Discriminación "Positiva" y Políticas de "Igualdad"

Si mañana una pareja de yonkis se pelea por una dosis y ella fallece, es violencia machista.

Si una mujer agrede a su marido con un cuchillo, éste la esquiva y tras un forcejeo ella muere, es violencia machista y así puedo seguir todo el día....

Tienes razón, es una conspiración para criminalizar a todos los hombres. Y nada mejor que inventarse ejemplos para demostrar una tesis. :fiu

Y seaker, nadie dice que no haya mujeres que no maltraten a hombres, pero en una cantidad RIDÍCULA con lo que hay del otro modo. Aceptemos de una maldita vez que vivimos en una sociedad con siglos de machismo a sus espaldas y que las mujeres han sufrido mayor opresión que los hombres, en lugar de fijarnos en las excepciones.
 
Que no me fijo en las excepciones, digo que la sociedad sigue siendo extremadamente machista y hasta se acepta de buen grado. hemos convertido a la mujer en objeto de consumo.
 
Efectivamente, hay mucho machismo, como también hay muy poca voluntad de combatirlo tanto entre hombres como en mujeres. Normal, teniendo en cuenta que los modelos a seguir que nos imponen los medios son, básicamente, el de los chuloputas y las busconas. ¿Es una simplificación? Sí, pero mirad la propaganda a vuestro alrededor, eso es lo que predomina. Muchas tías desde luego ni se plantean que haya otras maneras de realizarse en la vida que esperar a que gracias a tu físico y presencia te vengan regaladas toda la gloria y la posición social. Y desgraciadamente, es así porque nuestra sociedad funciona en torno a esos valores. Es la pescadilla que se muerde la cola. ¿Y quién rompe con ese círculo vicioso?


Un saludete.
 
Última edición:
El producto "Mujer" con sus complementos es similar en marketing y prestigio social a un coche. Otorga status al varón.
 
El producto "Mujer" con sus complementos es similar en marketing y prestigio social a un coche. Otorga status al varón.

Lamentablemente, esa es la ideología predominante, tanto en hombres como en mujeres. Que nosotros creamos que no somos así, o que conozcamos a gente que no sea así, no significa que no estemos rodeados por esa manera masiva de concebir las relaciones hombre-mujer. Y, repito, ¿quién lucha públicamente contra eso?¿De qué sirven las políticas de igualdad, si quienes las conciben las pervierten luego colocando a amiguitas, conocidas e inútiles varias en puestos que a buen seguro que les vienen grandes (bueno, más o menos igual que a muchos cargos politicos masculinos, todo hay que decirlo)?

Un saludete.
 
Y no deja de ser curioso eso, mientras se idean políticas estériles y campañas vacuas en contenido contra la violencia doméstica, vivimos en un mundo rodeado de sexismo que se acepta de buen grado. Como toda la hipocresía que nos rodea. Igualdad, libertad, fraternidad... La sociedad es machista. En primer lugar las teóricas víctimas de ese machismo que inunda la sociedad. Zara, Mango, H&M... Comparemos el repertorio de moda masculina contra el de moda femenina. Ve a un Zara y encuentra el guetto para moda masculina rodeado de toda clase de trapos para la mujer. Eso existe. ¿Por qué? Porque hay alguien que compra. ¿Quién? Las chicas, mujeres, que tienen que salir a comprar el pan PERFECTAS. Su rol en el Siglo XXI. Vistete y píntate como Barbie para que te tomen en serio. Publicidad, televisión y coleccionismo de zapatos. No es que esté dando una visión parcial y sesgada, es que en su gran mayoría las mujeres responden en la medida de sus posibilidades al canon de belleza que nos llega por todos lados.

Nosotros por ejemplo. Una camisa, un pantalón y estamos arreglados. Te echas un poco de gomina de forma descuidada y no hace falta ni que te afeites. Se agradece esa "rebeldía". Ahora vete a una hembra, por hippie que sea. Busca el modelito, dúchate al modo Pantene para que tu pelo este sano, alísatelo, embadurnate la cara de potingues, maquíllate, tíñete... Y nos gusta que se arreglen, nos enternece de alguna forma y por qué no decirlo, nos gusta presumir de chavala. Y muchas mujeres entran de buen grado al juego. Las gusta arreglarse, tener zapatos según la ocasión, sentirse guapas, agradar... Como la Nancy.

Y ya nos vamos a las clases altas, y la hermosa hembra esculpida con cintura de abeja sencillamente es un maniquí. Muestra ciertos automatismos y te acompaña del brazo y lo puedes adornar con joyitas, modelitos que no la visten a ella, te visten a tí. Son como el reloj de la muñeca del chorbo, un complemento a su "valía" como hombre de negocios. Sácala del Mercedes esperando ojos que la quieran poner a cuatro patas, y eres el puto amo. Más hortera no puedes ser, pero en tu club, te verán como the fucking master of the universe. Cuando acaba la fiesta, tírala en casa o dale la Visa para que en la siguiente fiesta esté igual de esplendorosa y aprovecha esos ratos para irte a jugar al Paddle con el analista de compras Junior Senior de todos los santos de la empresa de enfrente para venderle el humo que tan bien sabes vender.

Y es que está muy bien. Somos tan igualitarios que el producto que mejor se vende es la mujer. Cómete copos de avena de laboratorio de Monsanto para tener ese culo. Bebe este agua para estar así de delgada, cómprate esta crema hecha con el culo que te quitaste hace dos meses para que con cuarenta parezca que tienes dieciseis años... Y comprate esto para que tengas a una mujer así. Y así es la vida. La realización personal femenina para El Corte Inglés es ser una aburrida princesa.
 
Efectivamente, el entender a la mujer como un objeto, como una posesión, no está en la cabeza de unos cuantos neandertales que intimidan e incluso matan a sus parejas. Está en la base de nuestro sistema social, por eso muchas mujeres aceptan dicho papel de buen grado sin plantearse nada más, y las que tienen más éxito en ser el complemento más preciado de los pro-hombres se convierten en objeto de adulación y envidia del resto de féminas de este mundo, alimentando el perverso círculo que, en sus últimas consecuencias, lleva al maltrato hacia mujeres que han sido educadas en la creencia de que sin un hombre a su lado no son más que una pulsera sin muñeca en la que lucirse. Y repito una vez más, ¿quién lucha contra ello en serio?

Un saludete.
 
mientras se idean políticas estériles y campañas vacuas en contenido contra la violencia doméstica

Eso es lo que crees tú, vaya. Ya me explicarás en que te basas para desprestigiar esas políticas.

Nosotros por ejemplo. Una camisa, un pantalón y estamos arreglados.

Ahora resulta que no hay hombres obsesionados con la moda: ¡los tienes en la tele las 24 horas del día!

Y repito una vez más, ¿quién lucha contra ello en serio?

Mucha gente, que, curiosamente, luego son desprestigiados por ellos, llamados feminazis y otras lindezas.
 
Me baso en que esas campañas caen en saco roto dentro del mundo donde existen certámenes de belleza y lo que mola es llevarte a la más guapa del baile como trofeo.
 
ARTURO PÉREZ-REVERTE
Ese Tenorio machista

En blogs interneteros y sitios así, algunas militantes de la rama ultrarradical feminazi -no mezclar ni agitar con las feministas respetables, cultas, razonables, de infantería- echan espumarajos de indignación porque, en este noviembre que ya fenece, ha vuelto a representarse el tradicional Don Juan Tenorio en algunos teatros españoles. Argumentan las individuas que la famosa obra teatral de Zorrilla está protagonizada por un chulo machista y violento, un misógino desalmado que medra con la mentira, el engaño y la seducción de mujeres desvalidas; y cuya alma, para más Inri, acaba salvándose in artículo mortis gracias al amor puro y los buenos oficios de la dulce e inocente doña Inés. O sea, que ni siquiera el desenlace proporciona a la espectadora concienciada el consuelo final de ver al infame seductor ardiendo en los infiernos.
Recomiendan las antedichas radicalfeminatas, con esa deslumbrante facilidad para la simpleza sin complejos que a algunas de ellas adorna, que el Tenorio -«Pesadilla recurrente», lo llaman- no se vuelva a representar en jamás de los jamases. «El personaje es machista hasta el ridículo», afirma por escrito una de ellas, añadiendo -con cierta dislexia sintáctica, dicho sea de paso-: «Es el prototipo de aquello que buena parte de la ciudadanía queremos erradicar: la actitud chulesca, el desprecio a las mujeres, la exaltación de algo a lo que llaman amor hasta la muerte... Forma parte de una tradición que habría que desterrar de una vez por todas».
Uno, modestamente, conoce un poco el Tenorio. Desde niño. Entre otras cosas, porque mi abuela materna -a la que ninguna feminista de hoy podría dar clases de lucidez, cultura e independencia personal e intelectual- me lo recitaba a menudo, pues lo sabía de memoria, como casi toda la gente educada de su generación. Después, que yo recuerde, lo he visto innumerables veces, tanto en el añorado Estudio 1 de la tele como a lo vivo en teatros, representado por Armando Calvo, Fernando Guillén, Sancho Gracia, Juan Diego y otros -todos, en realidad- grandes actores de cada momento, con mujeres extraordinarias como Gemma Cuervo, Emma Cohen o Concha Velasco dándoles la replica en el papel de doña Inés. Quiero decir con esto que llevo cincuenta años de mi vida oyendo decir «Cuán gritan esos malditos», y algo me suena su materia: la ironía, la vanidad, la vileza, el orgullo, la culpa, el castigo, la redención, el honor ridículo y trasnochado. También, claro, los estereotipados personajes, la imperfección del verso, los ripios infames, lo antipático del protagonista y sus amigos. Esa clase de cosas. Y sobre todo, la certeza absoluta de que en esa obra teatral a menudo torpe, tópica de sí misma, late también algo genial que la hizo famosa y que todavía hoy le permite, ante cualquier clase de público, subyugar y divertir como pocas. La inmensa intuición dramática de Zorrilla, el instinto narrativo que circula bajo la piel de cada torpe y facilón verso del Tenorio, lo convirtieron en la obra de teatro más conocida y representada en la historia del teatro español. Un clásico indiscutible, incluso a pesar suyo. Historia inmortal de la escena dramática.
No hay nada más estúpido que mirar el pasado sólo con los exclusivos ojos del presente. Don Juan Tenorio, que recogió eficazmente una tradición literaria clásica, poniéndola al día con un deslumbrante barniz de romanticismo populista para el gran público del siglo XIX, debe ser vista como lo que es, o fue, y disfrutada en su contexto. Ya no existen donjuanes a lo Zorrilla, por fortuna hasta para ellos mismos, porque son, efectivamente, ridículos. Y eso es lo que hace aún más interesante comprobar, en el teatro o fuera de él, cómo esos personajes eran vistos en el pasado. Ésa es, creo, la única forma de encarar con criterio lúcido los cambios necesarios del presente: desde un punto de vista culto, conocedor del asunto, y no desde clichés fáciles y lugares comunes que apenas disimulan la ignorancia y la indigencia intelectual de quienes tras ellos se escudan. Pretender que se proscriba el Tenorio por machista es como pedir que, por el mismo motivo, se proscriban el tango, la copla, el corrido o el bolero. Por las mismas imbéciles razones habría que desterrar de la vida, la educación y la cultura, entre otras muchas cosas, gran parte del teatro y la poesía españoles del Siglo de Oro, los dramas románticos o el teatro y las novelas de Jardiel Poncela. Por ejemplo. Y tampoco el Quijote se libraría del expurgo. Ni, por supuesto, la poesía extraordinaria, crisol fascinante de la lengua española, de aquel despiadado y genial misógino que fue don Francisco de Quevedo.

http://www.finanzas.com/xl-semanal/firmas/arturo-perez-reverte/20131124/tenorio-machista-6576.html
 
Más allá del tema del artículo, está claro que a Reverte le encanta meter su inquina con el feminismo, sabiendo que se le ha acusado varias veces del machismo que rezuman sus artículos.
 
Es que estoy de acuerdo. No veo ahí nada machista.

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Lucidísimo una vez más.

Me quedo con esta frase, por su aplicación a este foro:

No hay nada más estúpido que mirar el pasado sólo con los exclusivos ojos del presente.

Pues no sé porqué lo dices. Aquí no se critica el pasado, se critica que ese pasado se siga viendo normal hoy en día, que es lo lamentable.

No seré yo quien critique a la gente del pasado, pero criticar el intentar avanzar en el presente sí que me parece triste y lamentable.
 
Los avances se han de hacer desde la cabeza, la lucidez, la cultura y la templanza. No desde el populismo, la estupidez, la demagogia y sobretodo, la ignorancia. Lamentablemente los avances, o más bien los retrocesos, solemos hacerlos desde la segunda perspectiva.

Si sometemos las necesidades de cambio a unas exclusivas leyes de mercado, podríamos decir que a día de hoy no hay demanda. A todo el mundo le gusta el producto, la utopía, pero nadie compra.
 
Que es fácil hablar de avances cuando se defiende a alguien que pide "mujeres de verdá" para su goce y disfrute y las compara con caballos, entre otras lindezas.

Si en lugar de clamar por "mujeres como las de antes" lo hiciese por "negros como los de antes", cambiaba la cosa.
 
En busca un tuitero por apología de la violencia machista.

http://www.huffingtonpost.es/2013/11/24/policia-muerenpocas-twitter_n_4332628.html?utm_hp_ref=spain

Ejem. Me da pena la incapacidad de este país, incluida la policía para distinguir a un simple y triste trollazo solitario sin amigos de alguien que dice lo que dice. La gente, cada día más imbécil lee de forma literal, se escandaliza y no es capaz de ver un poco más allá y dedicar a este personaje un simple: pues vale chaval, das pena. Punto.
 
En busca un tuitero por apología de la violencia machista.

http://www.huffingtonpost.es/2013/11/24/policia-muerenpocas-twitter_n_4332628.html?utm_hp_ref=spain

Ejem. Me da pena la incapacidad de este país, incluida la policía para distinguir a un simple y triste trollazo solitario sin amigos de alguien que dice lo que dice. La gente, cada día más imbécil lee de forma literal, se escandaliza y no es capaz de ver un poco más allá y dedicar a este personaje un simple: pues vale chaval, das pena. Punto.

:facepalm
 
Usted perdone, comento lo que me da la gana, gracias.

¿Puede alguien decirme qué tiene de sexista esta definición?

Mujer. Persona del sexo femenino. / Que tiene las cualidades consideradas
femeninas por excelencia.
 
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