Se me ocurren más cosas antes de irme a dormir:
-Quitarle valor a una película si se ven en ella saltos de eje. Si este es el criterio para juzgar el cine, mejor dejarlo.
-Confundir el esteticismo vacuo con la belleza. La belleza surge de la adecuación.
-El guionista que antepone su trabajo al del resto del equipo de una película y se niega a asumir que lo que hace es una parte del proceso de trabajo como cualquier otra. Es más importante un corte que una frase.
-Repito una: seguir hablando de los guiones como si los pudiéramos leer. ¡Pesados! El guión no es una transcripción de lo que ocurre en pantalla. No sabéis lo que había en el guión y no debería importaros. Hablad de las imágenes y sonidos.
-El academicismo en todas sus vertientes. No existen planos correctos o incorrectos. Hay muchas maneras de filmar una ciudad, un beso, una muerte, un paseo nocturno o un llanto.
-Limitar los visionados cinéfilos únicamente al mainstream americano actual y luego ponerse a dar lecciones como si se hubiera visto todo. Hay que verse a Stroheim, Murnau, Ford y Epstein cientos de veces. Con eso llega para entender algo.
-Tiene más valor la construcción sutil de una secuencia que el ocasional plano espectacular introducido para deslumbrar al espectador impresionable.
-Hablar de referencias cinéfilas cuando estas son risibles. Las mejores plumas y maestros de la historia del cine han visto más que tú y ya han dicho más que lo que tú o yo diremos en nuestra vida. Ellos probablemente se estén riendo de tus argumentaciones. ¿Qué hacemos dando lecciones sin haber pasado antes por Daney o Bazin?
-Hablar de forma cinematográfica sin saber qué significa la palabra forma. De nuevo no hemos leído ni visto nada.
-Negar que Hong Sang-soo es mejor que Spielberg.
Buenas noches.