Yo es que creo que todo este conflicto no viene de un 'choque cultural', sino de un choque entre valores modernos, y valores atrasados. Nosotros mismos (los 'cristianos') hemos tenido hasta no hace mucho costumbres muy similares a las de los musulmanes practicantes. Todo el rollo de que las mujeres vayan tapadas, que no se puedan relacionar con hombres que no sean de su familia o su marido y su sometimiento a ellos, la intocabilidad de ciertos dogmas religiosos bajo pena de muerte, las restricciones dietéticas bajo pena de condenación eterna ... Todo eso lo hemos vivido en este país con el cristianismo, y bastante nos ha costado salir de ello (aunque todavía algunos personajes traten de evitarlo) como para permitir que elementos de otras religiones pretendan que nos adaptemos a constumbres análogas porque es 'su cultura'.
Ni cultura ni pollas, no se trata de que no entendamos sus costumbres. Sus costumbres las entendemos perfectamente porque aún vivimos las secuelas de haberlas parecido, bajo otra denominación religiosa, durante siglos. Luchar contra algunas de esas costumbres e impedirlas en nuestro territorio no es intolerancia cultural ni racismo, es tratar de preservar unas normas de convivencia entre ciudadanos. La democracia y la libertad de expresarte y vivir tu vida como te plazca sin miedo a que te maten no son 'cultura', son derechos humanos básicos que actúan como mínima garantía de bienestar que se le debe exigir a cualquier sociedad que aspire a la felicidad de sus ciudadanos. Por eso, y aunque suene 'supremacista', creo sinceramente que nuestro modelo de sociedad de inspiración laica, con sus defectos, es superior a la de cualquier sociedad que se rija bajo una ley religiosa de cualquier signo. Y no debemos permitir de ninguna manera cualquier imposición de gente que se rija por la fe dogmática en vez de la razón. Sobre todo, porque los primeros a quienes les conviene la tolerancia y la libertad de discrepar de la opinión ajena son los propios creyentes.
Un saludete.