La película trata de unos misteriosos asesinatos que empiezan a sucederse en una residencia femenina durante las vacaciones de Navidad, y que coinciden con
una extraña serie de llamadas amenazadoras que tienen lugar en dicho internado. La película está llena de caras conocidas, la infravaloradísima Olivia Hussey de protagonista, Margot Kidder antes de ser Lois Lane, interpretando a una adolescente alcohólica y mal hablada, o John Saxon interpretando por enésima vez su papel de
poli de barrio. Hay algunos momentos de humor algo trasnochados, como esa casera alcohólica, o la bromita del cunnilingus en la comisaría. Pero lo mejor son esos momentos de suspense, como la utilización del ya clásico recurso de slashers y leyendas urbanas varias, en las que la policía localiza una llamada del asesino que
resulta provenir de la misma casa en la que se encuentra, sola por supuesto, la víctima, y que ha aterrorizado a canguros americanas desde épocas inmemoriales. Y el final. ESE final. Queda abierta una invitación para comentar que &%&$·"/= creeis que pasa al final.
Ahora me gustaría comentar un par de series que igualmente, no todas están relacionadas con la navidad, pero si la evocan, repito, no se si para todos o solo para este fatigado psicópata nostálgico. La primera de ellas es
EL cuenta cuentos. Porque
cualquiera de aquellos que vivieron en la época no podrán escuchar ese nombre sin reprimir un escalofrío de nostalgia. Porque la vi una tarde de Nochebuena y tengo el claro recuerdo de estar merendando un bocadillo de mortadela que no me apetecía nada teniendo en perspectiva los manjares que se estaban preparando en la cocina, por lo que, poco a poco, mientras en la tele, John Hurt desgranaba su cuento, yo iba desgranando igual el bocadillo en pedazos, y tirándonos en el fondo de un enorme jarrón de porcelana que había en el salón. Mi crimen quedó impune, y yo sé, en mi corazón, que el cuenta cuentos y su dichoso chucho tuvieron algo que ver con ello
Para los que no la conozcáis, se trataba de una serie de la mano del maestro Jim Henson, protagonizada por un maquillado John Hurt, y doblada por un maravilloso Carñps Revilla. El viejo se sentaba en su salón, junto al fuego, con su perro a los pies, y contaba un cuento con la misma familiaridad con la que te lo contaría tu abuelo. Las historias solían estar basadas en cuentos populares europeos, algunos más conocidos, otros menos. Yo de niño recuerdo haber visto dos,
El soldado y la muerte y
El gigante sin corazón (este último fue precisamente, mi cómplice en aquella mísera tarde de Nochebuena con el bocadillo maldito) pero de adulto me los he tragado todos y
son absolutamente maravillosos.
Había pensado en comentar, uno por uno, estos cuentos de Henson, pero la verdad, merecen tanto la pena que creo que
deben tener post propio, así que lo abriré en breve, y me limitaré a mencionar que mis favoritos son El soldado y la muerte, que me parece, más allá de la serie,
una obra maestra de la fantasía absolutamente obligada para cualquier aficiondo a dicho género. Otros, como El gigante sin corazon, o Juan sin miedo (que en su día acojonó a más de uno) El niño afortunado, La cenicienta, o el grandioso El dia en que me faltó un cuento son espectaculares. En serio, cualquier entusiasta debería descubrirlos y disfrutarlos, porque
todavía hoy en día lo merecen.
http://www.youtube.com/watch?hl=es&v=t-pAE8GsW60&gl=ES
Quiero aprovechar este megapost para hablar de algo que, si bien es probable que se nos salga de la temática general y hasta temporal, es inevitable, inexcusable. ¡¡¡Los capítulos navideños de Los Simpson!!!
Hay muchos y muy buenos, aunque mis favoritos, francamente, son de la temática de Jalowín, pero los navideños no están exentos de gracia. Voy a nombrar mi favorito y de paso
os invito a hacer lo mismo.
Mi capítulo preferido de navidad es sin duda Marge, no seas orgullosa, de la septima temporada. Seguro que os acordáis, ese episodio en el que Bart, en plena campaña publicitaria de navidad, ve anunciar por la tele la aparición de un nuevo juego de ordenador, el
Bonestorm, y de inmediato deseará uno a toda costa. Sus padres no se lo compran, evidentemente, por lo que al final, tras una serie de intentos frustrados de conseguirlo por las buenas, acaba robandolo del centro comercial, siendo descubierto por el detective de seguridad Dan Brodka.
Debo reconocer que me parto al ver ese episodio, pero no es cuestión de humor. Creo que cualquier niño se verá identificado con Bart en varios momentos, todos hemos deseado con muchas ganas tener algo, aunque supieramos que a las dos semanas estaría tirado en un cajón, algo que ha estado
fuera del alcance de nuestras infantiles manos. Bart se pone frente al expositor de videojuegos con la ilusa esperanza de que alguien, al ver su cara de lástima, le compre uno. Aunque nunca fui tan iluso como para creer que un desconocido me iba a pagar un videojuego, debo reconocer que de crío si usaba esa técnica con mis padres, con escasos resultados
Tampoco podemos olvidar el momento en el que Bart roba el juego, joder, es algo que todos los críos hemos pensado, si no nos dan esto, ¿porque no cogerlo? Afortunadamente, para la mayoría se queda en una mera fantasía, de hecho el episodio muestra
el infierno que atraviesa Bart para pagar las consecuencias, mucha más caras que el juego en si.
En fin, espero que os haya servido este especial navideño para que la espera hasta el "de verdad" se haga llevadera.
Feliz Navidad, familia