El Gobierno de Mariano - Parte II

Es una noticia absolutamente fascinante. Nadie mejor para solucionar los problemas de RTVE que el Presidente de RTVM. Porque Telemadrid es el ejemplo de lo que es una televisión pública bien gestionada, objetiva y de calidad. Un canal que no tiene programación más allá del enlatado, NO-DO y tertulias de fachas borrachos y con menos capacidad de innovación que un canal local. Es tan bueno, que no lo ve nadie. Un canal producido para la nada.
 
Lo de las tarjetas -que encima tienen el cinismo de llamarlas "black"- es un ejemplo claro de cómo funciona este país de pandereta. "Yo te doy un caramelito para que lo disfrutes, y ya te tengo pillado". Caramelito, que además va a cargo de nuestros ahorros.
Lo de menos son esos milloncejos de euros que se han cobrado esos mamones. Lo verdaderamente grave es la cantidad de favores que se han cobrado con ellos.

Qué más tiene que ocurrir para que linchemos a estos ghdlgp?
 
Después del nombramiento de hoy podrían cerrar RTVE por dignidad. Porque es que ni se esconden. ¡Vamos a hacer lo que nos salga del cimbel! Esto es la democracia de la mayoría absoluta. Que el colega viene de Telemadrid, que está en coma... Enchufada en sus últimos estertores. No tiene apenas producción de contenidos, todos son enlatados y cosas muy casposas. Debates fachorras que ríanse de 13tv... Y lo mejor, cuesta un dinero y nadie la ve. Es la autonómica menos vista, y por mucho.
 
Efectivamente, me desmoraliza comprobar como la sociedad española es tan indulgente con esos mamones.
Vale que las alternativas sean bastante penosas, pero, joder, no entiendo cómo se puede votar masivamente a esos hijosdeputa. Hombre, entiendo que los vote un directivo de Telefonica, de LaCaixa o de Repsol, o si te han dado una tarjeta black, pero un mileurista que malvive en un barrio obrero, en qué cojones piensa cuando vota a esa gentuza? :pensativo

Tampoco entiendo la facilidad con la que delinguen. Quién y cómo los controlan? En mi empresa (pyme), en lo que va de año hemos recibido CUATRO inspecciones fiscales, con resultado negativo. Qué tengo que hacer para que me dejen en paz? Regalar una tarjeta de crédito al delegado de hacienda de la zona? :pensativo
Nos reimos de Venezuela, pero España es lo mismo. La diferencia es que aquí nos creemos los reyes del mambo, los putos amos, porque "semos europeos". :facepalm
 
Magistral columna hoy en El Mundo de Antonio Lucas.

LOS LAMECULOS.
EL SAQUEO continuado de Bankia por parte de directivos y políticos sirve para confirmar algo mucho más grave que el robo en sí: la existencia de una galaxia de lameculos de fabricación casera, confeccionada en las bodegas de los partidos y repartida después estratégicamente en lugares donde hacen de la vida de la gente algo peor. Miguel Blesa es vanguardia de esa miserabilísima raza. Rodrigo Rato, aquel mirlo blanco de la economía liberal, también. Ambos son estandartes de una España concretada en la mediocridad y acompañada con laúd cuando la bonanza.
Junto a ellos, otros ochenta y tantos feriantes injertados (a tandas) en el consejo de administración de Bankia por el PP, PSOE, IU, UGT y CCOO. Es decir, por el glorioso trafalgar de la política española, que ahora pone jeta de póker disimulando lo que ya sabían. «Y así habéis creado la gran época de los consorcios como lacayos bien retribuidos», que diría Thomas Bernhard. Todos y cada uno de los implicados en la mayor estafa financiera de Europa (el desastre de Bankia) esconde dentro un mayordomo codicioso que le ríe las gracias al chamancito de turno, de Aznar a Toxo, para tomarle la postura a la caja.

En España tenemos analfabetos financieros aprobando cuentas, analfabetos bélicos apoyando guerras, analfabetos sin más escribiendo libros con un dedo y dirigiendo España con los pies. Y luego están los lameculos, consecuencia de los primeros, convencidos de que el delito institucional no es una tara sino una misión encomendada. Cuentan con el amparo de los suyos, que saben del festival y los amparan. Aquí por Bankia aún no ha respondido ni dios. Ya veréis cuando lleguen los preferentistas a votar. Pedid, pedid confianza. ¿Esta es la recuperación?

Un bicharraco viscoso como Blesa dirigió la entidad con el apoyo de todos los partidos, pues pronto comprendió lo que se esperaba de él. Y así hasta tirarla abajo. Lo acompañó, incondicionalmente, una recua de tunos que hacían pala en el cajón de las monedas con la pandereta. Eran los comisarios políticos, enviados especiales al dinero negro sin otro mérito que ser los más trepas del lugar, los enchufados, los tontos útiles, los cómplices de secretos inmundos, el sobrino de la novia del hermano de mi prima concejal. Y algún convicto. Estos tipos suelen ser conscientes de su inferioridad. Valen lo que el plástico de una tarjeta de crédito. Estafarían a su madre si se lo pidiera el jefe. Se inclinan ante cualquier desharrapado con influencia. Son mendigos de la codicia. Y luego preguntan que de dónde sale Podemos. Cínicos.
 
Una pregunta: todos estos tipos de las tarjetas, se continuan paseando libremente por Madrid? Nadie los insulta o les tira céntimos de euro cuando los ven por la calle? Nadie les ha pintarrajeado en la puerta de su casa diciendo que "aquí vive un ladrón"?
La gente hace algo?

Es que esto es lo que no entiendo. :pensativo
 
Blesa. Que nadie se olvide de quién le puso ahí y de quién le ha protegido. Una pista: es un sinvergüenza que, entre otras cosas, a colocado a la inútil de su mujer en la alcaldía de la capital de un país.
 
Eso es verdad, que aquí salen limpios sus compañeros del colegio, y no, son los principales culpables.
 
La verdad es que la sentencia no podía ser más oportuna en pleno "tarjetagate". Supongo que Silva se mostrará como una suerte de victimario del sistema... Y luego a montar un despacho y vivir...
 
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Hoy es 12 de octubre
Hoy es 12 de octubre. La Fiesta Nacional española. Miles de jóvenes, como yo mismo, la celebramos más allá de nuestras fronteras. Somos esa nueva generación de emigrantes formados que se ha buscado el sueldo y el futuro fuera de su país. En todo caso, lo de celebrar es un decir. No hay mucho de lo que alegrarse siendo español hoy en día.

56 de cada 100 menores de 25 años que quieren trabajar en España no pueden por mucho que lo intenten. La tasa de paro general es del 27%. Desde que comenzó la crisis hemos destruido unos cuatro millones de empleos. La desigualdad se ha incrementado de manera significativa en el mismo periodo. Lo ha hecho en un país en que ya era alta de por sí: siempre hemos estado ligeramente por encima de la media europea, ahora aún más. El crecimiento no llega a nuestro PIB, la deuda no se reduce y ningún sector parece disponible para sustituir el gran agujero dejado por la construcción en nuestro modelo productivo.

Leeréis muchos textos, firmados o anónimos, políticos o ensayísticos o periodísticos, buscando culpables a esta situación. Escucharéis que esto no es una crisis, que esto es una estafa. Que un puñado de personajes bien organizados nos ha robado el futuro. Que si no fuese por ellos todo iría de maravilla. Que ellos, quienes dicen esto, poseen la verdad absoluta y os van a guiar hacia la libertad y la justicia, hacia el pleno empleo y hacia un nuevo modelo productivo basado en (a) el conocimiento y la innovación, (b) la democracia directa, (c) el socialismo, (d) la independencia, (e) todas las anteriores. Todo esto, además, sin que nada suponga demasiado sacrificio. Al contrario, solo se trataría de recuperar lo que por alguna razón se supone que nos merecemos. Otros nos metieron en este atolladero, otros han de pagar el pato. Nosotros, a hacérselo pagar. Y ya. El siguiente 12 de octubre estaremos todos riéndonos de lo mal que lo estábamos pasando en torno a una mesa de nuevo llena de comida, de nuevo con los emigrados que habrán (habremos) vuelto, de nuevo con ilusión.

Desconfiad. Desconfiad infinitamente de quien os exonera de responsabilidades. De quien os promete un futuro dorado, ya, mañana. Porque la verdad es que durante la década anterior a la crisis un tercio de los hogares españoles tenía una segunda residencia. El 17% de quienes estaban ocupados trabajaron en la construcción, casi siempre dejando de lado la oportunidad de formarse más y mejor. Levantamos hasta 800.000 viviendas nuevas en un solo año, y las compramos casi todas. Votamos sistemáticamente a alcaldes y presidentes autonómicos corruptos pese a que sabíamos de sus actos. Nos aprovechamos de las posibilidades que ofrecían nuestras Administraciones Públicas para conseguir trabajo o subvenciones por contactos personales. No nos preocupamos de ninguno de los problemas que ya entonces arrastraba nuestro mercado laboral. Y cuando, ya casi al final, protestamos por todo esto, solo dijimos que mil euros no eran suficientes para un treintañero o que algunos no iban a tener casa en su puta vida. Como si fuera bueno o necesario tener casa en propiedad.Ahora no tenemos ni país.

Y no nos han robado el país. Nosotros hemos renunciado a él. Si hemos tenido malos políticos es porque nosotros hemos sido malos ciudadanos. Si los seguimos teniendo es porque lo seguimos siendo. Pero, claro está, todo esto es algo que no van a decir en voz alta. Esto no ha sido una historia con buenos y malos. Esto ha sido un fallo descomunal conjunto, un olvidarnos de que la política exige trabajo, conflicto, dedicación, atención. Y de que cuando algo parece demasiado bueno para ser cierto es que probablemente lo es, sea una burbuja o una utopía. Digan lo que digan los pregoneros de promesas vacías no hay opciones bonitas para salir del atolladero en que nos encontramos. Debemos más de lo que tenemos, y más de lo que somos capaces de generar. No somos productivos ni competitivos. Las características y la formación de las personas que están en paro no dejan mucho espacio para la esperanza. La economía no se puede entender como un juego de suma cero en el cual unos pocos, principalmente el Estado, decide el reparto de los recursos y puede salvarnos o condenarnos de hoy para mañana. El mercado, y el Estado, somos todos. Sin responsabilidad compartida no hay crecimiento ni redistribución que dure.

¿Qué nos queda, pues? Nos queda trabajar. Nos queda formarnos, informarnos, leer, afiliarnos a partidos políticos, crear asociaciones, construir sociedad civil, leer más, escribir, protestar, discutir, manifestarnos, volver a leer, mantenernos vigilantes, humildes y responsables, competitivos, desconfiar en caminos fáciles y confiar en el esfuerzo, asumir que nadie nos va a regalar nada pero que, si seguimos adelante con firmeza, quizás podremos tenerlo todo. Quizás la próxima vez no caeremos en nuestra propia trampa.

Hoy es 12 de octubre. No hay nada que celebrar del pasado ni del presente español. Pero lo único que se interpone entre nosotros y el futuro es asumir la realidad y trabajar para cambiarla.​
 
'Se enfrenta'. O no.

Y claro, su proceso también se resolverá igual de rápido. Ah, que no, que ya es tarde.
 
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