Me hace una gracia tremenda que se hayan puesto tan de moda los dramas coreanos, con amores imposibles, y luego sus seguidoras digan "son amores que ya no existen." Claro, hija mía, porque es ficción.
Un amigo mío y su mujer han estado en un par de ocasiones en Corea del Sur y Japón, la primera por su viaje de novios y la segunda por la participación de él en el Maratón de Tokyo (un mes las dos veces). Comentan que parecían muy formales, tanto ellos como ellas, y terminaban con polvos de una noche con borracheras en los garitos*
, para romper el hielo, y el romanticismo brillaba por su ausencia, en dos países muy machistas donde las mujeres se están empezando a espabilar porque han sido tradicionalmente un puto cero a la izquierda.
*En los locales donde no había "extranjeros" les negaban sistemáticamente la entrada porque no eran ni japoneses ni coreanos. Daba igual que fueran con un guía occidental que hablaba con soltura ambos idiomas. ¡Qué sorpresa!
Mi hermana y mi prima fueron compañeros de clase de dos chicos españoles de familia coreana (tenían el gimnasio
Lee Do Kwan en Alcalá de Henares, Madrid),
"Taga" y "Pana." Sus padres tenían muy claro que tarde o temprano volverían a Corea del Sur y les dijeron, ojo a las palabras, "Nada serio con estas putas españolas, que no saben cuidar una casa y una familia, vosotros os vais a casar con chicas coreanas."