bien.
De Palma siempre ha tenido don para el cine de gangsters, mafiosos, ajuste de cuentas y muertes en las calles junto con el ascenso y caída de los capos mafiosos que han representado una vida de lujos y excesos. Empezó con Tony Montana, siguió con Al Capone y culminó con Carlito Brigante. Cada uno en su estilo y cada uno con un formato distinto pero con el don de convertir cada uno de esos tres títulos en obras de culto. La que aquí nos concierne es la más redonda y la que cuenta con el beneplácito de portar el apelativo de obra maestra sin lugar a dudas (aunque para mi "Los intocables" también lo es, no tanto así "El precio del poder"). "Atrapado por su pasado" es un viaje consecuente, paulatino, modélico y excitante sobre un hombre que ha aprendido de sus errores, ha aprendido la lección. Un hombre que lleva las calles en la sangre pero que cree poder controlar todo lo que ello concierne sin que la mierda le salpique y poder plantarse ante cualquier propuesta de volver al pasado, de volver a recurrir a las drogas y trapicheos (aunque haya sido el rey tiempo atrás).
Sin ir más lejos tiene la propuesta y meta de alcanzar 75.000 € dólares y dejarlo todo para irse de allí. El fin de un camino, el punto final a una vida de desgracias. Pero como todo filme que se precie con la mafia de por medio y nadie da la cara por nadie Carlito Brigante es la crónica de una muerte (portorriqueña) anunciada. Sin ir más lejos los primeros minutos de inicio de la película lo deja bien claro. No hay esperanza cuando estás metido hasta el cuello en un mundo de perdedores. Para empezar la película cuenta con todos los ingredientes necesarios para convertirse en un trabajo bien hecho, maduro y consecuente con sus actos. De Palma rueda con pulso firme, con ritmo calmado pero vibrante, energético, cargado de una fuerza narrativa imposible de superar y con las dotes necesarias para saber que cuenta con el material de partida hipnótico. Pero no todo acaba ahí. Es el reparto de lujo quien logra conseguir personajes creíbles, contundentes y que forman parte de la química entre ellos.
Para empezar contamos con Al Pacino metódico, extremadamente modélico, dejándose en la puerta cualquier histrionismo o cualquier tic que pudiera hacer perder al personaje y dotándolo de vida, de parsimonia, de mimetismo con el entorno, de compostura y presencia (aparte de que su físico nunca estuvo mejor, recurriendo una vez más a esa barba perfecta que le da el toque de distinción latina para hacer mucho más convincente su rol). Es innegable el don que tiene Pacino para convencer y hacer creíble todo cuanto haga. Para empezar su personaje es perro viejo, es un hombre de la calle, de barrio. Ha pagado por sus errores pero la cárcel y la vida en sí misma le hace aprender la lección, le hace ser mucho más cauto, más decidido y mucho más distante. Es el momento justo cuando se encierra en el lavabo del bar, con la luz apagada y pistola sin balas en mano, cuando descubre que no hay vuelta atrás, que ha vuelto a ser el mismo de antes, que la vida de antes no lo ha olvidado ni lo ha dado por perdido. Es el momento donde pilla la pasta de la barra donde vuelve a ser Carlito Brigante.
También contamos con un Sean Penn extremo, hasta arriba de ambición y de droga. Un cocainómano impasible que acaba convirtiéndose en su propia perdición. Su transformación es brutal, quizás uno de sus mejores trabajos hasta la fecha. Su David Kleinfeld, un abogado judío que no le importa robarle un millón de dólares a un capo de la mafia italiana y cargárselo tiempo después (a él y a su hijo) demuestra hasta que punto no hay control en su personaje, no hay visión de futuro y no hay perspectiva de salvación ni para él ni para los que le rodean. Incluso no le importará aprovecharse de Carlito para seguir a rajatabla el lema "arrasar con todo lo que tengas delante". Es interesante ver como Kleinfeld llega a un punto de estar fuera de sí, de acabar autodestruyéndose, que no le importa increpar a un italiano ante Brigante en medio de su local. Incluso alcanzar el punto de no retorno al aprovecharse de él al entregarlo a los federales sin importarle las consecuencias. De ahí que el momento decisivo no haya salvación tampoco para él al dejarlo Brigante solo ante su muerte en el hospital al quitarle las balas del revólver.
"Atrapado por su pasado" es una alegoría a los sueños de muchos truncados por la vida que llevan. Sin ir más lejos el único deseo de Brigante es poder alcanzar la cifra de los 75.000 dólares para escapar a una isla cualquiera y vender coches usados. Un sueño y deseo como otro cualquiera. La vida feliz muchas veces depende de lo que uno anhela y las esperanzas y esfuerzos que uno haga por alcanzar esos sueños. Pero como indicaba la película es la crónica y proceso de una muerte anunciada. Ya los mismos primeros minutos dejan claro que ese letrero en colores en un mundo casi en blanco y negro es un lugar inalcanzable, algo que la vida de Carlito no le va a permitir en el mismo instante que acabe matando a todos los implicados en la muerte de su primo en ese bar. Es la escena decisiva, el punto y aparte que marca un antes y un después. De Palma rueda esta escena con la fuerza narrativa y el brío necesario para demostrar que lo suyo es el montaje. Está tan bien estructurada y tiene un lenguaje cinematográfico tan aplicado que podría servir incluso para enseñar cine a los nuevos estudiantes.
El otro momento decisivo para comprender hasta donde llega la funesta vida de Carlito es la tan aclamada (y con razón) escena de la estación. Desde el mismo instante que abandona su local y corre con la esperanza de encontrarse con Gail en el tren nosotros corremos con él porque deseamos que su vida mejore, que la mafia italiana no dé con él y desde luego que el brío, el montaje, el ritmo y la cámara juegan un todo por el todo espectacular. Desde el plano secuencia siguiendo a Pacino intentando evadir a los matones hasta la masacre en las escaleras mecánicas hasta llegar al punto culminante es una tensión constante, una sensación de no saber realmente qué va a pasar, de marcar los segundos a fuego. Kristina Boden y Bill Pankow realizan un trabajo perfecto, desde cualquier punto de vista.
Pero lo que más llama la atención es la ambientación de una época, un mundo de discoteca donde la vida se vivía a ritmo de desenfreno. Parte de esa verosimilitud la tiene Stephen H. Burum que logra darle ese tono y ese enfoque perfecto de colorido difuminado pero vivo, luces de neón para una vida llena de extremos. Al igual que la banda sonora, cargada de temas clásicos de la música disco, pero con una partitura de Patrick Doyle excelente hacen que todo sea fluido, nada chirríe ni mucho menos desentone. Un trabajo perfecto. De Palma supo volver a sus fueros de antaño y ofrecer la mejor película de los 90. Koepp logró convertir dos novelas en un trabajo de orfebrería transmitiendo que Carlito lleva la vida a su manera, un hombre de honor, amigo de sus amigos, un hombre que sabe de su pasado, sabe cómo mantenerlo a ralla aunque haya traspasado la línea (el momento con la aparición de Viggo Mortensen es brillante al respecto) y que intenta empezar de nuevo una relación del pasado con Gail, una Penelope Ann Miller bellísima y convincente, frágil pero fuerte al mismo tiempo, para de esta forma redimir un error del pasado y poder formar una familia en el futuro. Un futuro de consecuencias funestas pero que al fin y al cabo Brigante sabía que, como bien indican sus últimas palabras, no podía tener pues el pasado no perdona. Ni olvida.