Delcy es Ministra del Poder Popular para Relaciones Exteriores de Venezuela.
No se trata de una voz desautorizada dentro del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, sino que es su Ministra de Exteriores. Siempre es difícil actuar en las Relaciones Internacionales. Hay que seguir unas normas, unas cortesías y sobretodo, estar informado. Desconozco, entre otras cosas por la política que tiene mi país hacía los secretos del Estado, el tipo de implicación o la política que tiene España hacía Venezuela. No se si ha habido algún plan patrocinado por mandatarios españoles destinado a socavar el poder de Maduro. Puedo sospechar que el Gobierno populista y demagogo de Venezuela no es del agrado de nuestros representantes políticos.
No me gustaría centrar los intereses mutuos en los temas económicos, es algo evidente, pero por encima de eso quizás hay otros valores que moralmente me pueden parecer más importantes que el pragmatismo y la ceguera que nos puede provocar la economía. Es el de las personas. Hay muchos venezolanos en España y muchos españoles en Venezuela. En distintas épocas ambos países han sido imanes de la inmigración a uno y otro lado del charco.
Desconozco también cual es el nivel de amenaza que puede existir hacía las relaciones con España y sus empresas y/o ciudadanos. La embajada española en Caracas tendrá mejor información que yo y habrá sido transmitida a Madrid a lo largo de años, por lo que desconozco si el Gobierno español puede tener motivos para seguirle el juego a Maduro de llamar a consultas al embajador y entrar en una espiral de descalificaciones. También desconozco si el Gobierno español puede tener intereses políticos y electorales de cara a una confrontación con Venezuela. Pero más o menos, lo normal en estos casos es ver, escuchar y callar y usar los ases en tu poder como mejor te vengan, sin que un problema diplomático se haga patente de esta forma.
El caso es que parece que los miembros del Gobierno venezolano parecen de Jupiter, y más allá del populismo y chabacanería que pueden usar para su mercado local, la prudencia, el sosiego y el pragmatismo suelen ser buenas armas para no meter la pata hasta el fondo. A una Ministra de Asuntos Exteriores no se le debe calentar la mano en el teclado y realizar ese tipo de declaraciones oficiales, es una temeridad y espero que algún buen diplomático de por aquí la enseñe modales. Y si no, el Presidente Maduro debería ser consciente de su propia estúpidez y ser lo suficientemente sabio para poner en puestos clave a gente que sepa de que va esto. No suele ser buena idea colocar en puestos vitales a sectarios sin capacidad de autocrítica ni conocimiento.
