Eliminar el dinero en efectivo tiene dos propósitos politico-económicos, que se disfrazan con la excusa de combatir el fraude para que la gente lo acepte al grito de ¡que cumplan con sus obligaciones!:
- Eliminar totalmente la privacidad de los pagos (la poca que quedaba ya). Si alguien tiene acceso a tu historial de pagos pueda usar esa información con propósitos variopintos. La doble cara de la política actual: una legislación draconiana para la LOPD, pero a la hora de pagar, tu privacidad está a nuestra merced.
- La segunda, y para mí la más grave, es la de eliminar la libertad personal de poder atesorar capital y no prestarlo, y en última instancia correr con los gastos de unos tipos de interés negativos.
Ahora mismo, hay dos maneras en las que una persona puede atesorar dinero: el efectivo y los depósitos bancarios. Si atesoras efectivo, está claro que tú tienes el control absoluto sobre ese dinero: no lo quieres prestar, no lo prestas y punto. Pero con los bancos la cosa cambia, ya que los bancos hacen de intermediarios entre los ciudadanos y las empresas y constantemente están usando nuestro dinero para invertir aunque no lo sepamos. Sin embargo, si un banco no nos convence, creemos que invierte en empresas que no nos gustan o lleva a cabo inversiones ruinosas que pueden acabar con la solvencia del propio banco (y con nuestro dinero), tenemos el recurso de retirarle los fondos al banco en forma de efectivo y atesorarlo nosotros.
¿Per qué pasa si no hay dinero en efectivo? Que si un grupo de bancos, coordinados por un banco central, lleva a cabo inversiones ruinosas con nuestro dinero, no podemos retirarles esa financiación a los bancos, no hay dinero en efectivo, no podemos convertir los números en billetes. Seríamos rehenes del sistema bancario, pues estaríamos obligados todos los meses, todos los años, a financiar, queramos o no a esos bancos.
Se podría dar la situación de que estos bancos mantuvieran en pie a empresas quebradas cobrándoles intereses negativos por los préstamos, es decir, serían los bancos quienes pagarían a las empresas por haberles prestado el dinero. ¿Y quién costearía esos intereses negativos? Pues los ciudadanos, a los que los bancos cobrarían un interés a cambio de los depósitos, mientras estos mismos bancos pagarían una parte de esos intereses negativos a las empresas. O sea, el mundo al revés.
Ese es el verdadero motivo que subyace con las paulatinas disminuciones de los límites del pago en efectivo: la eliminación total de los billetes para convertirnos en rehenes cautivos del sistema financiero y expropiar nuestras libertades civiles y económicas.