Una de las cosas más interesantes, cuando sale un caso mediático, es que mucha gente parece tener la infantil idea de que el crimen es mera cuestión de trámite que desaparezca, que se puede erradicar.
Si incluso en las sociedades totalitarias y estados policiales han aflorado el crimen y la corrupción, ¿como no va a existir el crimen en sociedades democráticas? El crimen es parte de la naturaleza humana, allá donde haya humanos, siempre habrá cierto porcentaje del mismo, es ineludible.
Ante eso podemos tomar dos acciones como individuos: asumirlo e intentar protegernos lo mejor posible, o ignorarlo porque a nosotros "nunca nos pasará".
Veo muchos mensajes por las redes de "queremos correr sin miedo" o "queremos ser libres de volver solas a casa" y similares, que me parecen una irresponsabilidad. El mundo es como es, no como debería ser.
La teoría la conocemos todos: vivimos en un país libre y democrático, podemos circular libremente por todo el territorio nacional y, si respetamos a los demás, no tiene porque pasarnos nada malo.
La práctica es imperativo conocerla también: que hay ciertas zonas que es mejor no frecuentar, que hay ciertas actividades que es mejor no realizar en solitario o por la noche, si te vas en verano de vacaciones, procura no decírselo a nadie desconocido, etc.
Sí, es injusto tener que tomar precauciones para hacer cosas sencillas e inocentes que tenemos derecho a hacer, como pasear tranquilamente por cualquier barrio sin meternos con nadie. Cuando yo iba al instituto, teníamos por costumbre llenarnos la cartera de monedas y meter los billetes bajo los calcetines, porque raro era el fin de semana que no te atracaban a punta de navaja o jeringuilla al volver a casa, y era algo que causaba impotencia. Es injusto tener que tomar precauciones por miedo a que te agredan, a que te violen, te roben, o a que te maten. Pero la actitud de "yo soy libre y por lo tanto hago lo que me da la gana, mis cojones / ovarios son del tamaño de un portaaviones y no tengo miedo a nada ni nadie" supone una negación de la prudencia que han ostentado las generaciones que nos han precedido. Sí, eres libre, puedes ir donde quieras y cuando quieras, con los ojos cerrados si quieres, pero igual un día, te toca pagar un precio altísimo por esa libertad.
Pensar que se puede cambiar la realidad a base de tweets y memes es cortejar la desgracia. Sí, si el mundo fuera como debe ser, nadie tendría que tener miedo a hacer cualquier cosa y ser agredido o muerto en el proceso. Pero vivir en el mundo que es, como si fuera el que debería ser, es participar en una lotería.