El nuevo pensamiento único

Habláis por una minoría acomodada que os representa, ni de coña por la mayoría que NO tiene acceso al mercado inmobiliario o que si consiguió meterse en un pisito a principios de este siglo apenas podrá cumplir con la hipoteca hasta jubilarse.

Mileuristas sin trabajo fijo, parejas que difícilmentre cubran más de un 50% del tiempo con empleo simultáneo y a tiempo completo, jóvenes incapaces de independizarse porque en un alquiler se les va el sueldo, gente que solo puede pagar una habitación a una familia que ya no podrá disponer de ella.

Y no me vengáis con la tasa de natalidad de países pobres donde desde la ignorancia más profunda ni saben lo que es un método anticonceptivo, donde la única satisfacción del individuo es echar un polvo al día, donde la prole es la única jubilación posible, donde los niños crían a sus hemanos pequeños y donde el único deber de los padres es evitar que mueran por desnutricón ¿Eso es lo que queremos?

Saludos
efectivamente , ni mas ni menos, que ahora vengamos con ejemplos personales queriendo desvirtuar los datos fehacientes.... yo no tuve hijos porque no me daba la gana, eso lo tuve claro desde el principio pero no soy ejemplo de nada. La gente general, no los acomodados que se suelen representar en el foro, no tiene dinero ni para alquilar ni comprar vivienda, antes las madres no trabajaban, esta ahora la cosa como para que no trabajen los dos. Desde luego es absurdo poner el ejemplo de paises tercemundistas donde en algunos tienen aun pensamientos pesudomedievales.
 
Se huye de la verdad con todo tipo de subterfugios. «Se debe a la precariedad laboral». Pero, entonces, ¿por qué los funcionarios tienen tan pocos hijos como los demás? «Se debe a los bajos sueldos». Pero, ¿cómo pudieron nuestros padres y abuelos tener el triple de hijos con una renta varias veces inferior? ¿Y por qué en las prósperas Suiza o Alemania es la fecundidad casi tan baja como en España?
La buena noticia es que Hungría y Polonia han demostrado que las políticas natalistas pueden funcionar: ambos han conseguido elevar la tasa de natalidad y reducir la de abortos y divorcios. Pasan por la promoción del matrimonio, las campañas de concienciación sobre el invierno demográfico, una fiscalidad pro-familia seria, préstamos a los matrimonios jóvenes para facilitar la adquisición de vivienda (con exoneración de parte o la totalidad del pago en función del número de hijos que se tengan), fin del adoctrinamiento feminista y de la educación sexual corruptora en las escuelas, medidas de conciliación familia-trabajo.
 
La buena noticia es que Hungría y Polonia han demostrado que las políticas natalistas pueden funcionar: ambos han conseguido elevar la tasa de natalidad y reducir la de abortos y divorcios. Pasan por la promoción del matrimonio, las campañas de concienciación sobre el invierno demográfico, una fiscalidad pro-familia seria, préstamos a los matrimonios jóvenes para facilitar la adquisición de vivienda (con exoneración de parte o la totalidad del pago en función del número de hijos que se tengan), fin del adoctrinamiento feminista y de la educación sexual corruptora en las escuelas, medidas de conciliación familia-trabajo.
Hombre, pero subir la natalidad no es tan importante como para abandonar el progreso que supone tener a auténticos orcos y charos en las escuelas, enseñando a las niñas a identificar los síntomas del patriarcado y su opresión, o contándoles a los niños la cantidad de géneros entre los que pueden elegir. Occidente tiene las prioridades claras.
 
Estupendo artículo de Josie Appleton:
(...)

The vaccine passport is a citizenship test for a morally and politically vacuous age. It is entirely passive – it is the simple act of consenting to a medical procedure, after which you are crowned with a civic virtue. This is a citizenship test that occurs on the level of what the Italian philosopher Giorgio Agamben calls “bare life”; that is, it is a question of merely biological existence, rather than a question of how a life is lived. Receiving a vaccine pass is mute; there are no words, there is no oath of allegiance to party, country or leader. You offer your body and receive a QR code in return: this is the nature of the new social contract between citizen and state. “Vaccinate, vaccinate, vaccinate” is the mantra for reconstituting authority and society in an age where this authority cannot be grounded on a substantial social basis.

The vaccine is being treated as a mystical state or collective substance that incorporates people into the collective body. Vaccination now is like a sacrament, a transubstantiation ritual; through the vaccine we are receiving the body of the state into our body and therefore joining the community.

One casualty in this is vaccination itself. Considered scientifically, a vaccine – as with any drug – is not a protective talisman or means for membership of a community. It is a medical product with particular qualities and uses, and particular side effects and risks. It may be useful for some groups but not others, and in some contexts but not in others. The rational use of a drug is as important as the drug itself, to ensure that it is directed towards the appropriate ends.

The ideological weaponisation of vaccines distorts these cost-benefit judgements. The vaccine is forced upon people who have little or no need of it, such as children and those with natural immunity, while ignoring those who have need of it. (The older and more vulnerable someone is, the less they are affected by vaccine passports.)

This episode is violating the very basis of health and medical ethics. Through vaccination passports and mandates, it has become acceptable to force someone to take a medical treatment, even a treatment that is not really in their medical interest. When Jean Castex boasted that the vaccine passport led to a rise in people getting their first vaccination, the interviewer pointed out “but they were forced”. Castex shrugged. In normal times, medical force is unacceptable; medical force means the Nazis. When France began vaccinating a year ago, it insisted upon consent forms and pre-vaccine interviews to ensure that people were really consenting. Now, the use of force has become entirely acceptable, it has become ethical in fact. It is the duty of the state to get people to do their duty.

And in this, the state is claiming rights over our bodies, the right to say what we put in them and what we don’t. A citizen under the vaccine passport regime is not in fact a citizen at all, but rather a chattel: you sign your body over to the state, and agree to take the latest required treatments in order have your QR code renewed. You sell your rights over your body for the price of drinking a cup of coffee in a cafe.
 
Estupendo artículo de Josie Appleton:

Muy buen artículo. Algunas de las cosas que dice deberían hacernos reflexionar:

President Emmanuel Macron said that the vaccinated, “near-totality of people”, have “adhered” or “subscribed” to what they were asked to do. These people are “responsible”. By contrast, it is a “very small” that is “refractory” or “resistant”. They are “irresponsible”, says Macron, and “a irresponsible person is no longer a citizen”.

Here, the state claims the right to set conditions for entry to civic life. The question of being part of social life is not a right, but something provisional; it is a permission that is granted by the state.

The idea that duties come before rights means, at base, that the state comes before the citizen: the citizen only takes his place in society at the behest of the state.

Through vaccination passports and mandates, it has become acceptable to force someone to take a medical treatment, even a treatment that is not really in their medical interest... Now, the use of force has become entirely acceptable, it has become ethical in fact. It is the duty of the state to get people to do their duty.
 


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A tope con los freedom truckers...

rubberduck.JPG
 
Guau, hasta tirachinas tenían los 7 individuos sin antecedentes detenidos por chatear :facepalm

Esto me encanta:

"Del análisis de la información encontrada en los distintos registros, los agentes determinaron la posible existencia de una o varias células compuestas por personas alineadas ideológicamente que podrían estar captando y adoctrinando a otros sujetos con el fin de cometer acciones violentas destinadas a subvertir el orden constitucional."

Jajajaja, es que es buenísimo, el léxico que usan para dar apariencia de seriedad a la no noticia de haber detenido a un grupo de imbéciles por ser imbéciles.

Saludos
 
Arriba Pie