Lerink siempre abre jugosos melones, y quiero insistir un poco más en esa idea de elegir un lado. En mi caso no creo que no tomar partido sea reaccionario. O puede, pero lejos de lo que yo ahora podría considerar reaccionario, el ultraconservadurismo de ciertos políticos o instituciones religiosas, por poner un ejemplo.
Pero no voy a desenredar ese ovillo de lana. En este caso, no creo tener yo o ser conocedor de un terreno masculino. No lo practico sobre mi vida. No se que es eso. Lo femenino me viene grande, y lo masculismo lo llevo con estoicismo. Me explico. Yo no abandero nada. No tengo una experiencia en la vida de luchar por mi espacio como hombre frente a una chica. Probablemente si lo tuviera, la cosa cambiaría, pero por ahora no tengo una labrada experiencia para hablar sobre ello. Por ello, desde fuera, la situación que se describe no me parece tal. Yo no defiendo la preponderancia masculina sobre la femenina. Me gustaría que hubiera una señora Presidenta del Gobierno capaz al igual que no deseo y me dan mierda, hombres incapaces en el poder.
No se si lo de tomar partido es una obligación, pero también hay una escala de grises por las que siempre he optado por situarme para no amargarme. No vendo mi pensamiento a un bien mayor, en el sentido que no renuncio a mis ideas ni paso a rumiar lo que me parecen chorradas. Estoy muy a favor de unas cosas, muy en contra de otras. No me voy a comer aquellas de las que estoy en contra por las que estoy a favor. Mi discurso es ese, y si no gusta, lamentablemente no tengo otro. Puedo estar radicalmente a favor de muchos temas que proclaman las ideas de la igualdad, como concepto general, pero claro, de una idea, una utopía como es el caso (seamos serios), surgen también muchas voces populistas que puedo bien comprar o no.
Por ejemplo, ya hemos hablado aquí del aborto y la libertad de la mujer que muchos defienden en torno a ello. Yo no me he posicionado a favor del aborto (con muchos matices) y mis reflexiones morales que no parten de Rouco, sino de lo que yo pienso filosóficamente al respecto. Yo no impongo mis ideas, no voy a salir a manifestarme o a insultar a alguien. No voy a excomulgar a nadie, ni dejaré de respetar a las personas. Al mismo tiempo también hay otra lucha que tiene que ver con la igualdad, con la que yo si me muestro partidario, por ejemplo en que el Gobierno proteja a la mujer embarazada de las leyes del Mercado, por ejemplo despedirla por haberse quedado embarazada. Eso si es desigual, es machista o lo que queramos llamarlo, como no pagar lo mismo o todo lo demás.
Pero claro, en anteriores días, hoy, y otros también señalaré esa nube de hipocresía en la que estamos respirando, un mundo donde la propia mujer es un producto a todos los niveles. Absolutamente dantesco, criminal, y eso hace bastante daño al concepto justo o a las medallitas que nos queramos poner.
Muchas veces es ser peregrino en una tierra de infieles. No me puedo escorar del todo a A si veo que en Z hay cosas con las que también me siento identificadas.
Una vez, estuve unos meses en un Partido Político. PSOE creo recordar que se llamaba. Fue ir dos días a la sede, ver los "proyectos" y los prejuicios que allí existían a los razonamientos (en este caso era curiosamente sobre Toros, algo en lo que yo también me cisco) y decir que mi cerebro es mío, no de nadie más. Yo puedo debatir, exponer mis ideas y que no me escuchen. Pero no renunciaré a ellas por un "bien mayor". Si algo me parece ilógico, fuera de la realidad, está fuera. Lo siento. No puedo. Ahí está el no coger partidos. Hay un contexto global que puede explicar cualquier salvajada, vamos a verlo primero, adentrarnos en él, para posteriormente tomar decisiones.