El Megapost de los 80: Repasando a Richard Franklin

tengo un gran recuerdo de The Blob, daba unos cuantos sustos, tampoco la he vuelto a ver desde entonces, es como muy de la epoca,jeje, esa comunidad tipica americana, el chico malo, las animadoras, etc
 
Es extraordinaria y no tiene ningún miedo en matar a todo el mundo, buenos y malos, y un excelente sentido del humor.
 
La película siempre ha sido una debilidad para mi, mucho más que la primera o la tercera, titulada "El pozo del infierno" (la última secuela minimamente potable de Amityville) aunque solo sea por la presencia de Diane Franklin, una preciosa actriz ochentera a la que pudimos ver en títulos como El último americano virgen, o Más vale muerto... aquí es la hermana del chico poseído, de hecho existe cierta polémica sobre la relación incestuosa entre ambos (la primera vez que vi la película, yo pensaba que eran pareja, y cuando vi que eran hermanos me quedé tal que así).

Da miedo: Unos cuantos sustos, buenos maquillajes, y mal rollo supurando del celuloide, a mi me parece muy pasada de rosca, pero con todo, mucho más entretenida que la correcta y mejor rodada primera parte. Cosas de estar destetado por el cine cutre.

De Amityville solo he visto las tres primeras (y el remake) y estoy de acuerdo en que la 2 es la mejor con mucha diferencia. El tratamiento digamos "telefilm" de las otras, cede aquí a un argumento y estilo visual mucho más mórbido. Hasta hay por parte del director Damiani algunos sorprendentes marceau de bravoure con la cámara, que recuerdan al Raimi de aquellos años.

"El Ascensor" me recuerda al cine de Larry Cohen, aunque err... mejor filmado. Que no mejor película, ya que posiblemente le faltara el sentido de la locura de las de Cohen.
 
La película siempre ha sido una debilidad para mi, mucho más que la primera o la tercera, titulada "El pozo del infierno" (la última secuela minimamente potable de Amityville) aunque solo sea por la presencia de Diane Franklin, una preciosa actriz ochentera a la que pudimos ver en títulos como El último americano virgen, o Más vale muerto... aquí es la hermana del chico poseído, de hecho existe cierta polémica sobre la relación incestuosa entre ambos (la primera vez que vi la película, yo pensaba que eran pareja, y cuando vi que eran hermanos me quedé tal que así).

Da miedo: Unos cuantos sustos, buenos maquillajes, y mal rollo supurando del celuloide, a mi me parece muy pasada de rosca, pero con todo, mucho más entretenida que la correcta y mejor rodada primera parte. Cosas de estar destetado por el cine cutre.

De Amityville solo he visto las tres primeras (y el remake) y estoy de acuerdo en que la 2 es la mejor con mucha diferencia. El tratamiento digamos "telefilm" de las otras, cede aquí a un argumento y estilo visual mucho más mórbido. Hasta hay por parte del director Damiani algunos sorprendentes marceau de bravoure con la cámara, que recuerdan al Raimi de aquellos años.

"El Ascensor" me recuerda al cine de Larry Cohen, aunque err... mejor filmado. Que no mejor película, ya que posiblemente le faltara el sentido de la locura de las de Cohen.

Yo de Amityville las he visto todas, o por lo menos todas las que salieron en vídeo, pues creo que la saga se alargó en los 90 mediante telefilms que ya no pisaron el videoclub, ni por supuesto, la sala de cine. Son un auténtico truño todas; la cuarta (titulada en VHS La fuga del mal, y sin ninguna referencia a Amityville!!!) iba de una lámpara maldita, en otra, había un reloj maldito... en fin, eran cosas de la casa original que iban a parar a otras casas, llevándose consigo sus maldiciones. Vamos, con una premisa así, ya podéis imaginarlos lo demás...

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alguien tiene el audio de amityville 2 1982 en español que me pueda pasar, no lo consigo con la escena del cumpleaños en español
gracias
 
Tras un par de meses de inactividad por juntarseme varias obligaciones, el Megapost vuelve a la carga.
Tengo ya tres o cuatro Megapost en la cabeza, que irán cayendo en los próximos días, no me dormiré más en los laureles.
Pero hoy... en fin. Me explicaré.
Aquí hemos tratado una cierta cantidad de títulos míticos. Pero me he centrado más en los clásicos de videoclubs, las películas incontestablemente malas, pero que todos vimos en su día, cogiéndoles cariño. Hay grandes títulos ochenteros que todos conocemos, y que siempre he retrasado (a posta) tratar, para ir soltándolos poco a poco, cual balas de mi recámara. No creo que haga falta mencionarlos. Hoy vamos a ver la que, yo creo, estaría muy, muy arriba en la lista de cintas míticas de acción ochentera.
La acción es algo que se ha tratado menos que otros géneros en el Megapost. El Megapost de la Cannon está ahí, esperando ser retomado, pero mientras tanto, disfrutad.

Corred por vuestra vida

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Eran los 80. Tiempos más felices. Para todos. Desde luego, para Stephen King, que se encontraba en plena época de vacas gordas: sus libros se vendían como churros por todas partes, traducidos a un buen porrón de idiomas; su obra estaba continuamente siendo adaptada a medios como el cine o la televisión, con mayor o menor fortuna. Por supuesto, parte de las suculentas ganancias de aquellos taquillazos, iban a parar a la cuenta corriente en Suiza, o donde sea, del tito King. Su careto feucho y de dientes prominentes estaba por doquier.
Todo esto, a King debía parecerle muy bien. Era capaz de escribir bien y rápido, por lo que sus libros salían a toda hostia, y enseguida encontraban a quien deseara adaptarlos a la pantalla, ya fuera la pequeña o la grande.
A quien no le parecía tan bien era al agente de King. Porque tenía miedo. Stevie escribía a toda leche, y a su pobre agente le asustaba pensar que su nombre iba a saturar el mercado. Si eso sucedía, la gallina de los huevos de oro podía acabar aburriendo por repetición (lo cual, al final, acabó sucediendo, unido a otros factores).
Decidido a escuchar a su agente, King decidió poner el freno a su producción literaria como Stephen King. pero la mente de este hombre estaba llena de ideas, venían de todas partes. No me cansaré de defender la genialidad de este hombre en sus comienzos, con obras como El misterio de Salem's Lot, El Resplandor, o la mejor antología de cuentos que jamás ha parido, El umbral de la noche.

Decidido a explotar esas ideas de algún modo, se creó un alter ego, un pseudónimo (el de Richard Bachman) para poder escribir sin estar sometido a presiones excesivas de plazos, dar salida a ideas que quizá los lectores de King no verían con buenos ojos, y en fin, tomarse un descanso de si mismo.
La cosa le salió bastante bien, y en sus libros como Bachman hay cierta soltura, cierta ligereza, libertad de expresar ideas de modo diferente, que echaríamos de menos en pocos años. Dos de sus novelas están situadas en futuros distópicos con concursos televisivos donde a uno lo matan en directo (La larga marcha y El fugitivo) otros dos, que nada de fantasía, terror o ciencia ficción tienen, tratan sobre la alienación humana (Rabia, sobre un adolescente inadaptado que optará por liarla parda en su instituto, y Carretera maldita, donde un ciudadano común y corriente no será capaz de soportar que la construcción de una nueva autopista borre de la faz de la Tierra su plácido mundo), y dos de terror, mucho más en su línea (Maleficio y Posesión, este último, si la memoria no me falla, escrito cuando todo el mundo ya sabía que Bachman era King).



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La novela El fugitivo se publicó en 1982, y cuenta la historia de una Norteamérica futurista (el año es el 2025) donde la contaminación, la superpoblación y las diferencias entre clases sociales están más marcadas que nunca. Los pobres malviven en apartamentos mal construidos, en barrios donde ya no hay servicios sociales, ni de ninguna otra clase, enfermos, desatendidos y sometidos a toda clase de humillaciones, teniendo que recurrir al mercado negro para obtener hasta los elementos de primera necesidad, mientras los ricos viven, como siempre lo han hecho, de puta madre. El mundo ahora gira en torno a la Libre Visión, una televisión (obligatoria) que emite programas y concursos donde la gente se hiere, enferma, o muere, en directo, en prime time.
El protagonista, Ben Richards, es un obrero en paro, demasiado inteligente y demasiado anti autoritario para triunfar, que vegeta en su casa, comiendo solo cuando su mujer sale a prostituirse, y con una hija pequeña enferma de neumonía. Richards acaba haciendo una locura: presentarse voluntario para "El fugitivo" el concurso de mayor audiencia y mayor premio. El concursante debe sobrevivir 30 días en la calle con sus propios medios, y si lo consigue, gana mil millones de dólares. Por supuesto no solo tiene detrás a un ejército de cazadores gubernbamentales que utilizan la más avanzada tecnología para cazarle, sino que los ciudadanos, alentados por el morbo y por los premios en metálico, colaboran en su captura (y ejecución).

Los derechos del libro fueron adquiridos por el productor Rob Cohen, interesado en llevarlo a cine, y sin saber todavía quien era el autor real de la novela. Hubo un cierto bailoteo de directores, entre los cuales estuvo George Pan Cosmatos; el elegido final fue Paul Michael Glaser (ni más ni menos que el Starky televisivo).
Del guión se ocuparía Stephen De Souza, y llegaron a existir más de 20 versiones, haciendo en él tantos cambios que casi quedan irreconocibles los elementos originales. Aquí, son los detenidos por crímenes los que son obligados a concursar en el juego, no ciudadanos civiles que se presentan voluntariamente; el protagonista no tiene mujer ni hija, no se parece en nada al de la novela (al que King describía como un flacucho malnutrido al borde de la tuberculosis) el concurso tampoco es el mismo, en la novela el protagonista es libre de ir de aquí y allá, intentando huir, y los Cazadores son "hombres de negro" y no los exóticos asesinos que aquí aparecen. En fin, faltaría comentar mucho más.

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Con un presupuesto de 27 millones de dólares, la película comenzó a rodarse, contando con Arnold Schwarzenegger para interpretar a Ben Richards, gran estrella emergente del cine de acción ochentero, gracias a éxitos como Conan el bárbaro o Terminator.
No obstante, no fue Arnie el primero en optar al papel. Se sabe que sonaron nombres como Christopher Reeve, Patrick Swayze o Dolph Lundgren (este último, estuvo a punto de llevarse el gato al agua) pero fue nuestro austriaco favorito el que finalmente consiguió el papel. Estaría secundado por Maria Conchita Alonso, Yapeth Kotto, Richard Dawson, o el innombrable Jesse Ventura, que también trabajó con Arnie en Depredador.

Año 2019. Estados Unidos es una dictadura totalitarista, donde se controla el pensamiento de los ciudadanos mediante una televisión idiotizante y morbosa. Ben Richard es un militar, piloto de helicóptero, que durante una misión de reconocimiento se niega a perpetrar una masacre, abriendo fuego contra una multitud desarmada que se ha concentrado para pedir comida en las calles. Richards es reducido por sus compañeros, y no solo es detenido y enviado a prisión, sino que para la opinión pública, él es el culpable de haber abierto fuego contra civilies desarmados (gracias a un vídeo más manipulado que las encuestas de Intereconomía).

Richards va a parar a una prisión donde todos los presos llevan collarines explosivos, y conseguirá escapar gracias a la ayuda de otros prisioneros, como él, inocentes, encerrados bajo falsa acusación, cuyo único delito verdadero es haber querido pensar por sí mismos, y habían formado un intento de resistencia.

Tras su huída, vuelve al piso de su hermano para descubrir que lo detuvieron y le lavaron el cerebro; en ese piso vive ahora Amber, una ciudadana respetable que le cree autor de la "matanza de Bakersfield" como la llamaron. Ben intentará utilizarla como rehén, haciéndose pasar por su marido, para escapar del país, dando lugar a una de las más geniales escenas de toda su filmografía, su aparición en un aeropuerto con camisa hawaiana y sombrerito de turista, quejándose de los problemas de su "mujer" con el equipaje. Sin embargo, a pesar de que casi lo consiguen, Ben es detenido de nuevo.

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Y es que, la huída de Ben de la cárcel ha llamado la astención de Damon Killian (un soberbio Richard Dawson) el presentador y principal responsable del programa "Running Man" (en el doblaje en castellano del VHS lo llaman "El corredor" y en el del DVD "Perseguido"). Killian es uno de los mejores villanos ochenteros, rebosante de carisma, sus buenos modales y su estilo de abuelete encantador apenas dejan entrever al hijo de la grandísima puta que es, capaz de cualquier cosa con que suban sus índices de audiencia, sin ningún tipo de moral o ética, un auténtico triunfador de ese "futuro distópico" que no era sino el mundo ochentero de los yuppies norteamericanos.

Una vez capturado, Ben será coaccionado para que se presente "voluntario" a ser el concursante de la semana. Embutido en unas pedazo mallas, tendrá que sobrevivir en una especie de laberinto lleno de trampas, sin conocer las reglas del juego, y enfrentarse a los "ejecutores" oficiales del juego, estrambóticos gladiadores futuristas, cada uno con nombre, personalidad y "poderes" propios. Ellos son Subzero, Fireball, Buzzsaw, Dynamo, y Capitán Libertad. Al juego se unirá poco después Amber, descubierta fisgando en los archivos de la cadena, al no estar nada convencida de los montajes y manipulaciones televisivos.

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A partir de ahí, todo es acción y adrenalina ochentera: peleas a lo bestia, tiroteos, explosiones, "Volveré", y por supuesto, haciendo honor a su título, persecuciones. Todo ello aderezado por la (ligera) trama de la resistencia, que intentará aprovechar la presencia de Richards para demostrar la falsedad del concurso, del Estado en el que viven, y del sistema, así en general.
Sin embargo, casi más divertidos aún son los insertos en los que vemos cómo se desarrolla el concurso en los platós, con Killian como un carismático maestro de ceremonias, un showman en toda regla, enfebrecido por su propia palabrería; con un público sediento de sangre y morbo, compuesto sobre todo por adorables ancianitas que apuestan por cuanto van a durar los aspirantes, y gritan el nombre de sus gladiadores favoritos (auténticos asesinos excéntricos, que reciben tratamiento de héroe nacional y estrella mediática) o reciben regalos chorra de manos del encantador Killian. Cada momento en que asomamos nuestras narices al plató en medio del concurso, hay espacio para la mala leche, el humor negro y la crítica ácida.

La película termina como tiene que acabar, con Arnie, metralleta en ristre y puro entre los dientes; su enfrentamiento final con Killian es genial, no falta nada, ni siquiera las habituales frases lapidarias, y la crítica a la televisión como medio para alienar a la población, mantener a los ciudadanos entretenidos mientras enferman, envejecen, y pasan hambre.

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No descuidemos el tema de la banda sonora (importantísimo, aún más hablando de un clásico de videoclub ochentero como es este) y es que la música está compuesta por Harolf Faltelmeyer, compositor así mismo de otros temas absolutamente reconocibles de la época, como Superdetective en Hollywood, o Top Gun.

Su estreno se saldó con una recaudación de 8 millones en el primer fin de semana, llegando a alcanzar casi 40 millones; poco más del doble de lo que costó. Sin embargo, y como siempre suele pasar con las películas comentadas en esta sección, los verdaderos beneficios se dieron del boca a boca entre los asiduos a ese viejo lugar que llamábamos "videoclub". En efecto, Perseguido era carne de videoclub, como lo fue casi toda la obra ochentera de Schwarzenegger; y sin duda fue allí donde se jugó unos beneficios "reales".
La película fue editada en nuestro país por RECORD VISIÓN, clásica distribuidora casposa que olía a pirata y a blanqueo de dinero, en una de esas cajas gordas que acumulaban el polvo que da gusto; edición que poseo y guardo como oro en paño, todo sea dicho.

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Al respecto, vale la pena pararse aquí un minuto y hablar de la caótica situación del doblaje de esta película en nuestro país.
Si acudimos a Eldoblaje (página bastante fiable para estas cosas, en principio) se mencionan dos doblajes: original del cine de 1988; y doblaje para vídeo, de 1992. El doblaje en DVD parece estar doblado por el actor de doblaje habitual de Arnie, Ernesto Aura, por lo que correspondería al doblaje de vídeo. Sin embargo, en la carátula del VHS que he puesto más arriba, aparece "Diseño de carátula 1988" por lo tanto, no puede ser ese el doblaje de video de 1992.
Por último mencionar que el doblaje que lleva el DVD (sea el que sea) está censurado en toda clase de tacos, palabrotas y expresiones malsonantes, suavizadas o directamente cambiadas, mientras que el del VHS que yo tengo, posee todas las palabrotas íntegras.
En fin, solo se me ocurren una solución, que el doblaje de 1992 es de una reedición (puede ser, ya que Perseguido fue reeditada en vídeo a principios de los 90, por una distribuidora que también sacó Terminator bajo el sello de Action Time). El doblaje del VHS que yo tengo, no está registrado.

Mencionar también que la popularidad alcanzada por el mercado doméstico y sus pases por la televisión le valieron culto suficiente para gozar de su propia versión de videojuego de 8 bits:

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El juego era el clásico donde el jugador (un monigote que hacía de Richards) debía ser manejado por varios escenarios, enfrentándose a los gladiadores diversos que aparecen en la película. Si lo conseguía, en la última pantalla llegaba hasta el plató, donde había que matar a Killian, aunque antes había que matar a los muchos guardias que lo cuestionaban.
Es decir (Arnie Show) matar, matar, matar. Como en casa.

La película inició mi pasión por las historias de "deportes mortales" en futuros distópicos. El propio King tiene otra novela bajo el pseudónimo de Bachman, La larga marcha, donde 100 adolescentes corren sin parar por una Norteamérica que se ha convertido en una dictadura militar. Si descienden de la velocidad estipulada más de tres veces, son asesinados por miembros del ejército que les acompañan en todo momento. Reciben comida y alimentos a lo largo del viaje, pero poco a poco, van cayendo: la larga marcha no puede detenerse (bajo ninguna circunstancia) y solo cuando quede un único concursante en pie, habrá terminado. El ganador podrá pedir al Estado cualquier cosa que desee, durante el resto de su vida.

Otra similar (y excelente película, en mi opinión) es Rollerball, la versión de los años 70 protagonizada por James Caan, donde todos vivían en un futuro utópico sin naciones, sin guerras, sin problemas, donde todo el trabajo pesado o peligroso lo hacen las máquinas. La mayoría de la gente está relacionada con el Rollerball, el deporte favorito y principal espectáculo en todo el mundo. Sin embargo, detrás de esa plácida existencia, donde todos los ciudadanos tienen derecho al lujo y no hay diferencias sociales, se esconde una monstruosa conspiración. El Rollerball (deporte brutal donde todos los golpes y triquiñuelas están permitidos) es un juego donde los jugadores no duran mucho con vida.
Otra de ese palo, que tengo muchas ganas de ver pero permanece ilocalizable, es una película francesa titulada "El precio del peligro" de 1983, que parece muy similar a Perseguido.
No es raro, ya que todo el tema de concursos mortales en futuros lejanos viene muy influido por los relatos de Robert Sheckley "La décima víctima" y "La séptima víctima". En esos relatos se nos hablaba de un Juego, que había sido ideado para reprimir y reconducir los instintos violentos de la sociedad. La participación es voluntaria, pero quien se inscribe, es tanto víctima como verdugo. Cualquier participante puede matar a cualquier otro.

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Como curiosidad comentar que, basado en esos relatos salió un juego de rol en vivo llamado "Killer" (editado por Joc Internacional) donde los jugadores firmaban un "contrato de asesinato" que delimitaba la fecha tope (tras la cual el concurso acaba) las armas permitidas, los requisitos y exigencias (asesinatos en público o no, prohibido matar inocentes... o no). Yo nunca llegué a probarlo, pero hay que reconocer que es muy ingenioso.

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:hola
 
Siento una íntima adoración por Perseguido. Arnie está más lapidario que nunca, y todo es más ridículo, en el mejor de los sentidos, que nunca. Tiene el encanto de lo pequeño y lo decepcionante. Rollerball es quizás mejor pelicula, aunque imperfecta.
 
Qué pasa, chavales! Tengo que pedir disculpas antes de nada por la enorme cantidad de tiempo que llevo desaparecido del foro: lo cierto es que me desenganché un poco del asunto, primero por no tener acceso a internet y después porque me he ido dedicando a otras cosillas. Una de ellas es un blog que estoy creando actualmente (que algunos de por aquí ya conocéis) y en el que me propuse analizar uno por uno los cromos del album ochentero "Monstruos" del que ya se habló en este hilo hace tiempo. Así que entro a saludaros y de paso a invitaros a los que queráis pasaros por el blog (ya llevo 122 cromos comentados, no está mal jeje) y por el grupo de facebook dedicado a él, aquí os dejo los enlaces ;)

Blog de Monstruoselalbum

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Un fuerte abrazo, familia! :)
 
Jodere, un mes después leo el último post de Henry y, nada mas y nada menos, que de uno de mis film preferidos del Chuache :hail

Brutal película, brutal humor negro, brutal villano, brutal todo :atope
Por cierto, creo recordar que su edición en bd, trae el audio del vhs, donde aparte de los tacos, varían expresiones como "árbol de navidad" y algunas mas. De todas formas, ambos doblajes son buenos, a mi parecer.

Henry, espero que tu larga ausencia en este hilo, sea porque lo estés pasando a papel... :cortina
 
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No habia alguna otra peli o serie de tv donde la peña al morir tambien se convertia en polvo/arena y solo quedaba la ropa?

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Hay una peli para la tele de los setenta llamada ¿Dónde Está Todo El Mundo? en la que una serie de explosiones solares convierten a casi todo el mundo en polvo y solo queda su ropa, no sé si te refieres a esta.
 
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No habia alguna otra peli o serie de tv donde la peña al morir tambien se convertia en polvo/arena y solo quedaba la ropa?

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Hay una peli para la tele de los setenta llamada ¿Dónde Está Todo El Mundo? en la que una serie de explosiones solares convierten a casi todo el mundo en polvo y solo queda su ropa, no sé si te refieres a esta.
Pues no se si es esa, pero le echaré un ojo. :ok
 
Bueno, pues retornamos ahora que tengo tiempo, y de aquí al lunes colgaré dos o tres post que ya tenia pensados o semi preparados con anterioridad.
El primero, este, de la sección "LOS OTROS" que, como recordaréis, nada tenía que ver con Nicole Kidman viendo fantasmas en sus buenos tiempos, sino que era una sección para comentar pelis ochenteras que no encajan como "Mito de videoclub" y que tampoco fueron blockbusters, ni películas especialmente populares de su época.

LOS OTROS: El juego del halcón (1985)

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Se dice que a veces, la realidad supera a la ficción, y sin duda, este es uno de estos casos.
Esta modesta película de 1985 (apenas 7 millones de dólares como presupuesto) estaba, en realidad, basada en hechos reales.
Así es. En los años 70, dos jóvenes norteamericanos de buena familia, amigos desde la infancia, Christopher Boyce y Andrew Lee Dalton, cometieron uno de los mayores casos de filtración de información clasificada de toda la historia de los Estados Unidos. Auténticos precedentes de casos mucho más recientes, como Assange o Snowden.
Los dos amigos se conchabaron para vender información secreta a Rusia, gracias al trabajo de Boyce en una oscura agencia de la NSA que se ocupaba del control de satélites del ejército americano. Boyce sacaba la información de su trabajo, y Dalton ejercía de intermediario vendiéndola a los soviéticos, gracias a sus contactos en el mundo de la droga, en el que estaba metido. Finalmente fueron descubiertos, detenidos y condenados en uno de los procesos más sonados por traición.

Esa es, más o menos, la historia que abarca la película El juego del halcón, de la que hablaremos hoy. Pero, si el caso resultaba ya sonado en su día (que dos jóvenes americanos sanotes y de buena familia a quienes nunca había faltado de nada traicionaran a su país "sin motivo") lo que ocurrió más adelante (ya no reflejado en la película) es directamente acojonante: en 1980 Boyce vio una película que les pasaron en la cárcel, Fuga de Alcatraz de Don Siegel (hay que tener huevos para poner esa clase de pelis en la cárcel, si es que van provocando). Boyce, ni corto ni perezoso, sacó la idea de la película para fugarse; fabricó una cabeza falsa para poner en su celda, igual que hacía Clint Eastwood en aquella obra maestra, y logró escapar de prisión. Durante el tiempo en que permaneció en libertad cometió más de 17 atracos, hasta que finalmente, fue detenido y devuelto a prisión, a pesar de que durante su tiempo como fugitivo intentó encontrar la manera de fletar o incluso pilotar él mismo un avión para largarse a Rusia. De película.
Actualmente ambos están ya en libertad, Dalton desde el 98 y Boyce desde 2002.

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La película, dirigida por John Schlesinger (director de cintas setenteras geniales tales como Marathon Man, Como plaga para langosta o Cowboy de medianoche) tiene a Timothy Hutton como Christopher, y Sean Penn como Dalton.
Resulta una película con una atmósfera realmente curiosa, Comienza de forma extraña, melancólica, lenta incluso, para, poco a poco, ir introduciendo un airecillo a insana paranoia que desemboca en una fuga para adelante, loca y condenada al fracaso, algo así como el final de Uno de los nuestros.

Se nos presenta a Boyce, principal protagonista, como un chaval de buena familia (su padre fue agente estrella del FBI durante muchos años) con buena reputación, guapete, listo y competente, sus padres lo quieren y tiene una novia increíble, pero está depesivo y totalmente desmotivado como poseído por una especie de desencanto vital . Ha abandonado la Universidad y da tumbos sin hacer nada, salvo su único hobby, dedicarse a la cría y cuidado de halcones, de los que sacará su apodo más adelante, y a rememorar viejos tiempos en que era monaguillo con su mejor amigo, Dalton, que ahora es un traficante de drogas de poca monta.

Christopher es finalmente convencido por su padre (el gran Pat Hingle) para aceptar un empleo de responsabilidad en una extra-súper secreta rama de la Agencia de Seguridad Nacional, la RTX, que se dedica a mantener un seguimiento sobre los satélites que EEUU tiene en órbita, y cuya existencia se mantiene en secreto.

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En principio, Christopher congenia bien con sus dos compañeros de trabajo, y puesto que dicho trabajo es burocrático y muy suave pasan el tiempo charlando, de bromas, escuchando música, incluso dedicándose a actividades que hoy vemos raras en el trabajo, como beber y fumar. Una pasta gansa a cambio de casi nada, salvo la confidencialidad, o como le dicen a Christopher cuando llega allí, "no comentarás este trabajo con nadie. Ni con tus amigos, ni con tu novia, ni en sueños".
Sin embargo, poco a poco Boyce se fija que, de vez en cuando a su computadora llegan informes equivocados de otras agencias americanas como la CIA, con orden de destruir sin leer, a las que sus compañeros no les dan la menor importancia. Sin embargo él lee algunas y descubre que se trata de pruebas de la más asquerosa manipulación del gobierno americano hacia el resto del mundo: terrorismo financiado, asesinatos políticos, extorsión, tráfico de droga, comprar y colocar candidatos en elecciones... el joven empieza a sentirse cada vez más asqueado del país en el que vive y para el que trabaja, que es capar de hacer cualquier cosa con tener el control de lo que pasa en el resto del mundo.

Poco a poco, ese odio se va focalizando en un plan para hacer daño al país que cada día considera más enemigo de cualquier libertad. En una ocasión que se reúne con Dalton y le cuenta sus sospechas, le sugiere vender esa información al gobierno ruso por dinero, aunque en realidad no es el dinero lo que le interesa, sino joder a los que considera "los malos".
Tras vencer su resistencia inicial, convence a Dalton de que empiece a mover contactos y visitar embajadas rusas hasta encontrar a alguien interesado en su material.

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Bajo los apodos de "Halcón" (Boyce) y "Hombre de nieve" (Dalton, además creo que el apodo lo es por motivos obvios) consigue encontrar a un diplomático ruso que acepta sus condiciones, empezando un negocio de tráfico de información clasificada de alto secreto, con Dalton como representante de ambos y Boyce en la sombra.

A partir de ahí, los dos amigos entran en una espiral absoluta de autodestrucción, Boyce, más o menos consciente, Dalton, de manera totalmente ingenua; de hecho el principal problema es que ninguno de los dos entiende las implicaciones de sus actos, ambos son, en realidad, los mismos niños que siempre fueron, jugando en un sombrío mundo de adultos con reglas que ellos se saltan. No es que Boyce sea comunista y venda esos secretos por lealtad a la Unión soviética o a sus ideales; tampoco lo hace por el dinero que le pagan, que le da igual, en realidad lo hace a medias, por despecho hacia su país, y a medias por divertirse. En ningún momento toma en serio su "trabajo de espía" como demuestra la escena en que prepara un sobre con datos secretos que en realidad solo contiene fotos de varias portadas de revistas porno, y que por poco le cuesta un disgusto a Dalton cuando las entrega.

La película continúa por esa línea de la paranoia, con Bryce intentando deshacerse de la locura que ha provocado, con los rusos intentando ficharle como agente de alto nivel, y Dalton cada vez más loco, paranoico y pasado de rosca, hasta un final inevitable.

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¿El resultado? Un buen thriller político que es mucho más que eso. Un relato sobre el vacío existencial y la angustia vital de un par de jóvenes que lo tienen "todo" y que podríamos conectar con personajes similares que sufren desencantos parecidos, como el Benjamin de Dustin Hoffman en "El graduado". No hay que dejar de mirar que la película se produjo en mitad de los 80, una época donde muchos tenían de todo, materialmente hablando, pero no dejaban de sentirse vacíos; en ese sentido tampoco puedo dejar de conectar El juego del halcón con la película que el propio Hutton protagonizó cinco años antes, Gente corriente, y que dejaba entrever la miseria espiritual que vivía detrás de los clásicos barrios residenciales para yuppies bien situados. Si en aquella peli Hutton era un chaval con un gran futuro esperándole que no quería, y con una familia incapaz de comportarse como tal, lo que le llevaba a intentar suicidarse, el Christopher Boyce de Hutton se pinta como una persona con muchas capas, superficial y frívolo en apariencia, pero que en realidad tampoco parece encajar, sintiéndose solo verdaderamente realizado cuando está con sus adorados halcones.

La película se estrenó ese mismo año, recaudando en taquillas 17 millones de dólares (10 más de lo que había costado) lo cual no supuso un fracaso y tampoco un especial éxito; es una película oscura, con un ritmo muy particular, a ratos deprimente que no debió sentar especialmente bien, en un país y una época que pedía a gritos otra clase de cine (ese mismo año se estrenaron, sin ir más lejos, Regreso al futuro, Rambo 2, Los goonies, Rocky IV, Cocoon, El secreto de la pirámide, Commando o Exploradores).
No es una película que recuerde tampoco ver nunca en el videoclub; lo he comprobado y por estos lares la editó LAUREN VIDEO HOGAR; yo la vi ya en DVD hace unos cuantos años. El tema recobró cierta relevancia cuando sufrimos los últimos escándalos de filtración de información similares, como el ya mencionado Snowden, que además habló algo sobre el tema.


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En el reparto podemos encontrar aparte de los mencionados ya Penn, Hutton y Hingle, a varios secundarios como Richard Dysart (La cosa de Carpenter), Nicholas Pryor (el "padre" de Tom Cruise en Risky Business) Jerry Hardin (Garganta profunda en Expediente X) David Suchet (¡Poirot!) Lori Singer (Warlock el brujo) o Chris Makepeace, actor infantil que debutó en Los incorregibles albóndigas y protagonizó también aquella loca cosa de serie B llamada Vamp, donde dos chavales se las ven y se las desean para escapar de un tugurio regentado por vampiros.

Como curiosidad, y para demostrar que (una vez más) la realidad supera a veces la ficción, Sean Penn y Daulton Lee se conocieron y el actor ofreció al segundo un trabajo para que fuese su asistente personal después de salir de la cárcel.
 
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Vamos con otro mito de videoclub...
Vuelven a ser los 80.
¡Y vuelve a ser OTRA de Stephen King! Pero no es culpa mía, ¿eh? Es que este hombre estaba literalmente en todas partes en aquella época dorada nuestra.

Mitos del videoclub: Los ojos del gato (1985)

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Entre el poster y el título, cualquiera diría que estamos ante un giallo...
En 1985, ya se habían llevado al cine varias adaptaciones del genio de Maine al cine, cuando aún no era carne de telefilme apoteósico o directo a vídeo como lo sería a partir de mediados de los 90 (con la excepción de Salem's Lot). Se habían estrenado obras maestras (Carrie, El resplandor, La zona muerta, Creepshow) buenas películas (Cujo, Christine) y ya algún serie B (Los chicos del maíz).
Llega entonces esta Los ojos del gato, en el ecuador de la era esplendorosa de King en la pantalla grande, como producción modesta (7 millones de dólares como presupuesto) patrocinada por el todoterreno hoy ya fallecido Dino DeLaurentiis, y dirigida por Lewis Teague, del que luego hablaremos largo y tendido.
La película, siguiendo la pequeña resurrección de películas de terror en forma de sketches no relacionados que había provocado la genial Creepshow, nos presenta dos relatos (Basta S.A. y La cornisa) sacados de la mejor y más absolutamente maravillosa antología de cuentos de miedo que King escribiera jamás: El umbral de la noche. El tercer relato (El general) fue escrito especialmente por King para la película.

El umbral de la noche es una de las mejores obras jamás paridas por King, aunque se note, quizás en exceso, la idolatría hacia el genio Richard Matheson. Si nos olvidamos de referencias e influencias, la antología está repleta de cuentos maravillosos, desde uno en forma de secuela de Salem's Lot (Un trago de despedida), a Los chicos del maíz, La primavera de fresa (asesinatos en serie en un campus), Camiones (injustamente desaprovechada en la cuasi serie Z que fue La rebelión de las máquinas), homenajes a Lovecraft que están más logrados de lo esperable (Los misterios del gusano), una máquina de lavandería industrial poseída por el demonio al que un policía y un inspector de seguridad laboral tendrán que hacer frente (La trituradora) un profesor acosado por los fantasmas de los macarras que, en su infancia, mataron a su hermano (A veces vuelven) e incluso relatos que nada tienen de sobrenatural, y sí de humanos (El último peldaño de la escalera). Pero mi favorito es aquel llamado "El coco" donde un desesperado padre de familia acude a un psicólogo para explicarle que todos sus hijos han muerto en la infancia, y que está convencido de que es la entidad supuestamente inventada por los padres, el coco, el responsable de las muertes. Inolvidable. Me los puso por corbata.

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Con semejante material, la película prometía. Si además os digo que, por reparto, banda sonora... es increíblemente ochentera, y que, independientemente del resultado final de la película, se pasa un buen rato viéndola, deberíais tener suficientes pistas...
La película tiene un (débil) nexo de unión, un gato que pasea por las calles de la gran ciudad, y será testigo de las dos primeras historias, y protagonista directo de la tercera y última. Inicialmente se había rodado un prólogo explicando la naturaleza del gato y su presencia en la trama, pero, por motivos desconocidos se decidió no incluirla en el montaje final, por lo que la película avanza sin que sepamos muy bien de qué va el gato, hasta el último relato.

La primera historia, Quitters INC (o Basta S.A. como tradujeron aquí el relato) cuenta la historia de un yuppie, fumador empedernido Dick Morrison (el gran James Woods) que, aconsejado por un buen amigo suyo, decide visitar una institución que ayuda a los fumadores a abandonar ese cruel vicio. No solo eso, te garantizan que con su ayuda NUNCA vuelves a fumar.
Los primeros momentos, con Morrison en la sala de espera, sin poder fumar y con los lamentos de un hombre de fondo, que también está esperando y que parece tener los nervios desechos, son buenos indicadores para crear suspense. Cuando ya está a punto de irse, Dick es abordado por su supervisor en el programa de Quitters, Vic Donatti, que lo lleva a su despacho para explicarle cómo es el programa: a partir de ese mismo momento, agentes de su empresa seguirán a Dick vaya a donde vaya, lo vigilarán, y si ven que fuma secuestrarán a su mujer o a su hija y las torturarán.
Así, Quitters tiene como método la "terapia de aversión" que consiste en hacer daño a los familiares del fumador si este reincide, responsabilizando en todo momento de ello al "viciosillo" del tabaco.

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Dick comenzará a verse envuelto en una auténtica pesadilla de paranoia, sin saber si le están vigilando o no, y sufriendo todos los efectos físicos y psicológicos de una abstinencia brutal y repentina a la que se ha visto obligado, llegando incluso a delirar en una fiesta de su empresa a la que acude, y donde un amigo suyo le tienta para que fume (escena altamente alucinógena e inolvidable, por cierto, al son del TEMAZO ochentero de The police Every breath you take).
Resulta curiosa esa dicotomía que se presenta: por un lado, una organización vigilará todos tus movimientos, te vigilará por la calle, en el trabajo, con tus amigos... ¿en tu casa? (pérdida de intimidad) y además, te privan de que puedas fumar, porque sabes que si te pillan haciéndolo, los tuyos sufrirán... ¿por tu culpa? (pérdida de libertad para elegir) a pesar de lo cual, por otro lado vemos que el propio Dick admite que "él solo no puede". ¿Es malvada la empresa por los métodos que utiliza, o benigna porque, al fin y al cabo, lo que hacen es ayudar a desenganchar (por cojones) a los adictos?

La escena más destacable e inolvidable, sin duda alguna, aparte de la mencionada fiesta alucinógena, es el momento en que, en la primera noche de "abstinencia", Morrison baja al sótano de su casa mientras su mujer duerme, intenta fumarse un cigarro y se va emparanoiando más y más sobre si hay (o no) alguien mirando, espiando, desde la rendija de un armario medio abierto... realmente tenso.

El segundo relato, "La cornisa" tiene por protagonistas al ochenterísimo y simpático Robert Hays (protagonista de Aterriza como pùedas y su secuela, o la serie televisiva Starman, basada en la peli de John Carpenter) y como villano a Kenneth McMillan (el inolvidable Barón Harkonen de la versión cinematográfica Dune de David Lynch).

Hays es Johnny Norris, un tenista profesional que ha estado tonteando con la empresa del poderoso magnate y mafioso Cressner (McMillan) hasta el punto en que se ha enamorado de ella, y viceversa. Ambos deciden huir, pero en el último momento él es capturado por los sicarios del marido, que lo llevan al gran ático donde este vive.

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Cressner se desvela como un hijo puta con un gran sentido del humor (negro, eso sí) y adicto a los juegos, que le explica a Johnny la situación: ha colocado en el coche del tenista una gran cantidad de droga, y en pocas horas llamará a la policía para que investigue. Como Norris tiene antecedentes por tráfico, le caerán muchos, muchos años de cárcel. Sin embargo hay una salida, una apuesta; recorrer a pie la (minúscula) cornisa que rodea el edificio, dar la vuelta al mismo desde la terraza. Si lo consigue, la droga será retirada de su coche, Cressner consentirá en deshacerse de su mujer sin pelear, y además les dará algo de dinero para que puedan comenzar desde cero. Norris, que no tiene nada que perder, acepta.
Los siguientes minutos son de lo más angustioso de la película, y no auguro un buen rato a los que sufran de vértigo; Norris intentará rodear el edificio a pesar de las fuertes corrientes de aire, el vértigo que provoca mirar hacia abajo (la caída es de muchos, muchos pisos), la molestia de cierta paloma que por poco no se cargará al protagonista, y por supuesto las putaditas que le va haciendo Cressner por el camino. ¿El final? Justicia poética.

El tercer relato es el que King escribió específicamente para la película, "El General" está protagonizado por una jovencísima Drew Barrymore que en el año anterior, 1984, ya había protagonizado otra adaptación de King, la irregular pero encantadora y fascinante Ojos de fuego.
Aquí interpreta a la niña, Amanda, que encontrará al gato del título en las calles, llevándoselo a vivir a su casa y bautizándolo como "el general" que da origen al título.
Durante la noche, la joven Amanda será víctima de los intentos de una especie de goblin maligno, que acude a su habitación intentando robarle la fuerza vital (o algo así). El gato acudirá para rescatarla usando para ello toda su astucia, conformando quizás el momento más recordado de toda la película, una mini-monster movie con el gato y el duende peleando ahí, a muerte.

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Por supuesto, la película está llena de guiños hacia la obra de King; en la primera escena, el gato huirá de un gran perrazo San Bernardo, como Cujo, y de un coche rojo y blanco que no es sino el Plymouth 1958 Christine. En el sketch de Quitters, James Woods ve la tele, acalorado y asqueado por la abstinencia, un trozo de La zona muerta de Cronenberg, ante lo que exclamará "¿Pero quien escribe esta mierda?". Guiños-codazos para el fandom que ya entonces se debía haber formado, y que alcanzaría toda su eclosión (al menos en mi opinión) desde finales de los 80 a mediados de los 90, antes de que todo empezara a desinflarse.
Entre el equipo técnico tenemos a Alan Silvestri ocupándose la Banda sonora, y al incombustible Carlo Rambaldi (que debía tener contrato fijo con De Laurentiis o algo, pues trabajó en King Kong y Dune) en los efectos especiales; supongo que debió diseñar al duende que ha dado fama a la película.

Respecto al director, Lewis Teague, es un tipo que me resulta simpático (muchos supongo, no le considerarán ni digno de mención) para mí es, o fue un tipo solvente que encadenó varias películas con mucha fortuna; nada de obras maestras, nada de arte, simplemente buenas películas con más oficicio que muchas otras serie B. Algo así como (sin pretender entrar en comparaciones) Jack Sholder, que se ocupó de dos o tres películas afortunadas para luego caer en el olvido.
Después de unos inicios en televisión, rodando varios episodios de diferentes series, su primer largometraje reconocido para cine fue el mítico La bestia bajo el asfalto, aquella monster movie que se hacía eco de la leyenda urbana americana según la cual, los lagartos tirados por el váter se convertían en cocodrilos gigantes en las cloacas.
En 1983 pegó petardazo con Cujo, hoy quizás olvidada o menospreciada, en su día constituyó una de las cintas más angustiosas y populares de la década; encadenó con esta película para luego dirigir La joya del Nilo (secuela de Tras el corazón verde que de nuevo tenía a Michael Douglas, Katheleen Turner y Danny DeVito dando tumbos) secuela unánimemente considerada peor que la primera parte (coincido) y también considerada por muchos una bazofia (disiento) creo que Teague resolvió muy bien la papeleta.

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Después de aquello se hundió rápidamente en el abismo de la televisión y los telefilmes noventeros, y llegó a estar activo hasta 2010 aunque no he visto nada de su trabajo en toda esa época, creo que era un tipo interesante que acabó desaprovechado.

Mencionar, para quien no la haya visto, que a pesar de tener detrás Stephen King y ser considerada "película de terror" no lo es en absoluto. Quien no la haya visto y la vea desde esa óptica se llevará una tremenda desilusión. La película es una (enorme) comedia negra con toques de fantasía y suspense, no de terror. De hecho el primer relato es abiertamente humorístico, si bien también capaz de pasar al malestar y al suspense con bastante efectividad. Lo aviso porque quien la vea creyendo que se trata de "terror puro" se va a cagar en mis muelas. No solo no lo es, sino que no lo es para nada.

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Los ojos del gato fue editada aquí por Filmayer Vídeo, y cuenta con un doblaje de altura, como era corriente que sucediera en aquella época, incluso con películas modestas o de segunda clase. Así, tenemos a Javier Dotú (voz habitual de Jeff Bridges en los 70 y 80) doblando a Woods, el incomensurable Carlos Revilla como el supervisor de Quitters Donatti, Félix Acaso doblando a McMillan, Luis Porcar dándole réplica doblando a Robert Hays... merece la pena verla doblada si os gusta escuchar esas viejas voces de profesionales que igual doblaban un blockbuster que un serie B sin despeinarse, con la misma competencia y profesionalidad.
 
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