En el capítulo pasado incidí especialmente en la enfermedad psiquiátrica que afecta al capitán. Corrijo, a las enfermedades psiquiátricas, que afectan al capitán, ya que sufre de trastornos de personalidad severos que en ocasiones le acercan a la psicopatía, la sociopatía, trastorno bipolar... Tan pronto practica torturas selectivas como cuida de sus hijas y las abraza y las abra cariñosamente. Tan pronto pega cuatro gritos de locos para impedir que en el barco se nos monte una secta satánica como se muestra ridículo ante su hija mayor haciéndole preguntas que no le importan. Y es que ahora el capitán también nos parece un viejo verde al que parece que su hija le pone... Y claro, como además se está llevando calabazas por parte de Julia (en este episodio apenas se han mirado), el hombre no va a estar pensando en tirarse al palo mayor... En fin, hoy nos hemos encontrado con ese severísimo capitán que trata de impedir con dos gritos que el cura se monte una secta para sí solo. Pero ojo, no sabe que la mayoría de canis (actores extras que pululan por el barco y que cada día son nuevos), son creyentes férreos que se dejan llevar por la mala de The Mist que en este caso casi es nuestra amiga chinita. Después de darle calabazas un cojo, lo que tiene que destrozar su ego y sus esperanzas de futuro, te quedan dos opciones. La primera es suicidarte, pero claro, a nadie le importaría, y menos ahora que el Piti también se nos ha hecho responsable y se nos ha enamorado (qué rápido surge el amor en este barco) DE OTRA. La segunda opción, si no te suicidas tras las calabazas del cojo y las del que parecía salidorro, es meterte a monja. El Barco no ofrece unas buenas instalaciones para una vida monacal, pero un ser racional puede adaptarse a esas especiales circunstancias para en vez de recluirte, usar esa nueva iluminación que has recibido por despecho para lanzar mensajes apocalípticos y conseguir un grupo detrás que te apoye (Ego ++).
El Barco poco a poco se va convirtiendo en una versión novelada de Gran Hermano. Cambiamos la casa por un barco en alta mar, pero la idea principal es follar y vivir. Yo estoy con ellos.
Julia, la asaltacunas, se nos muestra ingenua y tonta como una colegiada cuando se encuentra con esos musculitos, ese cuello de toro y esa cara de tonto. Nuestro amigo Ulisses, el héroe asocial, individualista, egoista... Ya sabemos los efectos eróticos que estos calificativos en un hombre tienen en muchas féminas, las mismas que después se consuelan diciendo "es que somos muy tontas." El hombre despegado, solo con espacio para pensar en si mismo y mostrarse indiferente a una mujer entregada que en una semana ya vive por él... Claro, que está muy bien ese cuento para ligar, pero en el fondo Ulisses es un sentimental y un tipo abierto, vacilón que se enrolla bien con las mujeres. La historía del tío despegado hecho a sí mismo, no cuadra, a menos que también sufra de ese trastorno bipolar o sea un hipócrita para lo bueno. Pero no, es un sentimental. De hecho, aunque la madurita está cañón, él se ha impregnado de ese momento cuco con la bella Ainhoa mientras ambos se lavaban los dientes, compartiendo ese momento íntimo dentro de una situación un tanto violenta ya que las hormonas tiran en una dirección cuando ves esos brazos musculosos o esas mamas tan bien puestas con unas patorras capaces de envolverte. Y claro, Ulisses, nuestor héroe está entre confundido, ya que la madurita cañón se pierde también por él. Le hace Test para estudiarlo imaginándole como la coge un día en un sitio apartado en la oscuridad y le hace olvidar al gilipollas del que se ha quedado viuda. Y es que como decimos, es el barco del folleteo. Nada importa, salvo follar. ¿Qué se han muerto todos? Vida nueva, joder. Yo estoy con ellos.
Pero sigamos con Ulisses, sigamos con Ulisses y con Gamboa. De ser ellos, cada vez que viese al capitán saldría corriendo. No me gustaría que me frieran vivo, que me dejasen a punto de desfallecer, de entrar en coma, de morir por las aficiones del capitán. Pero ellos, tal y como ha pasado en otros capítulos, y de acuerdo a este capítulo tan místico tienen la capacidad de perdonar. Es un poco ingenuo este precepto biblico, ya que puedes perdonar a un mal cabrón, pero este seguirá jodiendo y jodiendo tu existencia... Ulisses se entrega, trabaja para el barco, nos da ideas, demuestra casí una veteranía sobre el cabrón del Capitán. Gamboa como especialista en supervivencia también interviene, pero claro, este si le guarda algo al capitán y se lo devuelve a sabiendas, enamorando a la bella Ainhoa. Esa barbita, esos musculitos, ese extraño acento colombiano y además es un malote. ¿Qué más puede pedir la bella Ainhoa? Así se la devuelve con queso al capitán, cuando ese mira y el otro consciente le devuelve la mirada diciéndole "mira lo que estoy haciendo".
Tenemos al Piti (el hermano feo de Fernando Alonso). El Piti, el Fiti, el Raúl, el Bonilla... ¡Todos son iguales! Tíos estúpidos de buen corazón que con su hacer también son capaces de llegar al corazón de sus respectivas princesas. Y Charlie, digo Piti, no va a ser menos que los demás. Se fija en Vilma, esa chica con la que empezó con mal pie, motivo de más para que se gusten y que se molasen desde un primer momento. Y es que Vilma es de esas madres a las que le gusta cuidar tanto del niño como del tonto del novio. Les son irresistibles. Claro, que si yo tengo que elegir entre todas las "jovenas" del barco me quedaría también con esa. Es la más real.
En fin, nos encontramos con las ideas de bombero pirómano. ¿No hacemos nada o quemamos el barco? Después de no hacer nada, deciden quemar el barco. Los pájaros se van por mis cojones. Todo está preparado, la Kale Borroca está preparada para lanzar cócteles molotov y de repente, da la casualidad de que Burbuja tiene una ocurrencia. Y es que además de los libros de barrio sesamo, ve documentales en la TV china y tiene una colección por fascículos de animales con sonidos. No, no es un Deux ex Machina. Simplemente Burbuja ex Machina. Así que el más listo del barco ya que en su sencillez a veces está la brillantez sobre la gilipollez racional por los demás se pone a pensar y dice ¡un halcón! Rápidamente y heroicamente se dirige al puente de mando, el sitio favorito del cojo para torturar al barco, mete un CD y voilá, ya no hay pájaros. Y es que Burbuja, vale más que la peseta. No hay que olvidar que tiene doctorado cum laude por la Universidad de Harvard...
Los pájaros se van, mientras Hithcock se revolvía más que el de Buried dentro de la tumba. Pero no importa, ya que el barco del folleteo sigue adelante, hacía la nada mientras luchan contra las fuerzas de la naturaleza y de su propia estupidez.