siempre es más fácil tragarse una despedida voluntaria que una forzada por las circunstancias y el bien ajeno por norma general, sobre todo en una serie que aunque toque paslos oscuros tienda a los finales, sino felices, más o menos agridulces, y lo de ayer es demasiado desolador para esta serie, incluos si contamos con la putada hecha a Donna. Clara desapareciendo destrozada y sola en mitad de la multitud vulgar sin su amado y su mejor amigo y su mundo de martavillas, habiendolo perdido todo, se hace difícil de tragar en Doctor Who como final de una relación por muy oscuro que se quiera poner Moffat. Gustará a muchos, alabaran los huevos y tal como si los finales tragicos fueran meritorios solo por el hecho de serlos, nos aburriran con su dechado de "ej que en la vida real es así" cuando la vida real, tal cual concebida, ni exista ni tiene una sola manera de ser, pero aunque no es imposible, y desde una perspectiva narrativa pura, es excelente, aunque triste, aquí, pues no pega.
Tematicamente es un final perfecto, no obstante. Entre muchos temas, esta serie ha puesto un ojo sobre las complejidades de las relaciones humanas, una vez se ha alcanzado un valor de cierta intimidad, los dimes y diretes, los tira y afloja, las crisis, las reconciliaciones, la dependencia, la inflluencia que tenemos sobre los que amamos y la influencia que lso que nos aman tienen sobre nosotros para bien y mal... Una temporada sobre el amor en el más amplio sentido, en el romántico y en el de la más profunda amistad. Y sobre nuestras querencias, nuesras mentiras, y las consecuencias de nuestras acciones sobre ese circulo de amores. Y hasta donde podemos llegar para mantenerlo y para recuperlos, de nuevo, paqra bien o para mal. Hasta The master ha surgido como un amante/amigo del alma que llega a matar a Osgood practicamente por celos. Un amigo/amante, eso si, oscuro, egoísta, cruel y cuyo concepto de Eros es afin al del placer que tenían los cenobitas. Quiere recuperar a su amigo, quiere darle lo que cree que quiere, pero en el fondo solo piensa en su propio deseo sin realmente importarle el de su supuesto amigo. Es pura simetría perfecta que la temporada acabe con el amor más fundamental, el acto de amor supremo, el amor como debe ser, la antitesis del amor de The Master: la renuncia al otro aunque te rompa el corazón, por su felicidad.
Y el Doctor, confontado con The master, un verdadero ser perverso, confrontado con la verdadera esencia de sus acciones, cuando su típica elección difícil le muerde el trasero el momento en el que no puede enfrentarse a ella con frialdad porque es demasiado personal y siente en sus carnes aquelloq ue no había podido permitirse sentir cuando sacrificaba a otros sin remedio, quizás en ese momento de inevitabilidad se da cuenta de que definirnos como buenos o malos, o de cualquier otra forma, puede que sea más o menos cierto, pero es bastante simplista, porque al final todos somos simplemente unos idiotas que pasabamos por aquí intentando hacerlo lo mejor posible con la ayuda de nuestros seres queridos.
Desde un punto de vista puramente temático y dramático, me ha parecido una temporada puramente ejemplar, con actores en un estado especial de gracia, y aunque me suele gustar muchísmo toda la obra de Moffat, incluido su Who, creo que esta es la temporada en que este su Who ha alcanzado en calidad a su Sherlock, que me sigue pareciendo, tercera temporada incluida, su obra más genial.
Y ahora puedo, felizmente, añadir esta.