A mí lo que me parece acojonante es que al españolismo -y por extensión, a todos los foreros que se han manifestado sobre este tema- les parezca absolutamente normal que un estado utilice a sus servicios de inteligencia para espiar a políticos, abogados, periodistas y familiares de su entorno. No hablamos de terroristas ni narcotraficantes, sino de gente normal.
Lo verdaderamente grave no es que el estado espíe, sino que la inmensa mayoría de españoles lo vean completamente normal. Es la constatación de que España no tiene remedio.
Hoy el Washington Post acaba de publicar un editorial durísimo al respecto, y en el europarlamento han montado un servicio para que los europarlamentarios puedan revisar sus móviles. Un escándalo de cojones que supondrá un nuevo descrédito para España.
Mientras, los medios españoles callan. Ojos que no ven, corazón que no siente.
Esto tiene tantas aristas que tratar que me da hasta pereza. Acojonante, pero acojonante de verdad, no de postureo, ni de tik tok ni de selfie, es que consideres a los espiados personas normales. Normales no son. Es gente que es investigada, con las armas usadas por los servicios secretos, por estar metidas, con más o menos implicación, en un intento fracasado de subvertir el orden constitucional de un país.
Los españoles de aquí legitimamos eso, o en todo caso, nos tapamos las narices e intentamos no oler la mierda. A lo mejor son escuchas autorizadas por órganos judiciales, o no. Pero esos aspavientos de afectación forzada de unos delincuentes condenados son ridículas. Deberían estar en la cárcel si no fuera por unos indultos. Lecciones de ética…por favor. Que aquí se ha utilizado a la policía autonómica para intereses partidistas y secesionistas. Y se ha espiado lo mismo. Y hasta aquí puedo contar. Y no sabéis lo que me duele eso.