El Barça tiene media Liga en el bolsillo. Los azulgrana despidieron 2008 coronando con matrícula de honor la etapa reina (12 puntos) en el partido más exigente al que han tenido que hacer frente en esta temporada. Porque el Villarreal obligó a los de Guardiola a sacar lo mejor de sí mismos. Los amarillos tuvieron a los culés contra las cuerdas en un choque vibrante en el que merecieron mejor fortuna. Pero Keita primero y Henry después voltearon el tanto de Cani para un Submarino que intentó animar la Liga para 2009. Pero el Barça arrancará el nuevo año con 10 puntos de ventaja al Sevilla; 11 al Valencia y Atlético; y 12 al Real Madrid y el Villarreal.
En el primer acto se pudo disfrutar del fútbol en estado puro. Nadie, hasta ahora, había conseguido plantarle cara al Barcelona como lo hizo el Villarreal. Y, precisamente, con las mismas armas que los de Guardiola: presión asfixiante y buen manejo del balón. Manuel Pellegrini parece tener la fórmula mágica para poner siempre en apuros a los azulgrana. El técnico chileno sorprendió apostando de inicio por Cani como interior izquierdo. Una decisión inteligente, ya que el zaragozano, cuestionado esta temporada, sí tuvo el recorrido físico para contener a Daniel Alves y echar una mano cuando Messi cogía el balón. Ahí también estuvo de manual Eguren, omnipresente en la labor de destrucción, junto con la doble G, Gonzalo y Godín, que mostraron su mejor versión en el centro de la defensa. No obstante, todo pudo haber cambiado a los tres minutos, cuando Diego López detuvo un mano a mano con Henry. Tras este aviso, el Submarino se estiró y de qué manera. Apareció entonces Robert Pires. A sus 35 años, el francés volvió a dar una nueva lección de cómo se juega al fútbol. Colocado en la mediapunta, emergía siempre para sorprender a Piqué y Puyol, que no encontraban la fórmula para contener su imaginación. Lástima que Rossi errara en el 18' sólo ante Víctor Valdés.
El intercambio de golpes se prolongó hasta el descanso, aunque las dos opciones más claras fueron para los culés, con un disparo desde la frontal de Sergio Busquets que desvió con una espectacular estirada Diego López y otro tiro fuera de Messi. El argentino no aparecía, como tampoco lo hacían Etoo o Xavi, bien controlados por un Villarreal al que le tocó sufrir el sibilino arbitraje de Clos Gómez. Ante la duda, todas las acciones eran para el Barça. Ya se sabe, con el árbitro de cara todo resulta más sencillo
El paso por los vestuarios no aplacó el ímpetu de los 22 protagonistas en El Madrigal. Pero fueron los amarillos los que volvieron un poco más enchufados. Así, a los tres minutos, Rossi controló en la medular, levantó la mirada y asistió a la carrera de Cani. El maño no dudó y batió a Valdés con maestría. Un gol que necesitaba él y que celebró media España. Había Liga. Lástima que, con el 1-0, los de Pellegrini recularan. El esfuerzo empezaba a pasar factura a los amarillos, que se echaron atrás para sorprender a la contra. Pero, lejos de eso, se encontraron con el tanto del empate en el 54' con un remate de cabeza de Keita en el que Diego López podría haber hecho algo más.
Orgullo tocado. El Barça parecía dolido. Hasta ahora, nadie le había tosido. Entonces, sacó una marcha más, pese a que Messi y Etoo seguían ausentes. Pero, claro, en este equipo hay calidad de sobra. Y sin el argentino y el camerunés, aparecieron Xavi y Henry. El catalán celebró su recién firmada renovación con una precisa asistencia al atacante galo, que definió para subir el 1-2. La Liga volvió a ser cosa del Barcelona.
Todo pudo cambiar en los últimos diez minutos. Tras la roja a Piqué, el Villarreal se lanzó a tumba abierta a por el empate. Y lo tuvo en cuatro ocasiones muy claras. Dos de Nihat y otras dos de Guille Franco, con dos mano a mano con Valdés. Pero no hubo suerte. La victoria fue para el Barcelona. La decepción tras el trabajo bien hecho, para el Villarreal. Y el espectáculo del fútbol para todos aquellos que vieron un encuentro de lujo.
El detalle: mejor arranque del Barcelona
El Barcelona, con la victoria de ayer, ya suma 13 que, con los dos empates y sólo una derrota que acumula en la Liga, tiene 41 puntos, lo que supone el mejor arranque de la historia del conjunto culé. Además, iguala el inicio que firmó el Madrid de Miguel Muñoz en la campaña 60-61. Los de Guardiola, además, son el mejor equipo de 2008 y campeones de invierno.