Educar a un hijo

Yo soy padre novato y con poca experiencia, y no discuto en absoluto la teoría que plantea i-chan (a grandes rasgos)...solo opino que en todas las facetas de la vida, la practica es un puntal del que hacer diario...y "no tanto" la teoria.

La teoria ayuda muchisimo...pero hay veces que hay que prescindir de ella para salir de X situaciones, donde la experiencia y el saber manejarte (ser resolutivo en la praxis, aunque sea cocinando un huevo frito con una lupa encima de un maletero de coche) es lo que vale...

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Bravo, se puede decir más alto pero no más claro...

http://www.que.es/ultimas-noticias/...-carta-profesora-unos-padres-tocapelotas.html

Carta de una profesora a unos padres 'tocapelotas'
Esta es la carta que una profesora dirige a los padres de un alumno que se molestaron porque había castigado a su hijo. No tiene desperdicio.

Estimados padres de Jaime;

Les escribo esta carta para explicarles por qué tuve que castigar la semana pasada a Jaime. Sé que no les gustó y no están de acuerdo con la decisión que tomé. Quiero hacerles ver la necesidad de tomar esa decisión y cómo no tendría que haberla tomado si ustedes hubieran hecho su trabajo, como padres, en casa.

Yo soy profesora de una clase con 25 niños de entre 8 y 9 años. Mi trabajo y objetivo es formar a todos esos niños en el ámbito académico que les corresponde por edad. Enseñarles lengua, matemáticas, etc, pero también despertar en ellos la curiosidad por aprender cosas nuevas y mantenerlos motivados. Pero no soy quien debe enseñarles modales y/o respeto por los demás.

Esa es tarea suya. Al igual que enseñarle unos buenos valores, despertar en él una conciencia social y procurar que no se convierta en un "ni-ni" (ni estudio ni trabajo). Tengo la obligación y el deber de educar a Jaime a nivel académico, pero no a nivel moral. Entiendo que quieran creer que su hijo es perfecto, y que nadie, excepto ustedes, puede regañarle, pero, repito, no tendría que hacerlo si lo hicieran ustedes.

Déjenme despertarles del sueño en el que al parecer están. Jaime no es perfecto. Entiendo que quieran creer que así es y, creyendo eso, es normal que piensen que quién soy yo para regañarlo ¿verdad? Pues soy su profesora, y si veo que le falta el respeto a mi o a un compañero o a otro profesor, mi obligación es castigarle. Cuando les puse en conocimiento de la actitud irrespetuosa y maleducada de Jaime me dijeron que no había que darle tanta importancia, que los niños son así. Pues no son así! Claro que los niños de la edad de Jaime, casi entrando en la edad del pavo ya, son difíciles, eso lo entiendo, pero si lo que hacen es permitirle que se salga siempre con la suya con tal de no escuchar sus rabietas, déjenme decirles que están haciendo un trabajo nefasto como padres y ningún favor a su hijo.

La actitud de Jaime en la actualidad es una falta de respeto hacia sus compañeros y profesores, pero si no se ataja ya, el día de mañana será mucho peor. Al igual que no nos tiene respeto a nosotros, dejará de tenérselo a ustedes y les diré que no querrán tener que enfrentarse a Jaime cuando tenga 16 años. En plena adolescencia, con todos los cambios hormonales, la presión del grupo...si no empiezan a ponerle límites ya, en el futuro no podrán con él, literalmente.

Tienen que entender que Jaime necesita esos límites para su adecuado desarrollo. Él se lo agradecerá en el futuro. Y les digo una cosa, un azote a tiempo nunca viene mal. Ahora estarán poniendo el grito en el cielo por lo que acabo de decir, pero no se equivoquen, no estoy diciendo que maltraten a su hijo, hay una gran diferencia entre eso y un azote de advertencia que, por otro lado, nos han dado a todos alguna vez y, personalmente, no me siento traumatizada ni dejé de querer a mis padres por eso.

Enséñenle a ser buena persona, a respetar a los demás, a que le importen los sentimientos de los demás, si lo hacen no tendré que castigarlo, ni llamarles todas las semanas para darles las quejas de su hijo, dejaré de ser la "pesada de la profesora". Jaime no es un mal niño, es muy inteligente, sólo necesita que le orienten, saber lo que está mal y lo que está bien, no dejen que se convierta en un adulto sin provecho.

Por mi parte, les prometo que enseñaré a Jaime los conceptos académicos que debe saber, pero no sólo eso, también intentaré despertar en él las ganas de aprender, que no vea el colegio como algo aburrido, desarrollaré su imaginación a través de la lectura, y lo motivaré para que desarrolle esa inteligencia que ustedes le han dado.

Sin otro particular,

La Profesora Pesada.
 
En general estoy bastante de acuerdo con la carta, excepto en lo de los azotes. Para educar, no hace falta azotar. Eso de "un azote a tiempo nunca viene mal" es una falacia.
 
En general estoy bastante de acuerdo con la carta, excepto en lo de los azotes. Para educar, no hace falta azotar. Eso de "un azote a tiempo nunca viene mal" es una falacia.
+1, iba a decir exactamente lo mismo.

Si desde un principio se les educa bien no hace falta ningún tipo de azote. El azote en un niño al que nunca le han dado uno es un tremendo "shock", no se lo esperan y les ayuda a recordar lo que se debe/no se debe hacer. Y ojo, un azote no es una paliza. Es un simple zas! en el culo.
 
Un azote, si no hace daño, no tiene ningún efecto educativo. Y si hace daño, sólo tiene consecuencias negativas, nunca positivas. La única ocasión en la que es factible poner la mano encima a un niño es para evitar una situación en la que el niño pone su propia integridad en peligro. Por ejemplo: si un bebé intenta meter los dedos en un enchufe, se puede darle un golpe en la mano, para que asocie el concepto de "meter los dedos en el enchufe" con el de "peligro". En el resto de las ocasiones, el valor pedagógico de un cachete es nulo y es potencialmente contraproducente.

Cada uno de mis padres sólo me han puesto la mano encima una vez, y ambas ocasiones estuvieron totalmente injustificadas y no aprendí nada de ello. Exceptuando esas dos veces, lo cierto es que mis padres nunca han tenido que recurrir al "cachete pedagógico" para enseñarme, así que si ellos no los necesitaron será porque los cachetes no son una herramienta necesaria para educar.
 
Y no defiendo la educación cachetil, ni la contraria. Me parecen perfectas las dos. Ambas son maneras de educar, cosa que no todos los padres hacen
 
A mi me han dado con la zapatilla (y sin ella) que no veas! Y he salido normal, tirando a bueno... :L
 
En el siglo XVIII también combatían las enfermedades practicando sangrías y la gente sobrevivía. Eso no quiere decir que las sangrías sean un buen tratamiento médico.
 
Las sanguijuelas se usan incluso hoy en día para hacer... sangrías! :lee
 
Es muy bonito decir que con buenas palabras y demás los niños entienden perfectamente lo que han de hacer y lo que no. El mío no tiene dos años y efectivamente, hace alguna trastada y le dices de buenas palabras "¡Eso no, eso no se hace!". Y lo entiende, es muy inteligente, como todos los niños. Así que lo repite o hace otra y él solito ya repite "No no no no no no" :mparto

Hay veces que los padres se ponen serios, pero los niños no siempre entienden la forma en que se lo estás diciendo. Tensan la cuerda, porque dudan si te está haciendo gracia o no, y a veces se les va de las manos. Pero por muy serio que te pongas, a veces es imposible razonar, lógico.

Por ahora no le he dado un cachete nunca al niño. Sí darle un golpe en las manos porque por mucho que le decías que no el tío iba a meter los dedos en algún sitio peligroso, cerrar un cajón a lo bestia y a punto de pillarse toda la mano...
Pero todavía no sé cómo es la manera óptima de hacerle ver que está haciendo algo mal. Lo único que sé con total seguridad es que para tener un hijo hay que cumplir dos premisas fundamentales:

- Estar muy seguro de querer tenerlos. Te cambia la vida, no hay otra. No es que duermas menos u otras chorradas. Es mucho más. Hay matrimonios que los tiene por intentar mejorar su relación, hay gente que los tiene por presiones, o porque "les toca". En esas situaciones, y lo digo como padre que sabe lo que aporta un hijo, yo sinceramente no lo tendría, porque así como para mí es lo más grande del mundo, hay mucha gente a la que le amarga la vida.

- Paciencia. Paciencia infinita. :D
 
Es una posición complicada, para nada es una "ciencia" inmutable, muchas veces depende del padre/madre y del hijo en cuestión. Y hay de todo. A mi personalmente solo me dieron una bofetada (que no azote) bien ganada, por llamar "puta" a mi madre cuando tenía unos 9 años. Y desde luego, aunque dolió lo suyo, ni me traumatizó, ni nada por el estilo. Más bien me enseñó a tiempo que llamar "puta" a alguien no es una buena opción :cuniao

Por lo demás, no recuerdo ni bofetadas, ni azotes en mi infancia. A mi padre no le hacían falta. Bastaba con mirarme, y yo ya sabía si me estaba portando bien o mal, si tenía que refrenarme o no, si podía "tirar" del hilo un poco más o no. Casi nunca hacía falta que me dijera nada, y cuando me castigaban, solía ser por quedarme toda la tarde viendo la tele en vez de hacer los deberes. Cosas de estar enganchado a Norte y sur. La actitud educativa de mi madre, o su forma de impartir disciplina dejaba bastante más que desear, aunque no es ni mucho menos algo que yo le achaque a ella, sino a la educación (impropia del siglo XX) que ella recibió. Digamos que para mi abuelo, la paternidad significaba que le sirvieran el primero en la mesa a la hora de comer, y pasearse de cuando en cuando entre sus hijos, cinturón en mano, a ver quien se atrevía a "portarse mal". Ese es el extremo, negativo, destructivo y totalmente indeseable, del azote o la "hostia a tiempo".

También es verdad que hablo de la infancia; en la adolescencia pues la cosa cambia, ya sabéis: la rebeldía, las hormonas, el grupo de amigos, las malas influencias (por cierto, a mi madre nunca le dio por pensar que las "mala influencia" podía ser yo, y creo que es algo común a muchas madres) y ahí en mi opinión, la relación cambia. Uno quiere pasar tiempo fuera de casa, llegar tarde, ir a sitios donde no debe ir y juntarse con quien no debe juntarse.
 
Yo ahora, con 38 años recién cumplidos y 2 churumbeles de 3 y casi 8 años, y tras muchas conversaciones con mi mujer y amigos, incluso algún profesor de la época, he visto que no se preocuparon en educarme. Incluso me ocasionó alguna discusión con mi madre. Por que no me sé callar.

Todo empezó el día que me madre me dijo que gritaba demasiado a mi hijo mayor. Y la respuesta que me salió de dentro no fue otra que "mejor un grito que un zapatillazo". Mi mujer, con la que nunca lo había hablado, se quedó sorprendida que me pegaran con la zapatilla. Mas tarde se enteró que no solo era la zapatilla sino que alguna vez también se había escapado "la correa".

No les guardo ningún rencor a mis padres. Pero si que creo que las cosas me hubieran ido mejor con otro tipo de enseñanza. O ya no solo enseñanza, sino un poco mas de dedicación. Y suerte tuve del colegio y de algún profesor de no acabar bastante mal.

Ahora intento que las cosas que creo que no hicieron bien conmigo no repetirlas. Cada semana, hacer los deberes con el niño (son pocos, pero se tienen que hacer y bien), repasar las lecciones (la tabla del 6!), no dejar que se pasen horas delante de la tele, pero no dejándolos solos a jugar, sino jugar con ellos...
 
Cuando estaba en EGB recuerdo que había una familia muy humilde de 2 hermanos y 1 hermana de unos 7 a 9 años que estaban en un aula que se llamaba "educación especial", un aula para niños con algún tipo de deficiencia, el caso es que recuerdo cómo los otros niños les pedíamos que se levantasen las camisetas para ver las marcas en las espaldas y en las costillas de las palizas que sus padres les daban, creo que con varas o correas.

Los maestros eran conocedores de éstos maltratos y nadie hacía nada por denunciarlo...Ahora me apena que nadie hizo/hicimos nada por esos niños.

Por suerte, los tiempos han cambiado y ya no se educa a base de palos...:mutriste
 
En mi infancia era normal que los profes pegasen a los alumnos. En su abnegada labor educativa, nos cascaban mientras nos repetían aquello de "la letra, con sangre entra". Pero había un HDLGP que disfrutaba pegándonos. Teníamos 6 años, y nos daba unas bofetadas de la reostia sin venir a cuento. Era un mierda que en la Alemania nazi hubiera sido capatez de campo de concentración. Recuerdo que tenia 6 años y pensaba que aquel tipo era un demonio. Seguramente, es la única persona en el mundo al que he odiado.

Hace un par de años escribí una carta para entregársela en mano, para recordarle su pasado tenebroso y que su maldad no ha quedado impune. Todavía la tengo guardada en un cajón porque no sé donde vive este torturador.
Mecagüenlamar, igual lo averiguo y se la entrego hoy.

EDITO para el Insidius: Era el Episcopal, y ese cabrón se llamaba David Gros.
 
Última edición:
Tengo dos hijos de casi 4 y casi 2 años. Con mi mujer hablo mucho de la educación y de cómo no repetir cosas que nos pasaron a nosotros. Pienso que mis padres lo podían haber hecho mejor conmigo.

Yo no creo que un azote, una palmada, no sea productiva. Depende del momento y del hecho. Hablamos de ello en las charlas con la psicopedagoga, y aunque el refuerzo positivo siempre es la mejor forma de educar, a veces, cuando un acto supone un peligro para él o para otro, o bien no sirve el apartarlo al "rincón de pensar", es necesario el castigo.

Mis padres tampoco eran de muchos azotes. Yo, en realidad, era un niño bueno. En lo que fallaron es en la parte de la formación psicológica, por así decirlo. Yo era (y sigo siendo) un niño muy tímido, introvertido y con baja autoestima y de ello, en parte, culpo a mis padres, porque no hicieron lo suficiente para evitarlo o mitigarlo. Tuve muchos problemas en el colegio por esto, e intento evitar que le pase a mis hijos.

Me quita mucho más el sueño todo su desarrollo psicológico y su relación social que el otro aspecto, que haga trastadas o que no obedezca. Sabiendo también que una cosa está algo relacionada con la otra. Supongo que esto dependerá de cada niño y cada padre, de las experiencias de cada uno.
 
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