Pereirano dijo:
Estan jugando tan bien que si no firman el triplete va a quedar una sensacion de fracaso en el ambiente de lo mas extraña...
Eso se debe a que, muchas veces, los árboles no dejan ver el bosque. Y ante tanto delirio, no estaría mal recordar algunas cosas que, precisamente ayer, quedaron bien patentes. Las más evidentes:
1. Al Barça le falta un guardameta. No digo que no sea un buen portero para el Osasuna o el Betis, pero si quieres medirte con los mejores equipos de Europa, necesitas una garantía bajo los palos, y Valdés no lo es. El gol que marcó Sergio Ramos, rematando una falta en medio del área pequeña mientras el otro miraba sobre la línea de gol, es de ridículo ajeno. El tanto que consiguió Juninho Pernambucano en Lyon, lo mismo. Y como ésas, a lo largo de la temporada, docenas.
El Dream Team perdió la oportunidad de jugar una final de la Copa de Europa por el empecinamiento de Cruyff en poner a Busquets, y Víctor Valdés va camino de superarle. En ambos casos, entonces y ahora, sus defectos quedan ocultos por la excelencia del resto del equipo, pero no me puedo imaginar lo que sería de este grupo con un Casillas en la portería.
2. En jugadas a balón parado, la defensa canta más que Plácido Domingo. Ni la colocación, ni las condiciones físicas la acompañan. Una cosa (la altura) no se puede remediar; la otra, sí. Ayer Iguaín remató solo en el primer tanto, y cuando Ramos marcó el segundo tenía a otros dos compañeros ante Valdés. Aunque es cierto que cuando recuperan el balón lo sacan jugándolo con facilidad, sin recurrir al patadón.
3. El Barça no tiene rival si el contrario juega un fútbol de ataque. Pero cuando se encuentra con equipos de categoría con una defensa sólida, que practican bien el contraataque, tipo Chelsea, Liverpool, el mismo Valencia, le cuesta muchísimo hincarles el diente. Fundamentalmente porque es el que mejor aprovecha los espacios cuando existen, pero no sabe crearlos ante una defensa disciplinada y bien colocada. Eso se ha visto en varios encuentros de esta temporada, y los rivales, que no son tontos, ya se van dando cuenta. La prueba de fuego la tendrá este miércoles ante un estratega que cuenta con jugadores quizá no tan brillantes como los del Barça, pero que forman un conjunto más homogéneo.
En resumen: la diferencia entre los buenos equipos y los que marcan la historia está en los detalles. Dentro de 50 años, la gente seguirá recordando al Madrid de Di Stéfano, al Ajax de Cruyff, al Bayern de Beckenbauer y al Milán de Gullit y Van Basten, pero nadie pondrá a esa altura al Barça de Ronaldinho. El equipo de Guardiola tiene los mimbres para tratar de formar parte de aquel grupo, pero también podría quedarse en eso: un conjunto que practicó una o dos temporadas de gran fútbol, pero que apareció y desapareció en lo que se tarda en escribir una estadística. Sólo los grandes son capaces de jugar bien y ganar títulos durante largos periodos de tiempo. Y para ello, no deben existir fisuras tan patentes como las que tiene actualmente el Barcelona.