En ese punto incidió también su compañera de equipo, la experta en endometriosis Marina Kvaskoff, del centro de investigación Inserm de Paris. “En lugar de invitar a mujeres a la mesa, algunos hombres deberían dejar la mesa para permitir subir a compañeras más competentes”, dijo. Con este comentario tocaba otro argumento del equipo en pro de las cuotas: fortalecimiento de la meritocracia. En campos como la ingeniería, los chicos mediocres perseveran, mientras que solo las chicas de sobresaliente llegan hasta arriba. Un límite al número de hombres permitirá la presencia de más personas excelentes en los puestos sénior, aducían.