Respuesta: El Bond post
(Never Say Never Again, Irvin Kershner, 1983)
La carrera de Sean Connery hasta la llegada de esta nueva entrega estaba dando tumbos. Mientras rodaba "El hombre que pudo reinar" se le acercó Mc Clory, director de cine, para ver si estaba interesado en interpretar una vez más al agente doble cero. Este espetó "Nunca jamás". Pero claro, todos sabemos que don Dinero mueve el mundo entero. Y claro, la mujer de Connery le dijo "Nunca digas nunca jamás". De ese pequeño detalle cómico surgió el título para la nueva entrega de James Bond. Al final no fue aceptada como parte de la saga pero eso es otra historia. En la historia del cine la película sería aclamada por el regreso sonado de Connery como James Bond. Pero tristemente, a día de hoy, la película está totalmente desdibujada siendo un claro ejemplo de que contar con el mejor no significa automáticamente que vaya a salir un buen producto.
Decidieron remakear "Operación Trueno" creyendo que por modernizarlo y por darle mayor enfoque a la adrenalina y las escenas de acción iba a funcionar mejor. Craso error. El problema de aquella entrega era simplemente un fallo en el montaje, siendo excesivamente seria y con escenas de acción que debían pasar por un recorte aquí y allá para contar con algo más uniforme y menos dilatado. Simplemente inyectarle algo más de ritmo. Porque por lo demás no dejaba de ser un producto correcto (pero sin mucho alarde) dentro de la saga. Irvin Kershner y su torpe realización demuestran que su acierto tras la cámara en el mejor episodio en la saga galáctica fue más una inspiración momentanea o una sonada de flauta.
Para empezar Connery estaba demasiado mayor para el papel. Su presencia es agradecida pero se nota que el personaje le empezaba a venir grande o sin las dotes ferreas que tuvo antaño. A eso le añadimos que Kershner rueda la entrega como si de una película de Chuck Norris se tratase, llegando a cuotas infumables, dignas de series televisivas del momento como El Equipo A o El coche fantástico. La calidad fílmica deja mucho que desear, siendo todo muy torpe, muy mal montado. Las primeras escenas podrían tener medio pase siendo excesivamente permisivo (Connery vuelve demasiado guerrero, como si de un "Desaparecido en combate" se tratase) pero todo esto se hunde al filmarlo con la canción melódica junto con los títulos de crédito, restándole o quitándole cualquier tensión y convirtiéndolo todo en algo muy desdibujado.
A partir de aquí todo acontece a trancas y barrancas, sin nada que pueda ser destacable más allá de momentos muy puntuales pero son tan pocos que apenas dejan huella. Von Sydow como Blofeld es poco creíble aparte de que sus minutos de apariencia se ven reducidos a esporádicas apariciones sin garra o presencia por mucho Sydow que sea. Klaus Maria Brandauer como Largo es demasiado histriónico, quizás excesivo. Y aunque carisma no le falta, sí que podríamos decir que ese histrionismo juega en su contra pues acaba siendo poco convincente como tal. Si a eso le añadimos la presencia de Rowan Atkinson (el mítico Mr. Bean) como secundario cómico resulta todo demasiado ochentero (para mal) logrando todo lo contrario: que sus apariciones esporádicas sean del todo innecesarias.
La saga Bond siempre se había constituído por guiones distintos entre sí aunque la base, la esencia, las constantes siempre (o casi siempre) fuesen las mismas. Pero tristemente aquí todo está muy visto, muy quemado, poco inspirado y sbre todo carente de ritmo o tensión. Añadámosle que Irvin y los guionistas intentan alejarse del tono seco, duro y al grano de las entregas anteriores protagonizadas por Connery suavizándolo todo, alejando al personaje y al actor de la brusquedad violenta a la cual nos había acostumbrado convirtiéndolo todo en un más que ridículo cúmulo de situaciones cargadas de un humor caduco, fuera de lugar y carente de garra siendo más deudor o semejante a lo que estábamos acostumbrados en la era Moore. Díganse como ejemplos la pelea excesiva con el esbirro en el gimnasio, la batalla con el videojuego (algo totalmente out no ya por su arcaica infografía sino por su nulo interés sobre la trama y por ser algo innecesario y patético en su ejecución).
Fotografía del todo inapropiada, resultando un filme insustancial, sin carisma ni presencia alguna. Añadámosle una villana demasiado incompetente como para resultar creíble (su rol es el más irritante con creces de toda la entrega y su encuentro pistola en mano ante Bond es de un patético que abruma demostrando que estaban más por hacer encajar el gadget de turno que por darle a la secuencia un iconismo por sí mismo). Se salvaría, si acaso, la presencia y belleza de una Basinger hermosa pero poco acertada como chica Bond y el tono aventurero de la segunda mitad que si bien es cierto el climax es muy pobre en cuanto a resultado todo el montaje y preámbulo resulta, como mínimo, acertado dentro de lo posible. Pero no salva de la quema todo el conjunto de inutilidades vistas hasta la fecha como el ver la nula química entre los integrantes de la película, la sosa realización que deambula entre algo digno de Vacaciones en el mar y algo sacado de las horas bajas de la Carolco.
En el último instante, Bond/Connery guiña el ojo a cámara como si ese gesto cómplice con el espectador fuese un preaviso de nuevos tiempos tanto para el actor como para el personaje. Por suerte fue un amago de locura transitoria. Connery jamás debió volver a interpretar a Bond pues sus años de gloria como tal habían quedado en el pasado al igual que Moore estaba a un paso de finiquitar su reinado.