Han destrozado la sociedad acusando a todos. A todo el que no pensara justo como ellos. Avivando odios inventados, generando conflicto y venerándolo, enfrentando al pueblo para marcar agenda.
Les ha dado igual señalar inocentes, tergiversar, manipular realidades, inventar culpables. Su excusa es la información, una información que nunca llega, y dicen luchar contra los bulos pero son ellos quienes los crean y propagan.
Enemigos del pueblo. Cuando hizo falta informar del peligro que se cernía, una vez más y como siempre, pusieron la agenda por delante. Por acción u omisión son culpables.
Se están perdiendo vidas y han contribuido a ello. Y ahora, con una inabarcable suficiencia, se ríen de quién avisó, de quién tenía razón, de quién fue honrado. Porque el honesto pone más en evidencia su desvergüenza, quieren un mundo de cínicos. Como ellos.
Un mundo acrítico, que dependa de sus caras sonrientes de ideas podridas. Un mundo de zombies aplaudiendo en los balcones y abucheado a quien le digan. Un mundo de eslóganes adolescentes y consignas en que la muerte de tus vecinos no levante un grito contra los responsables.
Esto debe ser un punto y final para la vida pública de esta gente, es una cuestión de limpieza y honradez, de decencia y orgullo. Hay que echarles a todos. Que cuando se vuelva a salir a la calle al menos la vergüenza les impida hacerlo. Porque es lo mínimo que merecen.
Martín Zamacois.