Dejando aparte el extremo grado de miseria moral del antropoide ese que tenemos como presidente, tengo que decir que siento vergüenza ajena del comportamiento tabernario de sus señorias, que entre aplausos los unos y abucheos los otros, no paran de hacer ruido. Ya solo falta que se lleven al escaño el gintonis y el Marca.
Lo que debería ser un lugar de aserenado debate político donde la educación debería ser modélica, se asemeja más a un bar de polígono en dia de huelga, donde la creciente ingesta etílica de la purria que allí se agolpa.se convierte en una competición berridos insoportables.
Y luego algunos se burlan de Venezuela y demás repúblicas bananeras.
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