Tomás Roncero
Nunca me he fiado de las encuestas. Se hacen a pie de calle y la gente, cuando cree que alguien les observa, no siempre dice lo que piensa. Soy de los que sigue convencido de que el Madrid es el club más querido de España y el que cuenta con más seguidores. Este mismo fin de semana lo pude constatar en La Estrada, pueblo de Pontevedra de 25.000 habitantes. No hay peña del Barça, pero sí del Madrid. Y bien numerosa (272 socios). Lo que ocurre es que hay muchos merengues que están aturdidos por estos tres años de hegemonía culé y permanecen en silencio, aletargados, incluso asustados ante ese antimadridismo activo que es todo lo contrario.
El Madrid debe revertir esa corriente negativa regresando a su línea habitual. Conquistando la Champions y la Liga y fomentando la aparición de más casillas, sergios ramos, alonsos, graneros y moratas. Identidad nacional y alimentar el orgullo por el escudo más laureado de la historia. Doy las gracias a los amigos del Rayo, Getafe, Racing, Espanyol, Granada, Betis y Levante. No estamos solos. El Madrid está vivo. Es un sentimiento inmortal y sin fecha de caducidad