Yo, que observo la realidad desde un agujero negro que absorbe todo lo negativo, tengo unas percepciones que me gustaría compartir con vosotros.
Después de cortar la cabeza de buena gana (metafóricamente hablando), viene el terror. De haber llegado la ilustración a España, esta, habría sido una buena enseñanza que hubiera tejido los frágiles andamiajes de la democracia sobre unos cimientos más sólidos. Pero la ilustración jamás llegó a España, y la democracia, como todo, se ha tejido rápido y corriendo, sin que esta empape de forma alguna los pliegues culturales de la sociedad española. Al igual que tantas y tantas cosas, hemos hecho nuestra la democracia y la hemos desarrollado a nuestra manera. ¿Cual es la manera española de hacer las cosas? El amor incondicional a la chapuza y de "dejar eso para otro día" dan buena cuenta de ello.
No quiero vengarme de los artífices del "régimen del 78", pero después del "78" vienen los de los ochenta, noventa y dos mil. Y otra cosa no, pero aquí la picaresca tiene un peso en el PIB muy grande, el amiguismo, el enchufismo, el caer hacía arriba y crecer hacía abajo son nuestras señas de identidad. El que vale y tiene unos compromisos morales termina espachurrado contra la vía del tren por la que pasa el expreso de los hijos de puta, esos que se forran de forma inversamente proporcional a su nulo talento en dos días. En dos días, pues todo buen español es cortoplacista, todo buen gobierno lo es (cada cuatro años tenemos nueva Ley de Educación).
Claro, el español por definición también es cainita. Si vienen los franceses a enseñarnos a leer, escribir o pensar (además de invadir y cañonear multitudes), las gentes sin letras saben manejar la famosa navaja de Albacete como un samurai su espada, y sí el futuro llama a nuestra puerta, pues nos vamos a por lo añejo, que al menos es español. Pero no me gustaría incidir mucho más en el carácter de las buenas gentes de este nuestro bonito país. Sólo decir que para crear un país decente, lo primero que hay que hacer es adecentarse. O llevarse a los españoles de España y traer, no se, otra cosa.
Pero pongámonos a soñar en el próximo noviembre, el día en el que la coleta mágica sea proclamada Presidente del Gobierno (no me lo creo ni borracho). ¿Se puede limpiar el patio después de tantos años de fiesta pagada por otros? Difícil solución. Más vale prender fuego al patio y que salga el sol por donde le salga de los cojones (muy español eso también). Es que hablan de democracia, experiencia o cuantas chorradas quieran y, vamos a ver... ¿Quién es el soñador que define a España como un lugar democrático y crea en sus Gobiernos y sus instituciones? Pues no cree en el fondo ni su puta madre, porque está en el ADN español ser poderoso para alimentar a tu primo el inepto, y después de tantas y tantas decepciones, como ya dije, España es esa nebulosa que está ahí para joder a los españoles. Es a lo que se han dedicado durante quinientos años los mequetrefes que hemos tenido como estadistas en su mayor parte. Hijos de puta de tomo y lomo. Cabrones analfabetos que ante las críticas rápidamente se cubrían con una puta bandera o anteriormente en un relicario surgido de lo más profundo del cuarto de baño de Satán.
Es que a lo que algunos les llaman régimen democrático y de libertades, otros desde otra opinión igualmente respetable, lo llamamos régimen chanchullista y de darte por el culo. Con toda la buena intención del mundo, no se vayan a creer. Al final, te viene toda la mierda, haces como que no has visto nada y miras a otro lado. Es como uno aprende a sobrevivir en esta soleada selva llena de hienas deseando darte un mordisco en tu bonito trasero.
Pero se puede soñar. Te tomas un lexatín y pensar que esto no puede hacer más que mejorar, porque si no, eso de cortarte las venas puede parecer una alternativa gratificante. Pues no, hemos llenado de tanta mierda nuestro bonito sistema democrático y nuestra amada ilusión de país llamado España que, sabes que no hay vuelta atrás. Que estamos aquí, encerrados en el calabozo de la mediocridad y de los tipos de interés variables, que se supone que sirve para saber si puedes comer o no, frente a la visión real de un cuenco de arroz, y que siempre estaremos cabreados y soltando sapos y culebras contra lo injusto y cabrón que es el sistema y que cuanto nos joden en cuanto tienen ocasión. Que han vendido, venden y seguirán vendiendo tu bienestar a cambio de dos duros más en la cuenta de Suiza. Y que frente a ello, y frente a este país de ciegos, nada hay que hacer. Repetid conmigo los mantras de moda en el día de hoy: recuperación, crecimiento, bajada del paro... Y el reponedor del supermercado esclavista será el ser más dichoso del universo gracias a las hierbas podridas que nos deja España entre las que buscar algo parecido a la felicidad y al futuro mejor. No se engañen, no hay vuelta atrás.