Si hace poco (a raíz de Karate Rock / Karate Kimura 3) hablaba de cómo el mercado videográfico español se inventaba los títulos (¡o incluso secuelas!) como le daba la gana, el tema de las sagas es aún más sangrante. El hecho de que una saga larga acabase repartida entre varias distribuidoras podía propiciar absurdos títulos que
nada tenían que ver, haciendo que al ir al videoclub, te armaras la picha un lío.
Así, las entregas 4 y 5 de la saga Amityville eran “La fuga del mal” y “La casa maldita” sin ninguna indicación de que fueran películas pertenecientes a una franquicia. Aullidos 4 era "Pueblo maldito", aunque en esta sí tenían la decencia de decirte en la carátula que era también Aullidos 4.
Luego hay casos que no hay quien entienda, como la saga Death Wish. Las entregas 3 y 4 pertenecen a la misma compañía,
Izaro Films las distribuyó en España. Y son, respectivamente, “El justiciero de la noche” y “Yo soy la justicia 2”. ¿Por qué demonios? Ni siquiera sé como es posible que usaran lo de “Yo soy la justicia”, ya que la segunda parte de la saga, que se llamó así, la distribuyó aquí Columbia.
Y luego está "
Prom Night". ¿Cómo que son 4? Pues sí, es una saga de 4 entregas, más el remake. Yo no lo supe hasta que llegó Internet a iluminar nuestras vidas. La primera parte, Prom Night, siempre se conoció en España con su título original sin traducir, aunque ahora la veo listada en sitios como Filmaffinity con el sobrenombre de “Llamadas de terror” que
no sé de donde sale. En España la editó en VHS la casa IVS, que editó casi todas las producciones de Avco Embassy de los primeros años 80, con una maravillosa portada que quizás, mi amigo el forero
@Trek esté en mejores condiciones que yo de mostraros, ya que sé de buena tinta que algo atesora por ahí, en cierto maletín mágico…
Prom Night es
un slasher muy importante en los EEUU. No hay más que ver las referencias de Randy en "Scream", por ejemplo, para saberlo. Yo la conocí por referencias en la primera edición de Fangoria y en algún libro de la editorial Midons, pero tardé siglos en poder verla. En España, hasta donde yo sé,
solo se editó en VHS de alquiler, y no volvimos a verla hasta que llegaron Internet y el DVD.
Prom Night no tiene sentido. Ya los primeros giallo con trasfondo psicológico colgaban de un hilo en cuanto a las motivaciones de sus asesinos, originadas normalmente en un trauma infantil relacionado con la violencia o el sexo, o ambas cosas. Aquí tenemos a unos niños jugando en un colegio abandonado o semi-abandonado. Juegan a una especie de pilla-pilla macabro. Durante el juego, todos acojonan a una niña llamada Robin, esta huye de ellos asustada, se cae por una ventana y se mata.
Aquí empieza el descalabre argumental. Los niños deciden irse y callar lo ocurrido, porque si no “irán a la cárcel”. Me parece completamente inverosímil que unos niños no salgan corriendo y llorando en pos de sus madres al ver morir a una compañera de clase, y que tomen la decisión de ocultar una muerte por miedo a las consecuencias, y que sean capaces de callarlo toda la vida. Esta premisa vale (o al menos, es más creíble) si son adolescentes, rollo “Sé lo que hicisteis el último verano”, pero aquí es pueril a más no poder.
A continuación, los adultos descubren el crimen y
enseguida deciden que “ha sido obra de un maníaco sexual”, y detienen a un inocente al que desfiguran durante la persecución. Que una cría se caiga por una ventana y la policía decida al momento que ha sido víctima de asesinato, me parece, otra vez, una cagada grave, nunca lo justifican bien. ¿Es que no hay forenses ahí, o qué?
Pasan los años, y los odiosos críos son ahora adolescentes a punto de terminar el instituto. La película se centra en Kimberly Hammond (nuestra
Jamie Lee Curtis) que no formó parte del pacto infantil macabro, pues se fue a casa antes de que ocurriera la tragedia. Todo el grupo de amigos
empieza a recibir llamaditas misteriosas, y enseguida nos desperdigan varios sospechosos de los crímenes que van a ocurrir, así, el tipo al que detuvieron por la muerte de Robin se ha escapado del manicomio, hay un conserje rarito pululando por ahí, el padre de Robin parece que oculta algo (es Leslie Nielsen, joder).
La película es un slasher proto-ochentero y se nota. Sigue la fórmula de Halloween en crear tensión y
dejar lo bueno para el final, pero juega también al despiste del
whodunit con un acosador asesino que no sabemos quien es.
Pero Paul Lynch no es John Carpenter. La película tarda como 50 minutos en enseñarnos el primer asesinato, y las historias de los chavales no son ni remotamente interesantes, ni la tensión llega a ser muy notable. Para apoyarse,
fusilan con descaro parte de la trama de Carrie, de Brian de Palma: así, Kimberly sale con el chico mono del insti, y la antigua novia de este, celosa a rabiar, se ha decidido a “vengarse” y se ha aliado con un indeseable gilipollas que siempre le ha tirado los tejos a Kimberly sin éxito, y ambos planean hundirles la fiesta de graduación con una bromita pesada.
Encima… ¡
Prom Night es una peli disco! Ni me acordaba de eso. Por momentos parece que estás viendo Fiebre del sábado noche… nada. La vi cuando tuve Internet y pude descargar un montaje hecho por amor al arte (faltaba década y pico para que saliera aquí en DVD) hecho con el DVD americano y el audio del VHS ripeado y sincronizado. No me gustó, tras tanto hype me decepcionó y no la he vuelto a ver hasta ahora.
Me parece que no van a seguir staying alive mucho tiempo...
No me ha mejorado. Me quedo de largo con
slashers más sugestivos, como "Navidades negras", "El tren del terror", "El asesinato de Rosemary", "La casa de los horrores", "Solos en la oscuridad"…
¡Pero
Hello Mary Lou sí me ha mejorado! La secuela llegó 7 años después, desmarcándose por completo de la película original. No estamos ante un slasher, pues, sino ante
un exploit sobrenatural de Pesadilla en Elm Street. Y mola. Y sigue molando.
Como Prom Night, Hello Mary Lou se estrenó aquí con el título original sin traducir, y la vi de pequeño en el videoclub, miles y miles de veces. La editó el sello Virgin Vídeo, que editó gran cantidad de pelis de terror interesantes por aquella época, como Phantasma II, El padrastro y su primera secuela, El misterio de la dama blanca...
Hello Mary Lou la alquilé en el videoclub Cinema, a espaldas de mi casa (el megapost del Cinema es cuestión de tiempo). También la tenían a la venta en el videoclub Valle por 500 pesetas, y estuve a punto de comprarla una docena de veces. Nunca lo hice. Quizás algún día…
Olvidándose pues de su predecesora, Hello Mary Lou
nos cuenta una historia distinta: en los años 50, el rey del baile de graduación, Bill Nordham, descubre a su novia del insti y reina del baile, Mary Lou Maloney, tonteando con su mejor amigo. Decide gastarle una putada con un petardo para joderle el vestido, que termina con la chica
muriendo quemada viva.
Ya en los 80, la joven pavisosa Vicky Carpenter está en el insti y empezará a ser acosada por visiones y alucinaciones, sin saber nunca que es real o que no, unas excursiones oníricas que
recuerdan mucho a las del primer Freddy Krueger. El objetivo de Mary Lou es poseer a Vicky para ser al fin la reina del baile y vengarse de quien la mató.
La posesión parece un tema recurrente en el terror de los 80. En "Pesadilla en Elm Street 2", Freddy quería poseer a su víctima en lugar de matarla. En "Amityville 2" (no casualmente tiene el subtítulo de “La posesión”) el protagonista es un joven poseído por una casa maligna. Chucky es fruto también de una posesión diabólica. Evil (Posesión infernal) dead, El resplandor, la novena parte de Viernes 13, ese final de Halloween 4 en que parecía que Myers iba a poseer a su sobrina, etc, etc.
La película nos presenta el conflicto generacional, así el novio de Vicky es el hijo de Bill, quien mató accidentalmente a Mary Lou (interpretado por Michael Ironside) que ahora es el director del instituto. En resumen, la diversión reside en ver la transformación de Vicky de una modosita tirando a aburrida, a la casquivana proto-Mary Lou. No dudará en morrearse con su propio padre, ni con una amiga (una escena con desnudos integrales femeninos, creo que imposible hoy en día,
seguida de una muerte original y malrollera) o en zorrearle a su mismo sacerdote dentro del confesionario.
Aunque se inspira mucho en los horrores sobrenaturales de Freddy y otros títulos ochenteros, cayendo en el exploit, me ha subido enteros.
Serie B con mucha mala leche, de esa que hoy, por el motivo que sea, ya no se sabe o no se quiere hacer.
Nunca jamás había visto la tercera parte de esta saga. Tampoco me suena para nada haber visto la carátula en el videoclub en mis años mozos, y eso que
la editó una gran compañía, nada menos que la CBS/FOX. Titulada “El último beso” esta sí continúa tenuemente la anterior, volviendo a tener a Mary Lou Maloney haciendo de las suyas por ahí (interpretada por otra actriz) ya que el guionista es el mismo de la anterior, Ron Oliver, un tipo básicamente televisivo. Así, volvemos a la leyenda de que Mary Lou iba a ser reina del baile, pero murió quemada accidentalmente en el instituto, en 1957. Los demás hechos de la segunda parte, sencillamente se ignoran.
Es una especie de versión especular de Hello Mary Lou, ahora es un chaval, Alex, a punto de acabar el instituto, quien ve a Mary Lou en sueños y alucinaciones. Solo que Alex, más que ser poseído por ella, se enamora de ella.
Alex es un poco gilipollas, pero con inquietudes. Quiere ser alguien en la vida, ir a la universidad, etc. Pero sus notas no son gran cosa. La orientadora escolar le dice que “no todos pueden ser médicos” y le aconseja que sea camarero. Su novia mona, pero algo sosa, le exige que sea más romántico. ¿Es de extrañar que Alex prefiera las alucinaciones y sueños con Mary Lou, que su vida?
Si Hello Mary Lou tenía ya algún punto cómico,
esta es directamente, una comedia chusquilla, asumida como tal. Adolescentes idiotas, adultos gilipollas o incompetentes, una fotografía pseudo-televisiva que da más grima que Mary Lou, actores conocidos en su casa a la hora de comer… con todo, que la película acepte, desde el minuto 1, que es un cachondeo, la redime un poco.
Y el rollito de que Mary Lou sea amable con el chaval, y haya entre ambos tensión sexual y no un pilla-pilla kruegeriano de sustos, pues es algo nuevo. Hay momentos muy surrealistas, como cuando Alex se queda dormido en el examen final porque sueña con Mary Lou, llegando a escribir solo una línea en la hoja, pero luego Mary Lou lo rellena mágicamente es… bueno, uno se plantea si tener una novia promiscua y que te hace los exámenes es en realidad una tragedia, que a la chavala
le mole chamuscar a un par de extras por ahí, tampoco parece un “contra” tan pesado si lo pones junto a los “pros”. O algo. Como le dice Alex a Mary Lou en su primer post-coito, “Tenemos que fijar unas reglas básicas para que esto funcione. Primero: tienes que dejar de matar gente”.
Con todo, sí, es mala y fea a rabiar (la película, no Mary Lou) algo así como un episodio de aquella serie de “Las pesadillas de Freddy” de hora y media de duración, pero me he divertido más que con la primera, mira. Me hizo pasar un buen rato con su mezcla de
comedia tonta, ingenuidad ochentera y cutrismo visual. Un SÍ para mí.
Hace muchísimos años leí una entusiasta crítica de
Prom Night IV, no sé si en pasadizo.com, cinefantástico o uno de aquellos foros hoy perdidos en la bruma de los tiempos, que aseguraba que no era “un slasher más” sino una peli muy interesante, de cierta entida. Tardé varios años en verla (no ha sido de fácil acceso, por aquí, hasta hace relativamente poco tiempo). Se supone que se estrenó en España en vídeo como “Líbranos del mal” pero
he sido incapaz de hallar muestra alguna de la existencia de ese VHS, yo la vi directamente en Internet. Si alguien sabe algo de ese VHS, que hable ahora. No sé ni que casa distribuidora la editaría.
Por tercera vez, volvemos al instituto Hamilton donde transcurren las 2 pelis de Mary Lou, y volvemos a un prólogo que se sitúa en 1957 durante el baile de graduación de dicho instituto. Parece que vamos a asistir a una nueva versión de lo mismo… pero no. Agradecidamente, no es así, y
nos olvidamos de Mary Lou para esta entrega. En este caso es un joven y perturbado sacerdote, el padre Jonas, quien ajusticia a una pareja, la cual se dedicaba al milenario arte americano de perder la virginidad en el asiento trasero de su coche la noche de graduación.
El padre Jonas tiene unas ideas un tanto peculiares sobre el pecado de la carne, y da la impresión de que se saltó todas las clases del seminario donde se hablaba de cosas tales como el perdón, o la compasión. Vamos, que él entiende que lo de “No matarás” no va con él.
Descubierto el crimen, los otros sacerdotes
deciden ocultarlo y encerrar al padre Jonas en el sótano de la iglesia, convenientemente atado y drogado. Todo normal. Cosas normales que se hacen en todos los gremios profesionales. Se nos da a entender que la locura de Jonas proviene de haber sufrido abusos sexuales de otro sacerdote, su mentor, y que tiene estigmas. De hecho esos estigmas son parte de una especie de "fuerza maligna" que parece emanar de él, aunque se dan la explicaciones justas, parece que los guionistas no se atreven a dejar a un "cura loco asesino" sin más, pero tampoco tuvieron arrestos para ir con todo y presentarnos a un "cura loco asesino poseído con poderes" que es lo que dan a entender con pequeños detalles, como que apenas envejezca o que tenga un hisopo que lanza fuego.
En cualquier caso, el padre Jonas permanece encerrado y drogado en el sótano de la iglesia
la friolera de 33 años, hasta que un nuevo sacerdote es encargado de su custodia se apiada de él y decide intentar ayudarlo. La ayuda es... no drogarlo, lo que por supuesto, causa su despertar, y que asesine a su nuevo cura guardián. Los otros sacerdotes, por cierto, deciden
tapar el crimen y hacer pasar el asesinato por un suicidio, no hay más que gente maja en esta peli.
A partir de la fuga de Jonas, la película se centra en Megan (Nicole de Boer) una estudiante que planea pasar de la noche de graduación, y celebrarlo privadamente en una casa aislada, con sus amigos, casa que fue antiguamente el seminario donde Jonas ejercía. Mala idea, claro. Jonas no tardará en pasarse por allí para ir aligerando el reparto.
Lo cierto es que esta "Líbranos del mal" no es mala, pero
tampoco despega de la rutina. Llegó en mal momento, esos primeros años 90, demoledores para el cine fantástico, es visualmente cutrilla y los actores tampoco son gran cosa, no llega a definirse entre un slasher típico y uno con elementos sobrenaturales, y esa indefinición no ayuda. Al final nos queda una historia que duda de la bondad y la transparencia del clero, y la deliciosa Nicole de Boer en sujetador (salió en Cube y en la serie de La zona muerta, la muchacha), un villano con señas de identidad, que usa la religión para matar (crucifijo / cuchillo, hisopo de agua bendita incendiario) que pudo ser grande pero se queda en nada, y
el obligado susto final.
En conjunto, me quedo con Hello Mary Lou como película más interesante de la saga.