Un comentario.
Vicente G. Moreno
TODO UNA RADIOGRAFÍA DE LO QUE SOMOS
No tan impresionante es la lectura del decálogo, como la lectura de los comentarios. Sin entrar en mayor debate, es realmente aterrador el efecto devastador que ha tenido el “decálogo” en muchos de los comentaristas. El texto reta al lector a enfrentarse con sus creencias que, como tales, no tienen ninguna conexión con la realidad pero vertebran y determinan nuestra visión del mundo. El debate generado reta a una realidad social, religiosa y política profundamente arraigada en las sociedades y en las personas desde que el ser humano se volvió sedentario y creó las ciudades.
Cuando hablamos de revoluciones económicas y sociales no hablamos de evoluciones, hablamos de rupturas. El mundo en el que vivimos hoy sería inaceptable, inimaginable y aberrante para alguien nacido en el siglo XIV. Nuestro modelos de relación, nuestra visión del sexo, del matrimonio, del trabajo, de los derechos del ser humano, de la salud, de los hijos, nuestra ciencia, nuestra imagen del Universo… Todo ello sería para la inmensa mayoría de los hombres y mujeres de 1350 simplemente “obra del diablo, blasfemia… el infierno en la Tierra”. Muchos de estos comentarios, expresados por mujeres y hombres “de izquierdas”, me llevan a una reflexión aún más aterradora que el pavor verbalizado por muchos de los post. ¿Seremos capaces de evolucionar, adaptarnos, convivir con la diferencia o nos convertiremos en seguidores de cualquier Trump de pacotilla que nos devuelva a un mundo sencillo, conocido, que no nos rete, donde todo cambie para que todo siga exactamente igual?
El enemigo no está en el exterior, está en el interior de nosotros mismos.
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Mariluz
Buen lunes a todos. Soy mujer, doctorada en filología y profesora de secundaria desde hace veinticinco años. En primer lugar me llama poderosamente la atención que se publique un artículo sobre cómo debemos y no debemos comportarnos los profesores y profesoras. También se nos dicta qué debemos o no enseñar y hasta cómo hemos de evaluar. Si no entendemos o no estamos de acuerdo con este decálogo es porque no hemos llegado al profundo nivel de intelectualización y conocimientos de estas dos señoras que generosamente nos recomiendan toda una serie de lecturas y autores musicales para que La Luz se haga en nuestras desdichadas mentes y vidas.
Vamos a ver, yo no sé qué escuelas conocen ustedes pero no se corresponden en absoluto con ese mundo hostil hacia la mujer o hacia orientaciones sexuales diversas que ustedes describen. Desde hace muchos años hemos tenido jóvenes transgenero y a todos se les ha llamado y tratado como ellos querían, a las niñas no se las discrimina, es más, por norma general son mejores alumnas. Las clases de EF son iguales para todos desde que empecé a trabajar así que no sé de donde sacan determinadas conclusiones. Lo de prohibir libros y prescribir otros, ¿ es una broma? Porque de no ser así se aproxima bastante a hechos históricos de muy infausto recuerdo.
Prohibir el fútbol. ¿De verdad creen que se puede coartar la libertad del alumnado? Queremos seres humanos libre pensadores y libres en sus hobbies. Muchas chicas juegan al fútbol. A mi me gusta el fútbol pero es que este ejemplo parece sacado de un diario de adolescentes resentidas de los años 70 u 80.
El idioma lo crean los hablantes, se transforma ,se adapta, evoluciona… pedir eso que piden demuestra muy poco conocimiento y respeto a la lingüística y su función. Una vez más una imposición, estoy que no salgo de mi asombro.
No sé realmente a qué viene este tsunami feminista radical, políticamente correcto que nos inunda en estos últimos meses, diríjase que parece muy pero que muy orquestado. Cómo funciona a golpe de tweet, la gente joven se deja arrastrar y no se informa, así con todo… La lucha por la igualdad comenzó hace mucho, actualmente hay más mujeres que hombres en la universidad y como todo en esta vida, las cosas irán equilibrándose y ese esa la palabra, equilibrio porque no tendría sentido pasar de una sociedad heteropatriarcal a otra homomatriarcal. Los docentes tratamos de ayudar a crear una sociedad justa y sin violencia, sin discriminación. No creo que sea justo discriminar a los chicos, arrinconar a los hombres y crear una especie de raza diferente de supermujeres culpadoras de todos sus males a los hombres, raza inferior.Los hombres y las mujeres tenemos los mismos derechos pero no somos iguales, biológicamente no lo somos, lo cual es una bendición. Ya sé que se reniega de eso una y otra vez y se remiten a roles culturales…. Basta observarnos desde pequeños, de adolescentes… para ver que nuestro funcionamiento no es igual y eso nos enriquece, por fortuna.
Artículos como este dan miedo, mucho miedo. Esta no es la sociedad ni la actitud agresiva que queremos para nuestros jóvenes sean del sexo que sean.