¿Dónde está el recurso retórico? Lo que ocurrió en 2017 en Cataluña fue un intento de golpe de estado. Si seguiste el proceso a los golpistas, esa fue la teoría de la Fiscalía. Te recuerdo lo que dijo Javier Zaragoza en su intervención: "No les pido que renuncien a sus convicciones o ideales pero no los pueden imponer. les exijo que respeten las leyes, la convivencia, los derechos y las libertades.”
La cobardía de esa chusma hizo que, después, nadie tuviera el valor de reconocerlo. Al parecer todo fue un chiste, una broma que pretendieron hacer a sus seguidores y a los demás españoles. Carles Puigdemont, presidente de la Generalidad, no dijo "proponemos que el Parlament suspenda los efectos de la Declaración de Independencia porque el momento demanda una desescalada de la tensión." Carme Forcadell, presidenta del Parlamento de Cataluña, tampoco amparó las leyes de Transitoriedad y de Referéndum. ¡Qué va! Por eso, porque todo era una broma, el primero huyó de España en el maletero de un coche y la segunda dijo que la declaración unilateral de independencia sólo "era política, sin ninguna trascendencia jurídica" cuando la sentaron delante de los jueces. Y así todos.
Lo que esa basura no midió fueron dos cosas: primero, que el estado no iba a salir a hacerles la ola; y segundo, que aquel golpe podía haber desatado un conflicto cuyas consecuencias eran impredecibles. Por citar los dos casos anteriores, el intento de golpe (o, eufemísticamente, revolución) de 1934 por parte del PSOE y la UGT produjo 1800 muertos y más de 25000 detenidos, además de crear un clima de confrontación entre españoles que tendría funestas consecuencias. El siguiente, el de julio de 1936 de una parte del ejército, que encabezó el general Emilio Mola y del que luego se aprovechó Franco, llevó a una Guerra Civil con más de 300000 muertos y a 36 años de dictadura. Esos son los resultados de las gracias de aquellos/estos hijos de puta.
Te voy a contar una historia personal. En 1990, una pareja que trabajaba conmigo fue un mes de vacaciones a Yugoslavia. Al volver, nos contaron que el país era precioso, la gente amable y los precios baratísimos. Sí, había una cierta tensión entre algunas regiones, pero ellos no habían tenido ningún problema. Así que mi pareja y yo pensamos en ir allí durante el verano en uno o dos años. Al año siguiente se estaban matando todos. Mis compañeros, los que habían ido de vacaciones, no lo podían creer.
Ahora estamos peor. Primero, porque hay un gobierno decidido a desmembrar España como sea (no me preguntes por qué, no lo sé); y después, porque más de la mitad de la población no está por la labor y, de perdidos, reclamará al ejército que cumpla el artículo 8.1 de la Constitución. Un artículo, por cierto, igual al que existe en todos los países de nuestro entorno.
Lo de "no se podía saber", cuando no se dice en broma sino en serio, es propio de gilipollas o de sinvergüenzas, y mucho más cuando se juega con las cosas de comer. Los experimentos, con gaseosa.
