Ciertamente Amazon ha puesto el listón muy alto para el resto de tiendas en bastantes puntos, que desde que apareció están obligadas a ponerse las pilas constantemente, pero si monopolizan el mercado, eso a la larga tendrá repercusiones negativas incluso para sus propios clientes y por tanto sería una pena que mucha gente solo comprase en una única tienda por inercia. Pero esto no es un mensaje anti-Amazon, en todo caso pro-elección.
Si en el fondo estamos de acuerdo, en que los monopolios son malos y que la competencia nos beneficiaría a todos. En lo que discrepamos es en a quién echarle la culpa de esta situación. Hay quien le echa la culpa a las propias empresas, a las que se acusa de hacerse gigantes a costa de explotar a los demás. Otros le echan a la culpa a los consumidores, que son tontos y que no compran a quien deberían comprar. Y otros, como un servidor, creemos que gran parte de la culpa la tienen el resto de empresas del sector, que no han sido capaces de ofrecer propuestas que puedan rivalizar con las del gigante americano.
Sí, entiendo que a día de hoy Amazon es una empresa mastodóntica y que pocas empresas tienen recursos suficientes para competir en igualdad de condiciones. Pero es que no todo es cuestión de capital. Muchos de los grandes gigantes empresariales de hoy (Amazon, Google, Facebook, Inditex, Netflix) empezaron de la nada, siendo pequeñas empresas en las que trabajaban dos o tres personas. Los que les ha dado tanto poder durante tanto tiempo es, ante todo, el hecho de ser empresas que han sido capaces de anticiparse a las necesidades de la gente y que han sabido evolucionar a medida que estas necesidades iban cambiando. Cuando Apple y Microsoft empezaron, eran pequeñas empresas que tuvieron que combatir con gigantes de la talla de IBM, que a día de hoy son historia. Asimismo, cuando Amazon empezó como pequeña librería
online tenía que competir contra grandes cadenas de librerías que tenían sedes en prácticamente todas las ciudades de EEUU. Y la empresa de Bezos, surgida de la nada, se las acabó comiendo con patatas. Netflix empezó como un pequeño servicio de alquiler de películas en DVD que tenía que rivalizar con gigantes como Blockbuster.
Muchos de los grandes gigantes de hoy en día surgieron de la nada y consiguieron derribar a los gigantes de su época por varias razones:
1) En primer lugar, porque fueron empresas pioneras / visionarias, fueron capaces de satisfacer las necesidades de los clientes de maneras totalmente novedosas
2) En segundo lugar, recibieron el favor masivo del público, es decir, una gran masa de gente consideraba que los productos o servicios que ofrecían aquellas pequeñas empresas tenían más valor que los productos o servicios análogos que estaba ofreciendo la competencia
3) En tercer lugar, no se quedaron estancadas, han estado reinventándose continuamente. Amazon es el ejemplo más paradigmático: empezó vendiendo libros, continuó ofreciendo otro tipo de productos y desde entonces no ha dejado de innovar y de diversificar servicios: fue pionera en incorporar la participación de los clientes (valoraciones, comentarios, etc.) de usuarios, en agilizar y simplificar los procesos de compra, ha revolucionado los sistemas de logística, ha acelerado los tiempos de entrega, no ha parado de añadir funcionalidades (autorip, kindle unlimited, Amazon Prime...), se ha metido en la fabricación de productos, ha añadido el Marketplace, hay ciudades en las que hasta sirve la compra, ha creado supermercados físicos en los que no hay cajas, tiene su propia flota de aviones, está trabajando en la entrega de repartos mediante drones... Netflix, tres cuartos de lo mismo: empezó funcionando como una especie de videoclub que te llevaba las películas a domicilio, se reconvirtió en servicio de VOD, empezó ofreciendo contenidos ajenos, poco a poco fue produciendo contenidos propios, a medida que se iba implantando en otros países también fue haciendo series y películas en otros idiomas y a día de hoy hasta producen películas que se estrenan en los cines y que ganan Oscars.
Y durante todos estos años, en los que empresas como Amazon o Netflix han aprovechado para reinventarse e ir marcando las pautas a seguir, ¿qué han estado haciendo sus competidores? Dormirse en los laureles. Amazon llegó a España hace ya 9 años, en 2011, y desde entonces la empresa estadounidense no ha dejado de reinventarse y de mejorar sus servicios. En todo este tiempo, La Casa del Libro no ha sido ni siquiera capaz de ofrecer una página web mínimamente funcional. Que vale, a lo mejor la empresa española no se puede permitir hacer entregas en 24 horas ni ofrecer una tarifa plana de libros electrónicos, pero que en casi una década no haya sido capaz de ofrecer una web que funcione de manera fluida creo que no es culpa de Amazon. Tres cuartos de lo mismo con El Corte Inglés, que sigue anquilosado en el modelo de negocio que les dio éxito y que aparte de añadir una tienda web y de reorganizar un poco los espacios en sus centros no ha sido capaz de ofrecer nada nuevo.
Y ahí está el gran problema. Para que Amazon tenga competencia tiene que aparecer gente que sea capaz de resolver problemas que Amazon no está resolviendo. Y el problema es que el sector del comercio electrónico es un yermo, parece que todos han asumido la posición de liderazgo de Amazon y simplemente se conforman con ir a rebufo de la empresa de Bezos y, en el mejor de los casos, quedarse de segundones. Y eso no es más que facilitarle las cosas para que Amazon se haga haciendo todavía más grande.
Yo cuando digo que Amazon es la empresa número 1 de su sector porque no tiene competencia no quiero decir que sea perfecta ni que no sea mejorable ni que no se merezca críticas, pero es que aún en su situación de cuasimonopolio a la empresa americana se le ve mucha más voluntad de mejora continua que al resto de sus competidores.