El Hobbit: La desolación de Smaug

Ojo, lo de tres títulos que he dicho me refiero a 3 pelis...

El listado completo de capítulos (del libro) es el siguiente:

1. UNA TERTULIA INESPERADA
2. CARNERO ASADO
3. UN BREVE DESCANSO
4. SOBRE LA COLINA Y BAJO LA COLINA
5. ACERTIJOS EN LAS TINIEBLAS
6. DE LA SARTÉN AL FUEGO
7. EXTRAÑOS APOSENTOS
8. MOSCAS Y ARAÑAS
9. BARRILES DE CONTRABANDO
10. UNA CÁLIDA BIENVENIDA
11. EN EL UMBRAL
12. INFORMACIÓN SECRETA
13. NADIE EN CASA
14. FUEGO Y AGUA
15. EL ENCUENTRO DE LAS NUBES
16. UN LADRÓN EN LA NOCHE
17. LAS NUBES ESTALLAN
18. EL VIAJE DE VUELTA
19. LA ÚLTIMA JORNADA
 
Por qué ha de ser lo más fiel posible? Quien lo dice?

A mi los de el sombrero de gandalf es demasiado picudo directamente los enviaba a una noche con Gussander desnudo.
 
Hombre, se entiende que si estás basándote en una obra literaria, como mínimo, has de ser lo más fiel posible (como mínimo). Que de un libro de X páginas se saque 9 horas metiendo material añadido pues como que choca (y mucho).

por que se titula "La Desolacion de..."?

Habría que preguntarle a Jackson, que de "El hobbit" ha logrado sacar 3 títulos distintos.

Ah, o sea que media pelicula de 3 horas y pico sean 21 paginas de un libro de 405 tú no lo llamas sacar una peli de X paginas? Porque si sacamos de la trilogia literaria todo lo que no se adaptó, qeda algo bastante suavecito, eh...

Elliot, la desolacion de Smaug es Erebor y sus terrenos aledaños desruidos por Smaug.

O, si la peli acaba donde me han dicho, un calietabraguetas.
 
"Morira alguna vez algun enano en su pelicula de enanos-que-escapan-de-una-muerte-segura-en-el-ultimo-minuto?"

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http://www.ecartelera.com/noticias/...te-bilbo-bolson-mete-publico-anillo-bolsillo/

'El Hobbit: La desolación de Smaug': Un valiente Bilbo Bolsón se mete al público y al anillo en el bolsillo

Conchi Horcas Jueves 12 de Diciembre 2013
La segunda entrega de 'El Hobbit' llega cargada de trepidantes aventuras y nuevos personajes que nos dejan una impaciente espera de cara al desenlace final.













Continuamos, tras un año de espera, nuestro viaje a Erebor. Para los más despistados, Peter Jackson ha tenido la delicadeza de añadir algunas escenas y diálogos con los que explicar la historia. Una vez que, de nuevo, tenemos todo lo necesario: unos protagonistas, una misión y un objetivo a cumplir, retomamos nuestro periplo a través de la Tierra Media.

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Bilbo Baggins prosigue su aventura junto a trece Enanos, liderados por Thorin Escudo de Roble, para recuperar la Montaña Solitaria y el Reino de Erebor. Después de haber conseguido sobrevivir a las aventuras que se les presentaron al final de la primera entrega, el grupo continúa y se topa con Beorn, el cambiador de piel, así como con un enjambre de Arañas gigantes (posibles familiares cercanos de Ella-Laraña), los Elfos del Bosque y los hombres de Ciudad del Lago para así, finalmente, encontrarse cara a cara con el desolado dragón Smaug.

Si en la primera entrega de 'El Hobbit' se criticó el hecho de que Peter Jackson hubo de detenerse en los preámbulos y otras explicaciones, en esta ocasión la aventura no se hace esperar demasiado y la compañía se encuentra rápidamente ante una serie de obstáculos que, por peligrosos que parezcan, sirven como antesala del resto del film.

De manera paralela a esta serie de acontecimientos, Bilbo Baggins descubrirá las bondades del anillo que consiguió arrebatar a la criatura Gollum y no dudará en recurrir a ellas siempre que le sea necesario. Aquí Martin Freeman vuelve a demostrar por qué han apostado por él: su interpretación continúa estando a la altura de las circunstancias y su personaje deslumbra y se adapta a los cambios que experimenta conforme se va desarrollando la trama. En definitiva, Freeman consigue meterse al público en el bolsillo con la misma facilidad con la que se guarda el anillo único.

Misma evolución sufre el personaje interpretado por Richard Armitage. Mientras que Bilbo se convierte en un hobbit aventurero, valiente y seguro de sí mismo, Thorin Escudo de Roble tendrá que hacer frente a todo lo contrario: muchos de sus compañeros temen que el heredero al trono de Erebor acabe pervertido por la codicia y el egoísmo. En esta segunda entrega, el personaje interpretado por Armitage tendrá que hacer frente no solo al dragón Smaug (Benedict Cumberbatch pone voz a uno de los mejores dragones de la historia del cine), si no a los fantasmas de sus antepasados y a las frustraciones y decepciones que surgen cuando los resultados de los esfuerzos dedicados tardan en llegar.

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Una de estas decepciones se deberá a la práctica ausencia del mago Gandalf, que como de costumbre aparece y desaparece en virtud de sus asuntos. En contrapartida, quien aparece es Bardo el arquero, un hombre y padre soltero interpretado por Luke Evans que terminará complicando la vida a los Enanos. Sin embargo, se trata de un personaje que dará mucho que hablar en la tercera entrega, haciendo que todas las miradas se centren en él, quien de momento ha logrado una actuación correcta y más que aceptable.

Por su parte, Orlando Bloom vuelve, una vez más, a convertise en Legolas, el personaje que en su día le sirvió de trampolín y le permitió el salto al estrellato. En esta ocasión, nos encontramos con un Légolas que tiene un carácter muy diferente al que conocimos en 'El Señor de los Anillos'. Si bien continúa haciendo gala de sus infalibles habilidades con el arco - una destreza de la que vuelve a presumir en compañia, esta vez junto a una compañera muy especial -, en 'El Hobbit: La desolación de Smaug' nos encontramos ante un personaje más joven e inexperto que, como tal, está en plena búsqueda de una personalidad propia que le permita encontrar su camino.

Como cabe esperar, su compañera de batallas no es otra que Evangeline Lily. Desde Eowyn, la sobrina del rey de Rohan que finalmente acabaría convirtiéndose en una de las guerreras más valientes de la saga de 'El Señor de los Anillos', no nos habíamos encontrado con otra superheroína que representara a las mujeres más intrépidas de la época, al menos en lo que a un escenario de batalla se refiere. Quizás el regreso a la gran pantalla de Evangeline Lily se deba a este motivo, o bien a una predilección especial de Jackson hacia este perfil, pues se trata de un personaje que no aparece en la novela original.

Y es que al contrario de lo que muchos puedan pensar, Evangeline Lilly ha conseguido dar vida a una elfa guerrera que, como decimos y a pesar de no formar parte de la historia, se antoja imprescindible conforme se van sucediendo los acontecimientos. Tauriel y Légolas serán los encargados de protagonizar algunos de los momentos más entrañables y simpáticos del film.

Mientras que, de momento, sus apariciones se deban a momentos puntuales en los que no sirven más que para relajar las tensiones propias de la misión o por el contrario, para sacar a relucir las habilidades élficas, lo cierto es que a través de esta pareja, los guionistas han encontrado la herramienta con la que propiciar el acercamiento entre elfos y enanos en busca del bien común, un valor añadido en el campo de batalla que de cara a la tercera entrega resulta imprescindible.

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Conservando la identidad

Con algún que otro guiño a la saga de El Señor de los Anillos, 'El Hobbit: la desolación de Smaug' conserva los increíbles escenarios y paisajes que en su momento se convirtieron en la seña de identidad de las películas de Jackson. Si bien la recurrencia al 3D a veces continúa creando imágenes demasiado artificiales, el film continúa con la técnica y fotografías perfectas y sobre todo, con ese espíritu que un día conquistó a millones de fans y que aún hoy promete ayudar a llenar las salas de cine.
 
http://www.blogdecine.com/criticas/el-hobbit-la-desolacion-de-smaug-mejor-que-la-primera

Es bien conocido por todos los lectores que no soy precisamente uno de los que defienden la decisión de dividir la adaptación cinematográfica de ‘El Hobbit’ en tres películas -–ya que fuesen dos, lo inicialmente previsto, me despertaba serias dudas—. Sé que es algo más que el salto al cine de esa simpática y entretenidísima aventura ideada por Tolkien, pero también tenía asumida la idea de que el cambio de tono necesario –-más carga épica intentando alcanzar la conseguida por la trilogía de los anillos, algo diametralmente opuesto al tono ligero del original literario-— iba a jugar en contra de esta inesperada trilogía.


El estreno de ‘El Hobbit: Un viaje inesperado’ (‘The Hobbit: An Unexpected Journey’, Peter Jackson, 2012) confirmó mis temores, dando por sentado que las restantes entregas iban a mantener un nivel similar, quizá algo peor en ‘El Hobbit: La desolación de Smaug’ (‘The Hobbit: The Desolation of Smaug’, Peter Jackson, 2013) por su naturaleza como cinta de transición y puede que algo mejor en ‘El Hobbit: Partida y regreso’ (‘The Hobbit: There and Back Again’, Peter Jackson, 2014) por ser el clímax de la historia. Pues bien, me equivocaba, ya que, pese a sus evidentes debilidades, ‘El Hobbit: La desolación de Smaug’ es una película mejor, más compacta y mucho más efectiva como pasatiempo de lujo que su predecesora.

Los puntos fuertes de ‘El hobbit: La desolación de Smaug’

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Una de las cosas que tengo claro cuando voy a ver la adaptación cinematográfica de cualquier cosa es que va a haber cambios y lo importante es ver si éstos realmente funcionan dentro del conjunto, aunque luego siempre sea inevitable el valorar si determinada solución argumental es mejor o peor que la ideada originariamente para dicha historia. Uno de mis grandes problemas con ‘El Hobbit: Un viaje inesperado’ era que ni uno de los cambios respecto al original literario me funcionaba bien y únicamente servían para agudizar mi sensación de estar estirando una historia sencilla más allá de lo debido. Eso ha cambiado en ‘El Hobbit: La desolación de Smaug’, pues hay varios aciertos, principalmente encaminados a la necesidad de vincular más directamente a la película con ‘El señor de los anillos’, pero también para definir mejor a algunos personajes.


Puestos a abrir varios frentes, me habría gustado que Peter Jackson incidiera más en la capacidad narrativa que demostró en ‘El señor de los anillos’ para contarnos varias historias en paralelo, algo que recupera aquí tras la separación del grupo de Gandalf –-impecable McKellen, pero ya contaba con ello—. Se consigue así crear una trama entretenida y con fuerza –-clarísima su vocación de precuela de la anterior trilogía— y también un necesario alivio para la odisea de Bilbo, algo muy de agradecer, pues ya surgen claros síntomas de agotamiento por haberla extendido de forma tan desmesurada.
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La presencia en ‘El hobbit: Un viaje inesperado’ de personajes como Galadriel o Saruman fue un lastre que rompía el ritmo y temía que la reaparición de Legolas iba a ir por el mismo camino, pero tengo que comerme mis palabras. Y es que, con sus más y sus menos –-el personaje de Evangeline Lilly no me funciona a nivel individual, aunque sí aporta al conjunto—, la fuerte presencia de los elfos me parece acertada, ya que de ella surgen varios detalles interesantes para dar más entidad a alguno de los enanos e incluso la parte romántica me resulta bastante llevadera de lo esperado –-si os soy sincero, me resultó más cargante todo lo relacionado con Aragorn y Arwen en ‘El señor de los anillos’—.
Sin embargo, la gran mejora está en el personaje interpretado con solvencia por Luke Evans, cuya presencia en la novela era relativamente anecdótica y aquí crece hasta tal punto que no solamente tiene interés por sí mismo, sino que incluso se adueña de la pantalla durante sus escenas. Eso sí, justo es reconocer que nada es capaz de hacer sombra a Smaug, espectacular a nivel visual y con una fuerza inaudita gracias a la voz de Benedict Cumberbatch, cuya gravedad alcanza nuevos hitos aquí. También hay ciertos añadidos en este caso y me resulta sorprendente que otra delicada y peligrosa charla entre dos personajes –-Bilbo y Smaug— vuelva a ser lo mejor de la función, pues ya sucedió lo mismo en la primera entrega con la brillante escena protagonizada por Bilbo –-qué inteligentes fueron Jackson y Del Toro al querer contratar a Martin Freeman— y Gollum.

Las debilidades de la película

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Hasta ahora todo han sido buenas palabras, pero ‘El Hobbit: La desolación de Smaug’ también tiene un lado oscuro, aunque seguramente muchos de los problemas que vaya a comentar puedan sonar a algunos como poco más que lugares comunes en todas las quejas que ya he vertido tanto yo como muchos otros. El primero y esencial es que los 161 minutos de metraje son un grave exceso que no acaba por convertirse en un cáncer insalvable por lo ya apuntado sobre las tramas paralelas, pero unido a ciertas debilidades del guión -–lástima por ejemplo la muy mejorable utilización de Stephen Fry o la simple inclusión de Radagast, aunque su presencia sea menor y más estándar aquí— acaba suponiendo una losa que casi provoca que desconectara de lo que pasaba en pantalla, aunque sin llegar en ningún momento a aburrirme o sentirme estafado, algo que podría haber sucedido con ese coitus interruptus que nos cuela Jackson a modo de desenlace, pero no se da el caso.


Hay veces en las que no podemos poner en palabras algo que tenemos muy claro y eso me está sucediendo a mí en el caso de mi auténtico gran problema con ‘El Hobbit: La desolación de Smaug’, ya que definirlo como falta de magia seguramente sea algo que la mayoría entendáis, pero me produce cierta insatisfacción dejarlo en algo tan inconcreto. Aquí hay más sensación de riesgo, una carga de aventura mucho más conseguida y hasta en los momentos de menor interés se consigue que formen parte de un todo y no sean pequeños islotes que no vienen a cuento o que transmitan la sensación de ser una grave trampa por parte del guión, pero al conjunto le falta chispa. Ese no sé qué yo que distancia a las buenas películas de las realmente buenas y que consiguen marcarte, sea por el vibrante espectáculo que acabas de ver o porque has estado tan fascinado ante lo que sucedía ante ti que incluso has disfrutado con sus “fallos”. Eso no pasa aquí.
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En definitiva, ‘El Hobbit: La desolación de Smaug’ es un buen entretenimiento que por momentos casi alcanza el nivel exhibido por Jackson en la trilogía de ‘El señor de los anillos’, pero que según va avanzando confirma que estamos ante una obra que jamás debería haberse dividido en tres entregas. Eso sí, visto lo visto tengo que reconocer que mis dudas sobre la conveniencia de hacerlo en dos no venían mucho a cuento. Una de cal y otra de arena, pero que me deja un regusto mucho mejor que ‘El Hobbit: Un viaje inesperado’, cinta que además ha ido gustándome cada vez menos. Creo —y espero— que no va a suceder lo mismo con la que ahora nos ocupa.
 
El tema de las páginas y las horas de metraje debería estar ya mas que superado por estos lares.

Si aún queda alguien (que sepa mas o menos lo que funciona en una película) con dudas que lea el libro e intente imaginar como producir una película siendo fiel. Y para rematar, en los apéndices de la versión extendida de Un Viaje Inesperado Jackson habla del tema varias veces.

En cualquier historia el creador inventa continuamente personajes y tramas para que la obra cuadre. En una producción cinematográfica basada en un libro limitarse a lo que dice la obra original puede llegar a ser muy peligroso. Considerar que cualquier traducción literal de un libro a cine hace una buena película es un error total.
 
ah, no esta en el libro, a modo de capitulo o algo?

es curioso lo de Jackson con Tolkien. En RINGS los fans le matan si se salta media pagina (de ahi esas ediciones extendidas de 4 horas interminables), mientras aqui se inventa el 90% de la historia.

a mi como lo que me importan son las pelis, plim.

Pues está teniendo mejor crítica con una peli que se ha inventado la mitad como decís que con una que se inventó menos, la primera, aunque lo que se ha inventado ha sido la parte de Tauriel y Legolas sobre todo, y creo que en los ultimos 20 minutos también, puesto que la parte de Gandalf en el libro no se contaba pero desaparecía y luego en Apéndices se contaba todo lo de Dol Guldur
 
El tema de las páginas y las horas de metraje debería estar ya mas que superado por estos lares.
Y no sólo eso, sino también la manía de decir que Jackson "inventa" la mayoría de lo que sale en estas películas, cuando la mayoría de esa "mayoría inventada" proviene del propio Tolkien. Que todos esos datos no se mencionen en 'El Hobbit' libro es lo de menos.
 
Lo del número de páginas es una manera muy arriesgada de relativizar adaptaciones. Hay cuentos que dan para un film de tres horas y novelas que dan casi para un corto. Incuso con un mismo autor; Hobbit y anilladas están escritas de forma diferente y adpatadas de forma diferente, así que ni tan siquiera un mismo autor sirve de referencia. Los mismos apéndices stan escritos de manera que le puedes sacar millas de minutaje a cada parrafo.

Y eso sin contar que en el Hobbit, durante la batalla final, el narrador se queda media acción noqueao...
 
Pues ni el personaje inventando por Jackson Tauriel ni Legolas precisamente los ponen mal en las críticas y no veo a nadie que la haya visto que raje. Que más da que esté inventando si luego queda bien?

A ver quien es el listo que dice que los elfos llegando a Helm está mal por mucho que fuera inventando? No soporto a los culoduros -si a los de aquí :D - pero todavía soporto menos a los fans recalcitrantes del sombrero de Gandalf es demasiado picudo o la S de Superman es demasiada pequeña y/o ¡¡¡no lleva calzoncillos!!! Que se vayan a tomar por culo, básicamente.

Otra crítica positiva...

'El Hobbit: La desolación de Smaug': Se hace camino al andar

Vía El Séptimo Arte


De la misma manera que ya sucedía con la segunda entrega de la trilogía de El Señor de los Anillos, esta segunda entrega de la trilogía de El Hobbit supera prácticamente en todo al filme que la precede. O al menos transmite esa sensación. La ventaja de ser el eslabón intermedio, muy posiblemente: ni necesita perder el tiempo con presentaciones ni su narrativa se ve condicionada por un final que no se produce. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. 'La desolación de Smaug' es ese camino: empieza en ninguna parte para ir hacia cualquier parte, libre de ser y para ser disfrutada como un relato de aventuras, muy eficiente además, que no le tiene que rendir cuentas a nadie, siquiera a un espectador al que con un mínimo de conocimiento de causa no se le pide ni paciencia ni condescendencia... ni tampoco ser fan: si acaso se le hace.

Hay algo muy importante que se produce con 'La desolación de Smaug', y es que a través de ella la futura trilogía de 'El Hobbit' adquiere sentido, e incluso fundamento. La fatigosa sensación que desprendía 'Un viaje inesperado' se ahoga directamente en las bondades de 'La desolación de Smaug', la quintaesencia del cine de aventuras en su máxima expresión actual. Y es que aún a pesar de seguir cayendo en buena parte de los mismos y molestos excesos, especialmente a nivel visual, Peter Jackson no cae en el peor de ellos y que en la cinta vista ahora hace un año era particularmente notable: el exceso de metraje. 'La desolación de Smaug' dura "sólo" dos horas y media sin contar créditos, lo que le permite hacer uso de una cualidad fundamental, más aún en una épica tan retórica y recargada como esta: el equilibrio. Esa es sin duda la principal virtud de esta cinta, su equilibrio. Ya no hablamos de una cinta que, en apariencia, gira en torno a enanos que caminan atropelladamente de peligro en peligro sin más dramatismo que la irrupción siempre mágica de Gollum. La trama y el argumento, ya sea con o sin los oportunos añadidos para hacer de ella tres en vez de dos, se puebla tanto de personajes como de distintas subtramas argumentales que nutren su discurso, más rico en matices, recovecos, momentos y sobre todo variedad. Todo ello apoyado además con un sentido del ritmo mucho más afinado, trepidante pero sumamente atlético. La cinta no sólo gana en eficiencia y profundidad, también lo hace en satisfacción al hacer de ella una experiencia más interesante y sensible, e importante, durante la cual apenas si echamos en falta el mando de la Play Station. Además, y al igual que ya ocurría con 'Las dos torres', esta segunda entrega no sólo se beneficia de su primera entrega, el peaje necesario para poder pisar el acelerador en esta autopista que es la segunda. También se vale de la presencia de un secundario que, como Gollum, sin duda pasará a formar parte de la historia del cine... eso es, el dragón Smaug, un elaborado trucaje visual muy logrado que además brilla con cada sílaba que sale de la boca de Benedict Cumberbatch, cuyo trabajo sembrará de nuevo la duda sobre cómo valorar la aportación de "una voz" sobre un "efecto especial" al que dota de... ¿alma? Un estupendo acabado audiovisual extensible a todo el filme, como cabe esperar, más allá de puntuales guiñapos o enfermizos movimiento de cámara de un Jackson al que, alguien, Santa Claus tal vez, debería de regalarle un trípode. Los aciertos de 'La desolación de Smaug', ya sea en 2 o en unas 3 dimensiones muy convincentes, convierten a esta en una experiencia ágil, sólida y muy dinámica que obra el milagro de hacerse corta y dejar con ganas de más... a pesar y/o gracias al sabor agridulce que supone un final equiparable a dejar un polvo a medias. Se entiende, se respeta. Aunque se nos quede cara de tonto y haya que esperar un año para ver un final de verdad no importa, dado que 'La desolación de Smaug' invita a ese segundo o tercer visionado que 'Un viaje inesperado' niega a quien no es fan acérrimo de los manuscritos de Tolkien. Y es que esta nueva incursión en la Tierra Media es, con sus pros y sus contras, una auténtica gozada, capaz de provocar que uno se mee encima antes que perderse un minuto. Se sepan o no el nombre de los integrantes de la "comunidad de los enanos".
 
Vengo de verla.


Me he sentido violado y ultrajado como cuando vi ALATRISTE en el cine.


Yo ya no paso por esto.


El blog lo cierro en breve y vendo mi colección de ESDLA.


Y lo que han vuelto a hacer con el SOBERBIO SCORE DE HOWARD SHORE en la pantalla no tiene PERDÓN DE DIOS.
 
Vengo de verla.


Me he sentido violado y ultrajado como cuando vi ALATRISTE en el cine.


Yo ya no paso por esto.


El blog lo cierro en breve y vendo mi colección de ESDLA.


Y lo que han vuelto a hacer con el SOBERBIO SCORE DE HOWARD SHORE en la pantalla no tiene PERDÓN DE DIOS.

Eres un fagotista mamón porque también he visto la foto de tus entradas en facebook.Con otra persona hubiese colado,pero no contigo.¡Prueba otra vez! :mparto

Por cierto,cuando vengas a Madrid,si te atreves,no te pongas a tocar en el metro porque hay que pasar una audición...:cortina

P.D : Ví a un fagotista tocando el metro la semana pasada.No me lo creía.Si tuviera un móvil con cámara de fotos,que no lo tengo,hubiese hecho una foto como prueba.:hail
 
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Pues ni el personaje inventando por Jackson Tauriel ni Legolas precisamente los ponen mal en las críticas y no veo a nadie que la haya visto que raje. Que más da que esté inventando si luego queda bien?

A ver quien es el listo que dice que los elfos llegando a Helm está mal por mucho que fuera inventando? No soporto a los culoduros -si a los de aquí :D - pero todavía soporto menos a los fans recalcitrantes del sombrero de Gandalf es demasiado picudo o la S de Superman es demasiada pequeña y/o ¡¡¡no lleva calzoncillos!!! Que se vayan a tomar por culo, básicamente.

Otra crítica positiva...

'El Hobbit: La desolación de Smaug': Se hace camino al andar

Vía El Séptimo Arte


De la misma manera que ya sucedía con la segunda entrega de la trilogía de El Señor de los Anillos, esta segunda entrega de la trilogía de El Hobbit supera prácticamente en todo al filme que la precede. O al menos transmite esa sensación. La ventaja de ser el eslabón intermedio, muy posiblemente: ni necesita perder el tiempo con presentaciones ni su narrativa se ve condicionada por un final que no se produce. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. 'La desolación de Smaug' es ese camino: empieza en ninguna parte para ir hacia cualquier parte, libre de ser y para ser disfrutada como un relato de aventuras, muy eficiente además, que no le tiene que rendir cuentas a nadie, siquiera a un espectador al que con un mínimo de conocimiento de causa no se le pide ni paciencia ni condescendencia... ni tampoco ser fan: si acaso se le hace.

Hay algo muy importante que se produce con 'La desolación de Smaug', y es que a través de ella la futura trilogía de 'El Hobbit' adquiere sentido, e incluso fundamento. La fatigosa sensación que desprendía 'Un viaje inesperado' se ahoga directamente en las bondades de 'La desolación de Smaug', la quintaesencia del cine de aventuras en su máxima expresión actual. Y es que aún a pesar de seguir cayendo en buena parte de los mismos y molestos excesos, especialmente a nivel visual, Peter Jackson no cae en el peor de ellos y que en la cinta vista ahora hace un año era particularmente notable: el exceso de metraje. 'La desolación de Smaug' dura "sólo" dos horas y media sin contar créditos, lo que le permite blablabla...



Hasta ahi deje de leer
 
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