Antes de empezar con la peli que hoy nos va a ocupar... como veis, tenemos un nuevo letrero para esta sección, que ya usé en el último Megapost pero olvidé dar las gracias a su creador... el forero
Dussander quien, siguiendo instrucciones precisas de varios ingenieros gráficos diabólicos de Corea del Norte, La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y Hollywood, ha diseñado para disfrute de todos vosotros. Cuidate Dussy, te queremos
Nueva York. Son las seis de la madrugada. En el cuartel general de la “Agencia de seguridad para Ejecutivos”, una empresa de seguridad privada solo para gente rica con poder, que tiene medios tecnológicos de vigilancia y protección de increíble eficiencia y coste, se recibe un aviso: uno de sus protegidos, el multimillonario industrial y candidato a la presidencia de Estados Unidos Christopher Van der Meer, ha cambiado su plan; sale de su apartamento junto con su mujer para visitar el parque en el que ambos se casaron,
en medio de una zona urbana deprimida, para visitar un viejo monumento allí erigido siglos atrás por un antepasado, ya que toda la zona va a ser destruida para crear un nuevo complejo urbanizable.
Parece ser un viaje nostálgico inofensivo, y van con su guardaespaldas, nada malo debería pasar… o si.
Durante la visita, los tres son vigilados por una extraña fuerza, y finalmente,
son brutalmente asesinados.
Esta es una de las dos únicas películas
dirigidas por Michael Waldeigh, un tipo de extraño currículum; la otra película en cuestión fue el famoso documental “
Woodstock, tres días de paz y música” y dos documentales,
todo relacionado con el mundo de la música. La que nos ocupa fue
su única película fuera de ese género. Después de su corto currículo como director de cine, el tipo se puso a conducir autobuses en su tierra natal de Ohio (sic).
La película
está basada en una novela de Withley Strieber, autor además de la novela en que se basa la ochentera y vampírica “
El ansia”. La de Lobos humanos
permanece inédita en nuestro país (cómo no) pero la de
El Ansia se editó, la tengo… y bueno. No creo que nos perdamos gran cosa, y a decir de los que ha leído la novela de Lobos humanos, la película la mejora.
Lobos Humanos fue una producción de 1981 de la Orion Pictures (que entonces
aún no había pegado los varios pistoletazos que lograría en los ochenta con
Terminator,
Robocop…). La película fue distribuida por Warner. Con apenas 10 millones de dólares de presupuesto, se construye una historia policiaca y de corte ecológico que le deja un delicioso fondo de crítica social contra el detestable e incomprensible monstruo que es el ser humano, y muy especialmente una crítica a la sociedad norteamericana. Pero, con paciencia, ya llegaremos a ello.
El cuerpo de Christopher Van der Meer, el de su esposa y su guardaespaldas, los tres aparecen horriblemente mutilados. La agencia de seguridad que les protegía tomará el control, colaborando con la policía de Nueva York bajo las alas protectoras de los colegas políticos del asesinado,
dispuestos a silenciar cualquier cosa inconveniente que surga de este lamentable crimen. El jefe de policía ofrecerá el caso al polémico detective Dewey Wilson (
un simplemente inconmensurable Albert Finley) un policía que ha estado retirado por problemas mentales y familiares: cínico, de vuelta de todo… Dewey se pone rápidamente a investigar. La agencia de seguridad contratará también a Rebeca Neff, una psicóloga experta en los comportamientos terroristas (ya que inicialmente se cree que el asesinato
ha sido un caso de terrorismo, porque el muerto tenía negocios en todo el tercer mundo y se había ganado no pocos enemigos) y uno de los ayudantes del forense, el cual le dará al detective la primera noticia que causa controversia: las heridas de las víctimas son especialmente cortantes… pero
no hay el menor rastro de residuos de arma blanca en ellas.
La película nos va mostrando la lenta burocracia de los procedimientos policiales
desde una óptica realista, a la vez que nos presenta al personaje central, de cuyo pasado no sabremos nada, excepto que tuvo una grave crisis mental que lo apartó temporalmente del trabajo, seguramente por toda la basura humana con la que entra en contacto. Para mostrarnos claramente su carácter de “veterano neoyorquino” hay una escena extraordinaria en la que Wilson
entra en el depósito de cadáveres, y mientras espera al forense se come unas Chips Ahoy, rodeado de cadáveres. Y la escena, en lugar de recurrir al efecto estomagante de mostrar muertos destripados, sangre, o maquillajes tan del gusto de los ochenta, se molesta en buscar la atmósfera REAL de un recinto de estos como debe ser: los productos químicos antisépticos, los ruidos de sierras y otras herramientas de fondo, las mangueras de desinfectante lavando los cuerpos de restos de sangre y roña… una escena planeada de forma muy inteligente que
hace que sientas y huelas esa sala y te revuelva el estómago sin tener que mostrar casquería… y mientras el prota se come unas galletas como si nada.
Poco a poco, la investigación va descartando el terrorismo, e incluso se descarta que la joven sobrina del muerto,
introducida en una alucinante secta comunista de terroristas, tenga nada que ver; y mientras Dewey y la psicóloga comienzan a intimar (una de esas relaciones de “los polos opuestos se atraen”) entra en juego la verdadera, jugosa y fascinante trama: el barrio marginal que va a ser derruido para construir el complejo de negocios, y donde viven unas extrañas presencias que persiguen y matan a los vagabundos y drogadictos que pululan por el suburbio, y que observan todo cuanto sucede en ese lugar.
Entrará en juego Eddie Holt, (gran y jovencísimo actor, James ) un indio al que Dewey detuvo en el pasado por su revuelta violenta en las reivindicaciones del pueblo indio…y su presentación
se encuentra entre una de las mejores de la década: el detective, para poder interrogarle tendrá que subir a lo alto de un puente que se está construyendo, y tras una charla tensa en las alturas, llena de toda clase de referencias, dobles sentidos y amenazas veladas, Holt le asegura al policía que él y sus amigos juegan a un juego de "liberacion de la mente sobre la materia" invitando incluso al policía a que salte del puente para comprobarlo
Y es que estamos ante una de esas tramas que a mi, personalmente, siempre me han apasionado, y que se dio bastante entre finales de los 70 y durante los 80 (y seguramente, también antes y después, pero ya sabéis, la cabra siempre tira al videoclub) en la que, en medio de una ciudad moderna, con unos cuantos millones de habitantes urbanitas, hastiados de la vida cotidiana, donde un mundo místico y no científico resulta lejano o chabacano... resulte que precisamente en ese mundo de incredulidad vive oculto un antiguo pueblo, raza o culto, de marcado tinte sobrenatural, aunque no necesariamente inhumano o monstruoso, culto con el que el protagonista de turno irá entrando en contacto;
generalmente suele ser un hombre racional, a veces, culto, poco dado a fantasías, que verá como las creencias capitalistas en un mundo organizado, moderno y capistalista se van arruinando conforme se ve lo que subyace detrás de esa sociedad supuestamente avanzada. Así, ejemplos como
Nómadas de John McTiernan,
La última ola de Peter Weir o (más por los pelos)
El corazón del ángel, siempre me han parecido geniales en ese planteamiento que resulta tan atractivo: lo místico, conviviendo con el mundo urbanizado. Lo viejo conviviendo con lo moderno en una sociedad oculta dentro de una sociedad de
gente convencida de saberlo ya todo.
Así, ese gran barrio marginal lleno de desesperados, que el industrial Van der Meer pretendía destruir,
es el habitat de una ancestral raza de lobos humanos; criaturas que en la América pre-colonizada vivían en paz con los indios nativos, una vida pacífica de caza y auto conocimiento, hasta que el hombre blanco llegó y comenzó a exterminar a ambas razas. Los indios optaron por adaptarse o luchar, y los lobos humanos optaron por ocultarse para siempre de la nueva civilización, huyendo a ocultarse a las ciudades en expansión, viviendo en suburbios marginales, alimentándose de los vagabundos y demás hombres abandonados, pasando desapercibidos, atacando tan solo para alimentarse... o para defenderse.
La película va narrando la investigación y los diversos descubrimientos que hace la pareja de investigadores, a la postre con nuevos asesinatos de estas criaturas a las que, solo al final de la película, veremos por completo.
Lobos humanos llegó en 1981, precisamente en esa extrañísima franja de tiempo en que coincidieron
Aullidos y
Un hombre lobo americano en Londres. Aunque la que nos ocupa
NO es una película de hombres lobo, las semejanzas están a la vista de cualquiera.
En cuanto al reparto, pues estamos ante uno de esos repartos plagados de caras conocidas para el aficionado al videoclub. Albert Finney es un actor que lleva trabajando desde los años 60 en diversas películas conocidísimas, pero tiene un mérito asombroso para mi, pues aquí interpreta a un duro y descreído poli neoyorquino, pero con igual mérito es capaz de hacer que te lo creas en el papel del escuchimizado, pulcro y resabido Hercules Poirot. Porque, no nos engañemos, que este
y este
sean el mismo tío,
tiene un mérito acojonante, mucho más allá de la caracterización, porque te los crees a ambos. ACTORAZO.
Como la experta en comportamiento terrorista tenemos a
Diane Venora, esta fue su primera película, y la volvimos a ver en otras como
Cotton Club, o
esa maravilla ochentera que es
FX Efectos Mortales, y en los 90 salió en un sinfín de títulos (
Chacal,
El sustituto,
Heat,
El guerrero número 13...). No creo que Edward James Olmos necesite siquiera presentación; y aquí hace un gran papel como ese indio espiritual, violento, ambivalente, brutal pero humano, consciente de la realidad pero incapaz de escapar de ella. Gregory Hines interpreta al forense y amigo de Wilson; esta fue una de sus primeras películas y hoy es de sobra conocido. Tom Noonan o James Tolkan son otros fácilmente reconocibles que aparecen en breves papeles.
sI no sabes quien es, no creciste en los 80
Un mito del videoclub, editado aquí por
Warner Bros. Española, que contaba con una fascinante carátula; para más inri, en la portada trasera te "aconsejaban" dos películas: Matar o no matar (de Vincent Price) y... Pesadilla en Elm Street 2
Yo la considero
altamente recomendable, BSO de James Horner, con ese maravilloso discurso de una sociedad viviendo oculta dentro de otra mucho más nueva e ignorante, o por esa especie de simpatía natural que parece sentir el protagonista por los dichosos lobos humanos, en suma, más civilizados, sabios, y
humanos que nosotros mismos. Al respecto
destaco la gran escena en la taberna india, donde Holt y sus amigos desvelan al protagonista la naturaleza de estas criaturas, descurso de Edward James Olmos que termina con una burla por parte de un indio joven, evidentemente desconocedor de la historia y tradiciones de su propio pueblo, escena que culmina con Olmos mirando traviesamente al protagonista y diciéndole
que no se crea nada, que todo son historias y que al fin y al cabo,
estamos en el siglo XX.
Yo, personalmente, conocí esta pelicula siendo niño, cuando la echaron por televisión... no sé exactamente que año sería, pero yo era un retaco; acababa de ver con mi familia
Límite 48 horas y luego echaban esta, pero ya en el prólogo, y viendo que era "de sangre" nos largaron a la cama mis padres con la excusa de que era tarde; no tardé en encontrarla en el videoclub y con los años me apoderé de ella, y la he visto muchas veces desde entonces; desgraciadamente, a pesar de ser una gran historia (mezcla de policiaco, drama antropológico, terror, gore, guerra de sexos ochentera) sigue inédita en nuestro país en formatos civilizados. Para el que la quiera encontrar, si tal cosa os fuese dificil, mandadme un privado y yo desfaceré el entuerto, mega-privado mediante
Y eso es todo por hoy; lo próximo será un Blockbuster setentero, y luego, un nuevo Versus... que también será... muy especial. Alguno de por ahí ya sabe de lo que digo, pero mejor que guarde silencio si no quisiere que le envie unos lobohombres de esos para hacerle una faena. Un saludito