El Gobierno social-podemoide de Sánchez

Yo es que prefiero que algún columnista étnico en el diario.es me llame racista. Es una forma de tener presentes tus privilegios y cuestionarte tu propia existencia. Sólo así, cuando te pegues un tiro, te habrás liberado.

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Si servir al país, es esto, que será la traición.

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Si es todo más fácil.

Es una remodelación de cara a la recepción de los fondos europeos. A nivel económico y de dirección se han colocado puestos afines a “tragar” con lo que diga Europa...porque nos queda otra que tragar en la situación económica que estamos.
 
En su momento en la Universidad hablábamos de Óscar López como uno de los futuros del PSOE.



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El muerto se libera de sus pesos muertos

Jesús Cacho

La España política ha vivido desde el 4 de mayo pasado a impulsos de un caballo desbocado, ha cabalgado a lomos de un tigre dispuesto a zamparse a su jinete. La eventualidad de que el triunfo de Díaz Ayuso en Madrid pueda replicarse en toda España, la posibilidad, más allá de las siglas que copan el espectro político del centro derecha, de que un movimiento transversal de rebelión ciudadana sea capaz de lanzar al basurero de la historia al gran perdedor de aquella jornada, quita el sueño al aprendiz de sátrapa que nos gobierna, quien, en auténtica huida hacia adelante, ha optado en las últimas semanas por acelerar el cambio de régimen con una auténtica batería de medidas legislativas (Ley Trans, Ley de Libertad Sexual, Ley de Seguridad Nacional que, en realidad, es una Ley de Defensa de Sánchez, una ley habilitante a la manera de la que en marzo de 1933 permitió a Hitler el asalto al poder de la República de Weimar), destinadas a consolidar ese cambio y hacerlo irreversible, vaciando de contenido la Constitución y abocando a España a ese futuro de incertidumbre que augura la España república federal o confederal, vaya usted a saber, un viaje a lo desconocido que en nada sería parecido al más largo periodo de paz que este país ha vivido en siglos de historia.

Concedidos los indultos a los condenados del 'procés' a un precio muy alto para el personaje, con un desgaste de imagen brutal, Pedro Sánchez, que como buen psicópata carece de sentimientos, se embarcó ayer en un cambio de Gobierno acompañado por un gran aparato eléctrico, con mucha pirotecnia de rayos y truenos, en tanto en cuanto salen del mismo sus tres pesos pesados, en realidad dos, más el hombre que en cocina ha preparado todos los guisos de este Ejecutivo con vocación vegana. Sale Carmen Calvo, el ama de llaves de Sánchez, una indigente intelectual aureolada con un doctorado en Derecho Constitucional dispuesta a tragarse sin pestañear los sables de los desafueros a la Constitución que su patrocinador tuviera a bien cometer en su camino de servidumbre a los socios que le auparon a la presidencia y le mantienen en el poder. Y sale un José Luis Ábalos, gañán con palillo entre dientes, un Sancho “apoyao” en el quicio de la mancebía de un puticlub de carretera, las luces de neón parpadeando entre la niebla de un incierto invierno, el tipo al que los checks and balances de un Estado de Derecho parecen “piedras en el camino” de la satrapía del jefe al que sirve, el don Vito que carga con las 40 maletas de Delcy Rodríguez y huye con ellas hasta vaya usted a saber dónde, el pícaro experto en la compra de material sanitario por empresa interpuesta, el financiero de los 53 millones girados a Panamá para una compañía aérea de la que nadie nunca había oído hablar. Sale un Ábalos convertido en una caja de bombas. Un Ábalos sospechosamente cesado. Ese Sancho Panza de nuestra profunda y abotargada España se larga con sus secretos, se supone que puestos a buen recaudo por el jefe que le jubila.

Lo anticipó Guadalupe Sánchez en este diario, nada menos que el domingo 4 de mayo, el mismo día en que los madrileños se disponían a emitir su voto. “Si las urnas confirman lo que anticipan las encuestas y Ayuso arrasa hoy, el mayor perdedor del 4-M no será Gabilondo, tampoco Iglesias. Ni tan siquiera Pedro Sánchez. Será Iván Redondo quien sufra en sus carnes los sinsabores de la derrota”. Acertó de pleno, si bien considerar a Redondo más afectado por el desastre que el propio Sánchez es minusvalorar la condición del ladino señor de los anillos sin cuya aquiescencia nada se hace o se mueve. La carrera política de Sánchez cambió de signo tras la operación de Murcia. Posiblemente aún no lo sepa, pero desde Murcia ese grajo vuela bajo, ese pájaro lleva plomo en las alas y será cuestión de tiempo que termine por dar con sus huesos en la tierra que nunca debió abandonar. Iván Redondo o el epitafio de un tipo que quiso jugar fuerte y perdió, y una despedida que da la auténtica dimensión del personaje, ese tarjetón de indignidad (“Hay que saber parar”) simulando que es él quien se va (a ganar dinero allende el Atlántico, se supone, con su expertise en destruir presidentes a este lado del charco), que nadie le ha despedido, nadie le ha dado con la puerta en las narices, revelando, también, que su relación amorosa con el amo era mentira, como aquí se encargó de contar en su día Luca Costantini.

Un cambio de Gobierno pobre, inane, muy lejos de dar sensación de fortaleza. Un Gobierno en el que permanecen auténticos e insignificantes pesos pluma y al que acuden nuevos e insignificantes pesos pluma. Sensación de que nuestro tiranuelo va a menos, de que el arco ha perdido fuerza y a la flecha le queda menos recorrido. Murcia paró en seco el ascenso de su estrella y esta remodelación marca el camino hacia su ocaso. El sanchismo pierde músculo, lamina sus propias defensas. Desaparece Redondo, el deus ex machina de este Ejecutivo, el responsable directo de lo único que ha funcionado en el Gobierno de este fatuo engreído hasta la náusea: el globo sonda, la mentira, la agitación, la propaganda… El presidente de un Gobierno especialista en la nada con sifón, maestro de los efectos especiales, ha decidido cepillarse al encargado de manejar el artilugio. Queda vacante el puesto de consejero delegado de esta empresa experta en la venta de humo. Nada bueno puede derivarse para la cuenta de resultados. Nada, desde luego, de un perezoso con menos luces que un barco de contrabando llegado de Valladolid. Todos se habían quemado en una borrachera de incoherencias y sobresaltos diarios, de escándalos pautados que han surtido el efecto de narcotizar a una ciudadanía ahíta de sustos, porque la barahúnda de hoy tapaba el tumulto de ayer. Unos ministros quemados, un Gobierno muerto. Y va el vampiro y prescinde de esos pesos muertos, cuando todo el mundo sabe que el verdadero muerto en esta España desquiciada es él.

Lo único que Sánchez ha vuelto a demostrar es que en el camarote de los hermanos Marx que es el PSOE solo manda él. El PSOE es hoy una agrupación de oportunistas sin escrúpulos en busca de recompensa o empeñados en la defensa de su momio. El PSOE es hoy Pedro Sánchez, un aventurero sin freno moral alguno al que el propio PSOE, aquel PSOE herido de muerte donde aún quedaba algo de vida, fue capaz de expulsar del partido cuando lo descubrió una noche manipulando una urna tras una cortinilla en la sede de Ferraz. Más que una remodelación, lo de ayer ha sido una masacre. De milagro no se ha cesado él mismo. Todos incompetentes menos yo, el de la tesis cum fraude. Su final está hoy un poco más cerca tras este nuevo paso en falso. Un final, sin embargo, que será largo y doloroso, traumático para España. Porque lo de ayer demuestra que el bandarra sigue tan prisionero, gustosamente prisionero, de Podemos (y sus amigos separatistas y bildutarras) como estaba por obra y gracia de la firmeza con la que Iglesias supo amarrar los pactos del Gobierno de coalición. Si al PSOE histórico le quedara algo de vida, si al PSOE de los Felipe, Guerra y compañía le quedara algo de aliento, se moriría del pasmo al contemplar al viejo PSOE de los 140 años de historia humillado, uncido al yugo que el gran timonel firmó con el comunista de la coleta y que hoy no puede sacudirse el fantasma de las Montero, Díaz, Belarra, Garzón y Castells.

Atado al mismo yugo de sumisión que arrastra a España por la deriva de la irrelevancia y, lo que es peor, el desguace. Ahora vendrá la despenalización de la secesión, la amnistía para los capos condenados del 'procés', la vuelta con honores de Puigdemont, y el referéndum de autodeterminación enmascarado de juegos florales de la España federal y pin, pan, pun. En el proceso de autodestrucción en el que camina España, el cambio de Gobierno de ayer es un asunto muy menor, por completo intrascendente. La flatulencia de un sátrapa convencido de poder hacer con sus servants no menos de lo que está demostrando ser capaz de hacer con España: vaciarla de contenido, ultrajarla, romperla. Como el viernes se encargó de lanzarle a la cara la presidenta madrileña, Díaz Ayuso, caminamos aceleradamente hacia un cambio de régimen cuyo sentido último es entronizar una nueva dinastía al mando del pícaro que hoy nos gobierna. Vale la pena repetirlo una vez más: la obligación de todo demócrata a fuer de liberal que se precie es hoy trabajar activamente en la desaparición de este impostor, cada uno en la medida de sus posibilidades, y no para volver al más de lo mismo, sino para consolidar la alternativa de una democracia con auténtica separación de poderes, una democracia donde no sean posibles nunca más los Francos, pero tampoco los Zapateros y mucho menos los Sánchez y, si me apuran, tampoco los Rajoy.

Una democracia que pase por un cambio radical en el PP y por la desaparición definitiva del PSOE. Este será el regalo que Pedro Sánchez Pérez-Castejón deje en herencia a este país. Un regalo como traca final. Sánchez será el Craxi español que acabe definitivamente con el PSOE, como el Craxi italiano acabó con el PSI. El François Hollande que acabó en Francia con el PSF. El sepulturero de un partido que volvió a la vida cual ave fénix tras haber estado desaparecido en combate durante 35 años de dictadura. Fracasada la vía socialdemócrata que Felipe González intentó apuntalar durante sus presidencias, El PSOE frentista, el PSOE largocaballerista resucitado por Zapatero y entronizado por el salteador de caminos que nos preside debe desaparecer definitivamente de la vida española. Lo explicaba Jesús Laínz esta misma semana: “Así comenzó la férrea complicidad entre la izquierda española (PSOE) y los separatistas (ERC). Juntos dieron el golpe de octubre de 1934. Juntos se presentaron a las elecciones de 1936. Juntos indultaron a los golpistas (Lluís Companys). Juntos lucharon en la guerra civil. Juntos compartieron exilio. Juntos organizaron en 1971 la Assemblea de Catalunya. Juntos se presentaron a las primeras elecciones democráticas de 1977 en la candidatura unitaria al Senado Entesa dels Catalans. Juntos han construido el régimen totalitario que hoy asfixia Cataluña. Y juntos pretenden acabar con la Constitución de 1978 y la Monarquía”. El PSOE refundado en Suresnes ha acabado, vuelta la burra al trigo, en una nueva alianza con comunistas y separatistas. No deberían seguir haciendo más daño a España.
 

No es un cambio de Gobierno, es un Gobierno para el cambio de Régimen

Federico Jiménez Losantos

Sánchez ha dado un gran paso para liquidar el régimen constitucional del 78 y proceder a la voladura, que imagina controlada, de la nación española. El nuevo Gobierno es mucho más fuerte que el anterior, más sanchista si cabe, y presenta menos fisuras para finalizar el verdadero proyecto, que es el cambio, mediante leyes habilitantes, como las de Hugo Chávez, copia de las de Hitler en 1934, del régimen constitucional. Se le va a dar la vuelta a la Transición mediante la fórmula que Torcuato Fernández Miranda enunció como "de la Ley a la Ley". Así se hizo la Transición, así llegó la democracia, así se conservó la Nación y así tuvimos Constitución.

Pues bien, como se hizo, se deshará. El cambio tuvo una aceptación silente por parte de los españoles, que no querían líos, sino seguir adelante con sus vidas tras la muerte de Franco, y que se informaban básicamente mediante una televisión con dos cadenas -mejor, cadena y media: Primera y el UHF-. Su Director General, Adolfo Suárez, pasó de TVE a la Secretaría General del Movimiento, el Partido Único del Régimen, y de ahí, gracias a Juan Carlos y Torcuato, a la presidencia del Gobierno, para acometer el cambio de régimen. El orden legal, garantía de que no hubiera represalias ni resistencias, quedó a cargo de Torcuato como Presidente de las Cortes, que sustituyó a Alejandro Rodríguez de Valcárcel por la misma razón que Suárez a Carlos Arias Navarro: ninguno entendía la necesidad del cambio.

Valcárcel le hizo jurar a Juan Carlos, a lo Santa Gadea, los principios del Movimiento para ser coronado rey. Agravio que no olvidó pero que no le vino mal para el primer año de la Transición, cuando iba de puntillas, con Arias a cuestas, deshaciendo el régimen sin hacer ruido. Para ello fue necesario que las propias Cortes de Franco se disolvieran voluntariamente y dieran paso a otras elegidas democráticamente. Torcuato y, sobre todo, Miguel Primo de Rivera y su tía Pilar, hermana de José Antonio, fueron clave en ese acto de generosidad, donde también influiría el miedo, pero donde, sobre todo, se impusieron el patriotismo y la inteligencia política.

Testigo del asalto a la tumba de Franco

Félix Bolaños es hombre de Leyes y de Sánchez, lo que lo convierte en doblemente peligroso, en la pieza clave del cambio de Régimen, cuyas fases previas protagonizó. La más grave para quien sabe de Derecho fue el asalto a la tumba de Franco, la negativa a sepultarlo en la cripta familiar y el traslado en helicóptero del ataúd, junto a la familia Franco y a la novia de Garzón, al cementerio de Mingorrubio, elegido por el Gobierno para reinhumarlo, siempre con el prevarirrespaldo de la Sala de lo Tendencioso Administrativo del Supremo, que, cuatro décadas después de su entierro, declaró "urgente" la exhumación. No sé qué pensaría Bolaños dentro del helicóptero, pero sabía que protagonizaba algo criminalmente importante: profanar la tumba de la España Nacional, de media nación en guerra. Los frívolos de Ciudadanos, los cobardes del PP y la Iglesia, deudora eterna de Franco, no se opusieron a ese delito de Lesa Patria. Pero Bolaños, pálido, porque, a diferencia de Rivera y Casado, sí sabía lo que hacía, estaba ahí.

Todos los asaltos al sistema constitucional mediante leyes aberrantes han contado con la participación del nuevo hombre fuerte invisible del Gobierno. Es verdad que las leyes de Violencia de Genero y de Memoria Histórica, estaban ahí. Pero los indultos, la ley de Memoria Democrática, la Ley Trans y la Ley de Seguridad Nacional, pórtico de la Dictadura de Sánchez, han tenido a Bolaños como partero o suavizador de su rasposa condición legal, cuando no abiertamente contrarias a Derecho. Para eso es abogado y brillante, primero de su promoción, aunque inclinarse por lo laboral ya preludiaba su ingreso en el PSOE, taller de derechos de hecho.

La gran diferencia entre el caído Redondo y el alzado Bolaños es el PSOE, al que uno asesoró y al que el otro pertenece. Y si Redondo quiso aparecer en las fotos del pacto de Gobierno con Podemos y el inútil triunfo electoral de Illa, Bolaños labró la ruina de Ciudadanos en dos episodios esenciales: el apoyo a los Estados de Alarma y la moción de censura de Murcia. No estamos, pues, ante un técnico legal, sino ante un político que sabe de leyes, lo más peligroso como Número Dos de un Gobierno cuyo Número Uno ve la Ley como un obstáculo que saltar, eludir o disimular.

Los comunistas, únicos indiscutibles

Con Bolaños, sobraba Carmen Calvo. Y con Calvo, caían Redondo y el que, en la luna de miel con Sánchez, era su hombre en el PSOE: Ábalos. Lo de conservar a los ministros de Podemos es una forma de humillar a Iglesias, que desde su tumba en Madrid ve que Yoli Tenacillas resulta una compañera de aventura golpista mucho más cómoda a la grupa del Felón. Vamos, que gracias a sus sonrisas y bucles, y melindres y momos, siguen en sus puestos dos lerdos, Garzón y Castells, el hervíboro y el meritófobo.

Por cierto, si el ministro de Universidades dijo que a Clarín lo fusiló Franco, el de Cultura, Iceta, fue expulsado de la carrera tras cinco años en Primero. En Deportes, tras impulsar el sillón-ball como deporte olímpico, defenderá que la Ley Trans se cargue el deporte femenino. Marlaska y Robles en el Gobierno prueban que los jueces de carrera al lado de Sánchez aseguran las ilegalidades más desvergonzadas. Y la vicepresidenta Calviño garantiza que los fondos europeos irán a los amigos del Ibex35 más verdes, ecolojetas y femitranspirables. Ni un euro para el autónomo, empresario o agricultor que busca que sobreviva su empresa pero que no lucha contra el cambio del clima climático. Los eurofondos son aire y van al aire, etcétera.

Es difícil saber lo que la alcaldesa de Gavá y la de Gandía aportarán al Gobiernno. De momento, recuerdan a Leire Pajín y Bibiana Aído, que llegaron a ministras por ser jóvenes y mujeres. Pilar Llop dijo que España no era una democracia porque el 50% de hombres oprimía al 50% mujeril. Ella alivia. Iba para rival de Ayuso en Madrid y dejó el Sitio de Peligro a Hanna Montana. En la guerra total Sánchez-Ayuso, o mueres o asciendes.

La alternativa es Madrid

Y es que ante Sánchez y sus gobiernos, éste más fuerte que el anterior y diseñado para hacer irreversible el cambio de régimen en dos años, Ayuso plantó en la mismísima Moncloa la bandera de la resistencia nacional. Su comunicado tras ver al Felón ha sido la moción de censura que Casado no quiere presentar. Ella, sí. Y hay que tomar nota de cuatro frases:

"España está secuestrada en manos de minorías que la odian y nos recuerdan cada día que quieren acabar con ella."
"Si el presidente del Gobierno decide conducir a España por el camino de la normalidad, la sensatez, la unidad -lo de siempre-, ahí tendrá a la Comunidad de Madrid. Si, por el contrario, el Gobierno se va a dejar humillar, despedazar y hundir a manos de enemigos confesos, espantando a la empresa, al capital, a la inversión o a los estudiantes, desuniendo a esta gran nación, empobreciéndola y arrastrándola, que no cuente ni conmigo, ni con nadie de mi gobierno".
"Los intereses de España y de Pedro Sánchez son distintos". "Si sigue por este camino, tocará decidir: o su futuro o el de España".
"Ni Madrid ni ningún otro territorio se pueden dejar pisar por aquellos que odian España. Mi gobierno estará aquí para cada español que necesite amparo".
Esta última, la más importante, es la que Bolaños tiene que estudiar.
 
¿Y eso lo hace ideal para el puesto de Ministro de Deportes? ¿O a santo de qué viene esta noticia?
A tratar de justificar lo injustificable.

Han nombrado ministro de Cultura y Deporte a un mamporrero al que echaron de la facultad al ser incapaz de aprobar primero de Economía en cinco años y que es la antítesis hasta del deportista aficionado.

Feliciano López lo ha explicado perfectamente con una fina ironía.
 
Si es todo más fácil.

Es una remodelación de cara a la recepción de los fondos europeos. A nivel económico y de dirección se han colocado puestos afines a “tragar” con lo que diga Europa...porque nos queda otra que tragar en la situación económica que estamos.

No te montes pajas mentales. Ha cesado a los que la plebe más tenía en el punto de mira. Los ha matado para salvarse el. No hay más.
 
No te montes pajas mentales. Ha cesado a los que la plebe más tenía en el punto de mira. Los ha matado para salvarse el. No hay más.
Una cosa es lo que podamos ver o creer....pero en la salida de Pableras y el aupar a Calviño, Europa ha tenido mucho que ver.

Pero eso no te lo dirán los telediarios.
 
no entiendo de qué sirve aupar a Calviño si Sánchez sigue ahí.

ese mantra de que el problema era Podemos.... o Bildu, o ERC.
Sánchez mantiene a Podemos por postureo. Y porque los de Podemos se creen que pintan algo en el gobierno y no pintan nada.

Los tiene ahí para cumplir el cupo de imagen que necesita para su masa de votantes de la izquierda más escorada al comunismo.

Son los tontos útiles e inútiles.
 
El peor gobierno en el peor momento. Pero mantengamos a los inútiles de Podemos. Y a Iceta.

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