Rubén Uría, verdades como puños (Como siempre)
Nada más finalizar el choque del Camp Nou, sabiendo que el Barça estaba en semifinales y el equipo que más vende no, el suministro de estramonio tiró de manual. Mientras el resto de la humanidad había visto otra exhibición de
Messi, que no es un jugador de fútbol, sino un parque temático, los reyes del trile se dedicaron a construir su realidad paralela particular, a favor de ya saben ustedes quién. Sabiendo que la verdad no vende, que no está de moda hablar del buen fútbol de la
Real Sociedad, de la reacción colosal del Barcelona o de la penúltima exhibición de Messi, los falsos profetas escogieron recostarse en manos de su recurso más zafio: culpar al empedrado. Su teoría, un clásico: había falta previa en el primer gol del Barça, el árbitro había sido clave para que la Real se quedase fuera y así, por supuesto, no se podía ni se puede competir, dónde vamos a llegar, porque aquí cuando no hay Villarato hay Platinato y tiro porque me toca. Ya saben ustedes cómo funciona: cuando gana el que conviene, nunca es por los árbitros. Cuando lo hacen sus rivales, siempre es por los colegiados.
Seguía la estupidez insistiendo cuando, en plena efervescencia de sus gases verbales, el viento cambió de dirección y su olor fétido acabó de vuelta cuando los protagonistas atendieron a los medios de comunicación
aburridos. Habló Zurutuza en
Bein Sports y su discurso fue claro como el agua. Ni hubo falta en el gol culé, ni el Barça había ganado por los árbitros: “En el campo he pedido falta, pero creo que no hay falta de
Umtiti. El Barça es mucho Barça. Y cuando la coge el diez, te hace de todo. Lo he tenido al lado todo el rato y no sabes por dónde te puede ir”. ¿Un rival reconociendo los méritos del Barça y del mejor de todos los tiempos, a la vez que confesando que no había habido falta? Los que se pasan la vida retratando al personal, una vez más, retratados. Zurutuza también dijo su verdad en
El Larguero: “Hoy el árbitro no nos ha perjudicado. El Barça ha ganado con todas las de la ley. Ha habido jugadores del Barça con la eliminatoria encarrilada y tirando codazos. Siempre hay dos o tres que nos buscan, no es necesario decir quiénes son". Reconociendo, sin reservas, lo que todos pudimos ver en nuestras televisiones, tuviésemos afecto por unos colores y otros, la realidad: que hubo detalles feos de algún jugador del Barça – codazo de Suárez incluido- , que el árbitro no ayudó al Barcelona y que la Real cayó a pesar de su buen partido.
Nada más conocer las palabras de Zurutuza, los telepredicadores, lejos de rectificar o matizar sus pestilencias, siguieron en sus trece. Que la verdad no les estropee su noticia. Aunque no sea verdad, faltaría más. La cuestión es hacer ruido, fomentar el odio y enfrentar a la gente. Llevan tanto tiempo practicando el arte de la cizaña con el fin de agradar el oído de un presunto ser superior, que se han creído sus propias mentiras. En este país, a la gente no le gusta el fútbol. Sólo le gusta su equipo. Y en este periodismo de hoy día, a los periodistas (¿?) no nos gusta la verdad, sólo lo que vende. Y por lo visto, lo que vende es lo que te permite sentarte en una silla para hacer
pedorretas a la verdad. El lema: difama bien y si no viste de color blanco, no mires a quién. Lo malo para la inquisición mediática es que, de vez en cuando, tras haber expelido todos sus gases verbales, los protagonistas hablan claro y el viento cambia de dirección. Y entonces, el gas fétido regresa al mismo lugar del que salió. Es lo que tiene confundir verdad y deseo, profesión y pasamontañas. La realidad es muy simple: hubo jugadores del Barça con conductas reprobables, el árbitro no perjudicó a la Real y Messi ya no sólo juega para abrir bocas. Ahora las cierra.
Rubén Uría / Eurosport