Demografia Musulmana y emigraciones afines: Nos estan colonizando

Yo veo la foto del niño y lloro.

Y me obligo a verla. Me pasaron una foto del niño en un parque. Y es una foto casi igual a la que hice a mi hijo mayor y repetí con el pequeño.

Y con esta, aún lloro mas.
 
Arabia Saudí, Catar, Emiratos Arabes.... no quieren admitir a ningúno de sus hermanos árabes refugiados pero seguirán financiando gustosos la construcción de mezquitas por toda Europa.

A mi lo que me maravilla es que NADIE se plantee presionar a esos países. Vamos, es que ningun político, ni medio de comunicación ha puesto la mirada a esos países. Vamos, es que es un debate absolutamente inexistente.
Es una prueba más de que la opinión pública está absolutamente dirigida y manipulada.
 
Arabia Saudí, Catar, Emiratos Arabes.... no quieren admitir a ningúno de sus hermanos árabes refugiados pero seguirán financiando gustosos la construcción de mezquitas por toda Europa.

A mi lo que me maravilla es que NADIE se plantee presionar a esos países. Vamos, es que ningun político, ni medio de comunicación ha puesto la mirada a esos países. Vamos, es que es un debate absolutamente inexistente.
Es una prueba más de que la opinión pública está absolutamente dirigida y manipulada.

¿Y que se nos ponga el litro de gasolina a tres euros? Ja.
 
Pues por eso digo. Que ponemos nuestros propios intereses comerciales por encima de todo. Los saudíes nos dan por el culo, pero nadie osa ni toserles.

Por cierto, esto de afear el interés por "la pasta", me suena de algo. :pensativo
 
A los países del Golfo no les vamos a toser, hay intereses comerciales más grandes que los derechos humanos. En algunos casos son tan malos o peores que aquellos que bombardeamos, pero así es la vida...

En cuanto a todo este tema de refugiado por aquí, refugiado por allá, el tiempo nos dará o nos quitará razones. Pero de alguna forma, y siempre bajo mi punto de vista que puede ser cínico y demagógico, es preocupante la manga ancha que estamos demostrando desde Europa, del mismo modo que se es insolidario con los griegos o no damos las mismas oportunidades a la gente que aquí, también, lo pasa mal y tienen su vida destruida. Creo que hay una perversión demagógica en todo esto, pues ¿quién está peor? ¿Un refugiado sirio o subsahariano (lo que nos inventamos por no decir negro)? Anda que no hay poblaciones perseguidas, incluso en la propia Europa...
 
Eso sí que me lo creo, que la verdadera batalla se esté desarrollando entre Rusia y los países occidentales para mantener su influencia en la zona, moviendo a sus peones segun sus propios intereses.
 
Otra posible teoría (...)
algunos analistas dicen que es para entorpecer y contrarrestar la intervención militar rusa tratando de permitir así que el ei acabe su trabajo de echar a Al Assad del poder. O eso o que no quieren que los rusos se lleven todas las medallas por frenar al estado islámico.
Vamos que o una cosa o la contraria (y eso es sólo una de las "teorías"). Suerte que los tenemos "analistas" que nos iluminan sobre las verdades de lo que está ocurriendo.

¿Así que este hablar por hablar es la forma de mantenernos informados de la realidad que nos ocultan los medios oficiales?
 
Con esto de los refugiados en España me acuerdo cuando España se trajo presos cubanos... La foto y apañatelas, majete.
 
ARTURO PÉREZ-REVERTE
Los godos del emperador Valente

En el año 376 después de Cristo, en la frontera del Danubio se presentó una masa enorme de hombres, mujeres y niños. Eran refugiados godos que buscaban asilo, presionados por el avance de las hordas de Atila. Por diversas razones -entre otras, que Roma ya no era lo que había sido- se les permitió penetrar en territorio del imperio, pese a que, a diferencia de oleadas de pueblos inmigrantes anteriores, éstos no habían sido exterminados, esclavizados o sometidos, como se acostumbraba entonces. En los meses siguientes, aquellos refugiados comprobaron que el imperio romano no era el paraíso, que sus gobernantes eran débiles y corruptos, que no había riqueza y comida para todos, y que la injusticia y la codicia se cebaban en ellos. Así que dos años después de cruzar el Danubio, en Adrianópolis, esos mismos godos mataron al emperador Valente y destrozaron su ejército. Y noventa y ocho años después, sus nietos destronaron a Rómulo Augústulo, último emperador, y liquidaron lo que quedaba del imperio romano.

Y es que todo ha ocurrido ya. Otra cosa es que lo hayamos olvidado. Que gobernantes irresponsables nos borren los recursos para comprender. Desde que hay memoria, unos pueblos invadieron a otros por hambre, por ambición, por presión de quienes los invadían o maltrataban a ellos. Y todos, hasta hace poco, se defendieron y sostuvieron igual: acuchillando invasores, tomando a sus mujeres, esclavizando a sus hijos. Así se mantuvieron hasta que la Historia acabó con ellos, dando paso a otros imperios que a su vez, llegado el ocaso, sufrieron la misma suerte. El problema que hoy afronta lo que llamamos Europa, u Occidente (el imperio heredero de una civilización compleja, que hunde sus raíces en la Biblia y el Talmud y emparenta con el Corán, que florece en la Iglesia medieval y el Renacimiento, que establece los derechos y libertades del hombre con la Ilustración y la Revolución Francesa), es que todo eso -Homero, Dante, Cervantes, Shakespeare, Newton, Voltaire- tiene fecha de caducidad y se encuentra en liquidación por derribo. Incapaz de sostenerse. De defenderse. Ya sólo tiene dinero. Y el dinero mantiene a salvo un rato, nada más.

Pagamos nuestros pecados. La desaparición de los regímenes comunistas y la guerra que un imbécil presidente norteamericano desencadenó en el Medio Oriente para instalar una democracia a la occidental en lugares donde las palabras Islam y Rais -religión mezclada con liderazgos tribales- hacen difícil la democracia, pusieron a hervir la caldera. Cayeron los centuriones -bárbaros también, como al fin de todos los imperios- que vigilaban nuestro limes. Todos esos centuriones eran unos hijos de puta, pero eran nuestros hijos de puta. Sin ellos, sobre las fronteras caen ahora oleadas de desesperados, vanguardia de los modernos bárbaros -en el sentido histórico de la palabra- que cabalgan detrás. Eso nos sitúa en una coyuntura nueva para nosotros pero vieja para el mundo. Una coyuntura inevitablemente histórica, pues estamos donde estaban los imperios incapaces de controlar las oleadas migratorias, pacíficas primero y agresivas luego. Imperios, civilizaciones, mundos que por su debilidad fueron vencidos, se transformaron o desaparecieron. Y los pocos centuriones que hoy quedan en el Rhin o el Danubio están sentenciados. Los condenan nuestro egoísmo, nuestro buenismo hipócrita, nuestra incultura histórica, nuestra cobarde incompetencia. Tarde o temprano, también por simple ley natural, por elemental supervivencia, esos últimos centuriones acabarán poniéndose de parte de los bárbaros.

A ver si nos enteramos de una vez: estas batallas, esta guerra, no se van a ganar. Ya no se puede. Nuestra propia dinámica social, religiosa, política, lo impide. Y quienes empujan por detrás a los godos lo saben. Quienes antes frenaban a unos y otros en campos de batalla, degollando a poblaciones enteras, ya no pueden hacerlo. Nuestra civilización, afortunadamente, no tolera esas atrocidades. La mala noticia es que nos pasamos de frenada. La sociedad europea exige hoy a sus ejércitos que sean oenegés, no fuerzas militares. Toda actuación vigorosa -y sólo el vigor compite con ciertas dinámicas de la Historia- queda descartada en origen, y ni siquiera Hitler encontraría hoy un Occidente tan resuelto a enfrentarse a él por las armas como lo estuvo en 1939. Cualquier actuación contra los que empujan a los godos es criticada por fuerzas pacifistas que, con tanta legitimidad ideológica como falta de realismo histórico, se oponen a eso. La demagogia sustituye a la realidad y sus consecuencias. Detalle significativo: las operaciones de vigilancia en el Mediterráneo no son para frenar la emigración, sino para ayudar a los emigrantes a alcanzar con seguridad las costas europeas. Todo, en fin, es una enorme, inevitable contradicción. El ciudadano es mejor ahora que hace siglos, y no tolera cierta clase de injusticias o crueldades. La herramienta histórica de pasar a cuchillo, por tanto, queda felizmente descartada. Ya no puede haber matanza de godos. Por fortuna para la humanidad. Por desgracia para el imperio.

Todo eso lleva al núcleo de la cuestión: Europa o como queramos llamar a este cálido ámbito de derechos y libertades, de bienestar económico y social, está roído por dentro y amenazado por fuera. Ni sabe, ni puede, ni quiere, y quizá ni debe defenderse. Vivimos la absurda paradoja de compadecer a los bárbaros, incluso de aplaudirlos, y al mismo tiempo pretender que siga intacta nuestra cómoda forma de vida. Pero las cosas no son tan simples. Los godos seguirán llegando en oleadas, anegando fronteras, caminos y ciudades. Están en su derecho, y tienen justo lo que Europa no tiene: juventud, vigor, decisión y hambre. Cuando esto ocurre hay pocas alternativas, también históricas: si son pocos, los recién llegados se integran en la cultura local y la enriquecen; si son muchos, la transforman o la destruyen. No en un día, por supuesto. Los imperios tardan siglos en desmoronarse.

Eso nos mete en el cogollo del asunto: la instalación de los godos, cuando son demasiados, en el interior del imperio. Los conflictos derivados de su presencia. Los derechos que adquieren o deben adquirir, y que es justo y lógico disfruten. Pero ni en el imperio romano ni en la actual Europa hubo o hay para todos; ni trabajo, ni comida, ni hospitales, ni espacios confortables. Además, incluso para las buenas conciencias, no es igual compadecerse de un refugiado en la frontera, de una madre con su hijo cruzando una alambrada o ahogándose en el mar, que verlos instalados en una chabola junto a la propia casa, el jardín, el campo de golf, trampeando a veces para sobrevivir en una sociedad donde las hadas madrinas tienen rota la varita mágica y arrugado el cucurucho. Donde no todos, y cada vez menos, podemos conseguir lo que ambicionamos. Y claro. Hay barriadas, ciudades que se van convirtiendo en polvorines con mecha retardada. De vez en cuando arderán, porque también eso es históricamente inevitable. Y más en una Europa donde las élites intelectuales desaparecen, sofocadas por la mediocridad, y políticos analfabetos y populistas de todo signo, según sopla, copan el poder. El recurso final será una policía más dura y represora, alentada por quienes tienen cosas que perder. Eso alumbrará nuevos conflictos: desfavorecidos clamando por lo que anhelan, ciudadanos furiosos, represalias y ajustes de cuentas. De aquí a poco tiempo, los grupos xenófobos violentos se habrán multiplicado en toda Europa. Y también los de muchos desesperados que elijan la violencia para salir del hambre, la opresión y la injusticia. También parte de la población romana -no todos eran bárbaros- ayudó a los godos en el saqueo, por congraciarse con ellos o por propia iniciativa. Ninguna pax romana beneficia a todos por igual.

Y es que no hay forma de parar la Historia. «Tiene que haber una solución», claman editorialistas de periódicos, tertulianos y ciudadanos incapaces de comprender, porque ya nadie lo explica en los colegios, que la Historia no se soluciona, sino que se vive; y, como mucho, se lee y estudia para prevenir fenómenos que nunca son nuevos, pues a menudo, en la historia de la Humanidad, lo nuevo es lo olvidado. Y lo que olvidamos es que no siempre hay solución; que a veces las cosas ocurren de forma irremediable, por pura ley natural: nuevos tiempos, nuevos bárbaros. Mucho quedará de lo viejo, mezclado con lo nuevo; pero la Europa que iluminó el mundo está sentenciada a muerte. Quizá con el tiempo y el mestizaje otros imperios sean mejores que éste; pero ni ustedes ni yo estaremos aquí para comprobarlo. Nosotros nos bajamos en la próxima. En ese trayecto sólo hay dos actitudes razonables. Una es el consuelo analgésico de buscar explicación en la ciencia y la cultura; para, si no impedirlo, que es imposible, al menos comprender por qué todo se va al carajo. Como ese romano al que me gusta imaginar sereno en la ventana de su biblioteca mientras los bárbaros saquean Roma. Pues comprender siempre ayuda a asumir. A soportar.

La otra actitud razonable, creo, es adiestrar a los jóvenes pensando en los hijos y nietos de esos jóvenes. Para que afronten con lucidez, valor, humanidad y sentido común el mundo que viene. Para que se adapten a lo inevitable, conservando lo que puedan de cuanto de bueno deje tras de sí el mundo que se extingue. Dándoles herramientas para vivir en un territorio que durante cierto tiempo será caótico, violento y peligroso. Para que peleen por aquello en lo que crean, o para que se resignen a lo inevitable; pero no por estupidez o mansedumbre, sino por lucidez. Por serenidad intelectual. Que sean lo que quieran o puedan: hagámoslos griegos que piensen, troyanos que luchen, romanos conscientes -llegado el caso- de la digna altivez del suicidio. Hagámoslos supervivientes mestizos, dispuestos a encarar sin complejos el mundo nuevo y mejorarlo; pero no los embauquemos con demagogias baratas y cuentos de Walt Disney. Ya es hora de que en los colegios, en los hogares, en la vida, hablemos a nuestros hijos mirándolos a los ojos.

Los godos del emperador Valente
 
"La Gran Manipulación”. Sabatinas intempestivas. Gregorio Moran. La Vanguardia

“Salvo el sufrimiento, todo lo demás, o es mentira, o está manipulado. Empezando por el niño, Aylan Kurdi -tres o cuatro años; información restringida-; sirio de la minoría kurda, echado sobre la arena como un durmiente. Lo único cierto es que está muerto, lo demás es espectáculo. La ropita bien colocada, los brazos como para ser retratados, la cabeza abajo, oculta, porque de estar mirando al cielo la representación hubiera sido políticamente incorrecta. ¿Ha visto usted alguna vez a un niño ahogado? El mar pisándole el cabello, con las olas en descenso. Un icono.

La manipulación de este pobre niño sobre el que nadie se pregunta nada, salvo quedarse anonadado ante la tragedia, es tan descomunal que avergüenza hasta escribirlo. A su lado, de pie, un soldado turco de espaldas, parece tomar nota de algo. ¿De qué? Se trata del trágico protagonista de una obra en un solo acto -la muerte accidental de un niño que viajaba con sus padres en una barca o una lancha neumática-. Los narradores de la trampa no se ponen de acuerdo. Les puedo asegurar, con más de cuarenta años de oficio sobre mi jeta muy trabajada, que detrás del turco impasible de bota alta, habrá como tres docenas de personas entre fotógrafos, cronistas, canallas y autoridades¿ ¿A qué esperan para retirar al niño? ¿A que llegue el juez que levante el cadáver? Y si fue así, ¿qué dijo? O esperaron a que el jefe de policía de Bodrum diera por terminado el espectáculo.

Conviene saber que Bodrum es el lugar más exquisito de la costa turca. El equivalente europeo a Cannes o Marbella, allí donde tienen asiento las clases dominantes turcas y algunos extranjeros dentro de toda sospecha, como el exrey de la Fórmula 1, Flavio Briatore. La exclusividad de la playa y el niño ahogado causan el mismo pasmo que una patera marroquí desembarcando en Marbella.

¡Les faltó tiempo para detener a los cuatro responsables de la embarcación! Cuatro sicarios de patera, sirios, por más señas. Pero qué pasó realmente. Porque la barca iba a Kos, isla griega a cuatro kilómetros de la playa en la que reposa muerto para los medios de comunicación un niño que nunca sabrá que además de entrar en el Paraíso, ocupa ya un lugar en la historia del mundo. Un icono histórico de trascendencia aún incalculable.

Porque la verdad es que los sicarios, esos mafiosos de medio pelo, llegaron a Kos, la isla griega, donde debían dejar la mercancía humana y hasta parece que la rodearon, pero nadie explica por qué volvieron, y zozobró, y allí murieron no sólo el pequeño Aylan Kurdi, sino su hermano Galib, apenas mayor que él y del que no se sabe en qué playa dejó sus restos, ni si había reporteros y fotógrafos en su entorno. Y su madre, Rihan, 35 años. Pero aquí es donde entramos en el terreno sumergido de lo inconcebible.

Abdulá Kurdi, el padre, recoge los cadáveres -mujer y dos hijos- y vuelve atrás desde las playas de Korum y se los lleva a su pueblo, Kobane, en Siria. Cómo lo hizo es para mí un misterio. Conociendo un poco la zona, las temperaturas no permiten traslados en una ambulancia sin nevera ¿O se arriesgó a las bravas rodeado de periodistas? Lo cierto es que enterró a sus muertos en Kobane, casi un barrio de la castigada ciudad siria de Alepo. Hay hasta una foto, confusa y un tanto equívoca, pero se da como oficial por las grandes agencias de información y servicios. Korum-Alepo, dos países diferentes -Turquía y Siria- y bastantes kilómetros para una furgoneta con tres muertos.

¿Alguien se imagina la diáspora española del final de la Guerra Civil? Esa misma que ahora cita como ejemplo el desvergonzado Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea y hombre capaz de dejar morirse de hambre a media Grecia, niños incluidos. ¡Que un padre republicano diera la vuelta para enterrar a sus hijos después de pasar la frontera francesa está fuera de lugar, de texto y de contexto!

Esto que estamos viviendo no tiene nada que ver con nada, y a mí me gustaría saber dónde está la Gran Oficina de Manipulación de la historia de este peculiar éxodo retransmitido por las grandes cadenas, donde se plantea algo inédito en la historia de la emigraciones modernas: “En nuestro país no hay futuro”. Los pobres, desde hace siglos emigran, porque les quitaron el presente.

Entremos en política, porque en definitiva es la única que ayuda a explicar las cosas. ¿Por qué se exige a los emigrantes, huidos, refugiados -los términos deberían analizarse porque dan muchas pistas- que sean sirios? Los brillantes transmisores de la Gran Manipulación sostienen que Siria lleva más de cuatro años de guerra civil. ¿Y cuántos lleva Iraq? Yo creo que José María Aznar debería abrir una sede para refugiados iraquíes y habilitar la FAES para instalar tiendas de campaña.

Es lo menos que se puede pedir a uno de los principales responsables del crimen de Estado y el destrozo de ese país que arrasaron.

¿Y qué decir de los libios, tan olvidados? El presunto intelectual y notable negociante Bernard-Henry Lévy llamó a la guerra santa “laica” para derrocar a Gadafi. Lo consiguió y barrió todas las pruebas de la colusión entre el dictador libio y la derecha francesa que se cobró beneficios de aquel Estado inventado, como todos, pero más frágil, y que tras la liquidación del gran líder se ha convertido en un lugar imposible, como si lo hubieran retirado del mapa. Bajo el control de las mafias tribales y sin ninguna posibilidad para su gente que no sea huir del desastre. Estos talentos de Estado estarían obligados, como Aznar, a que el sufrimiento que provocaron no lo tuvieran que asumir sólo las víctimas, sino sus promotores.

Siria es una obsesión geoestratégica desde hace muchos años. Israel lo sabe muy bien. Gobernada por una familia y una minoría chií, fue sin duda el país más estable y culto de una región regida por ricos asesinos amamantados de petróleo. Para liquidar lo que parecía el único reducto laico, las monarquías del Golfo, animadas y armadas por Estados Unidos, se lanzaron a cambiar el mapa y convertir los estados árabes en regímenes confesionales; lo que les debilitaba a todas luces y facilitaba el papel de Israel como jefe mafioso de la zona, único poseedor del arma letal: las famosas bombas. La operación salió de puta pena y lograron exactamente lo contrario de lo que se proponían. Irán, país no árabe, sobrevivió con una dictadura a la que ayudaron intensamente algunas potencias occidentales con el beneplácito de la inteligencia más audaz de Europa, ¿quién puede olvidar los textos de Foucault sobre Jomeini y su revolución?

No hay un solo Estado en la zona, Israel incluido, que no haya utilizado bombas de fragmentación o gases tóxicos. Todos las tienen y obviamente las usan, achacándoselas siempre al enemigo. Pero nuestro problema ahora es otro. Se trata de la Gran Manipulación, según la cual un país como Arabia Saudí, o Qatar, patrocinador de equipos que se jactan de su sentido democrático para engañar a los descerebrados sociales del fútbol, son al mismo tiempo quienes alimentan al Estado Islámico, que se dedica a arrasar fanáticamente todo lo que no se ajusta a sus principios. Nacieron del apoyo táctico de Estados Unidos y Francia, principalmente. Eso ha devenido en un hecho incontestable: las ansias de una vida normal de millares de iraquíes, sirios, afganos¿ Y se exhibe como algo tan prioritario de nuestra derecha europea, que se puede asegurar que a partir de ahora la impunidad bancaria y financiera, la ansiedad de recortes a las cada vez más sufridas clases populares, se convertirá en pan de cada día.

Aseguran que Merkel y Rajoy lloraron de emoción, conmovidos, ante el icono del niño de la playa de Bodrum. No hay Gran Manipulación sin sentimientos. Tener que callarte ante la política regresiva de los gobiernos conservadores de Europa o que te acusen de no ser solidario con la emigración. Y al tiempo tendremos que contemplar, perplejos, como ellos distribuyen unos fondos a partir de lo que nos están robando a nosotros”.

“La Gran Manipulación”. Sabatinas intempestivas. Gregorio Moran. La Vanguardia | Tiempos Canallas
 
Sí, pero la que se puede líar ahí es pequeña, porque están también ya los rusos y los iraníes por la zona. Y ayer a hostias en la explanada de las Mezquitas. Veo las mezquitas detonadas en un tiempo...
 
Interesante blog que apunta a que a eeuu tiene ahora prisa por liquidar a Assad.
También que Arabia Saudita le ha visto las orejas al lobo con el ei ...


....Así que visto lo rápido que van las cosas, tanto Turquía como EEUU tienen que acelerar el proceso porque el tiempo para derrocar a Bashar al-Assad se les termina. Ya sólo tienen seis meses para finalizar con lo que empezaron hace cuatro años y no han podido hacer en este tiempo.
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En los últimos meses se está asistiendo a un curioso giro de Arabia Saudita. De ser uno de los principales agresores de Rusia (con el petróleo como arma, apoyando que se abaraten los precios) a ser uno de los principales interlocutores. La historia del cambio de postura saudita empieza en junio, en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo. Un foro que boicoteó Occidente argumentando las sanciones impuestas por Ucrania y que fue rápidamente aprovechado por otros países para ocupar el espacio vacío dejado por Occidente. Uno de ellos, Arabia Saudita. Se inició entonces un acercamiento que está yendo cada vez a más y que comenzó con un acuerdo de colaboración sobre la energía nuclear.
.....
Lo que empezó con un acuerdo comercial se ha ido transformando en un cuasi-acuerdo político con Siria como referente. Aunque las diferencias aún son muchas, por ejemplo en cuanto al mantenimiento o no de Al-Assad como presidente (11), el camino hacia el acuerdo se está haciendo cada vez más corto.
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Los recientes ataques del llamado EI en Arabia Saudita parece que están comenzando a poner de los nervios a la casa Saud, cada vez más consciente de que ha estado alimentando un alien que ahora amenaza con devorarla a ella (y de que este alien es una herramienta estadounidense para debilitarla;
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Si finalmente se produce la visita del rey saudita a Moscú, como se ha dicho que se estaría negociando, se puede hablar ya abiertamente de que Arabia Saudita está buscando una puerta de salida del avispero sirio.

El territorio del Lince
Interesante lectura.
 
O sea, que realmente no hay un interés de Occidente -al menos de los EEUU- para acabar con daesh, vaya.
Lo más importante es el precio del petroleo.

Perdonadme si vomito un poco. :pota
 
Perdonad chicos pero un artículo que empieza así, casi que me ahorro leerlo...

Los progres nunca dejarán de asombrarme. ¿Pueden los progres ser todavía más estúpidos y más tontos útiles del imperialismo de lo que son?

Aunque luego venga el autor del blog, se presente para tener visitas y tal... Es basura enferma
 
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