SOCIEDAD
Un Nobel para el Universo asimétrico
Premiados tres investigadores de origen japonés por sus estudios sobre la física subatómica
08.10.2008 - L. A. GÁMEZ
Tres científicos que investigan desde hace décadas las partículas elementales de la materia, los quarks, fueron galardonados ayer con el premio Nobel de Física. El estadounidense Yoichiro Nambu, nacido hace 87 años en Japón y que trabaja en el Instituto Enrico Fermi de Chicago, recibirá la mitad del premio -dotado con un millón de euros- por «el descubrimiento del mecanismo de la ruptura espontánea de la simetría en la física subatómica». La otra mitad se la repartirán, «por el descubrimiento del origen de la ruptura espontánea de la simetría que predice la existencia de al menos tres familias de quarks», los japoneses Makoto Kobayashi, de 64 años y que trabaja en el acelerador de Alta Energía de Tsukuba, y Toshihide Maskawa, de 68 años y profesor de la Universidad de Tokio.
Si no fuera por la ruptura de la simetría, el Universo tal cual lo conocemos no existiría, y nosotros no estaríamos aquí, recordaba ayer la Academia sueca. Si hace 13.700 millones de años, en el Big Bang, se hubiera formado la misma cantidad de materia que de antimateria, ambas se habrían aniquilado entre sí. Bastó un pequeño desequilibrio -la existencia de una partícula extra de materia por cada 10.000 millones de partículas de antimateria- para que la materia se impusiera. Fue esa ruptura de la simetría que todavía intriga a los científicos «la que parece haber permitido sobrevivir a nuestro universo», indicó ayer el jurado del Nobel en su fallo.
Los descubrimientos del Universo asimétrico a cargo de los tres laureados están en la esencia del Modelo Estándar, la teoría de la física de partículas que unifica tres de las cuatro fuerzas de la Naturaleza (sólo queda fuera la gravedad). Nambu es el padre de la asimetría en el campo subatómico. Hay tres tipos diferentes de simetría a esa escala: la especular -los fenómenos se ven igual ya sea directamente o en un espejo, ya que no hay diferencias entre izquierda y derecha-; la de carga -las partículas se comportan igual que sus antipartículas, que tienen las mismas propiedades pero la carga opuesta-; y la temporal, según la cual los sucesos son iguales con independencia de que sucedan hacia adelante y hacia atrás en el tiempo. Kobayashi y Maskawa auguraron en 1972, a partir de la llamada ruptura espontánea de la simetría, que tenía que haber al menos tres tipos de quarks, un presupuesto teórico que se confirmó experimentalmente muchos años después con la detección de esas partículas.
«Tan pronto como Kobayashi y Maskawa predijeron que debía haber nuevos quarks, todos los físicos del mundo empezaron a buscar esas nuevas partículas», dijo ayer el investigadoro francés Yves Sacquin, de Instituto para la Investigación de las Leyes Fundamentales del Universo, de París. Tardaron tres décadas en dar con todas ellas. La Academia sueca recordaba ayer que el Gran Colisionador de Hadrones europeo puede revelar, cuando vuelva a entrar en funcionamiento el año que viene, cómo se produjo la asimetría que llevó a la materia a imponerse sobre la antimateria cuando nació el Universo, y resolver otras incógnitas.