La campaña sanitaria plantea un reto también en materia de seguridad para evitar que grupos de crimen organizado puedan robar cargamentos, lancen ciberataques o sufran la actuación de los negacionistas
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La
campaña de vacunación masiva contra el coronavirus no solo supone un reto enorme desde el punto de vista sanitario, sino también de la seguridad. El Ministerio del Interior ya ha diseñado su
plan para conseguir que las esperadas vacunas lleguen a la población sin incidencias, consciente de que grupos de crimen organizado o incluso negacionistas puedan intentar evitarlo: los primeros, para hacerse con lotes que luego venderían y obtener así enormes beneficios; los segundos, simplemente para quitarlas de la circulación como parte de su campaña.
En el plan, que se pone en marcha en los próximos días, estarán implicados todas las Fuerzas de Seguridad, tanto estatales (Policía y Guardia Civil) como autonómicas. La clave para su éxito, lógicamente, es la
máxima confidencialidad sobre las rutas de entrada de los lotes de vacunas y centros de almacenamiento, mientras que los de distribución solo serán conocidos cuando sea estrictamente necesario. La idea es que cada uno de los procesos esté protegido adecuadamente para evitar sorpresas.
Las
primeras vacunas, en este caso de Pfizer, llegarán a España por vía terrestre desde Bélgica y desde el momento en que crucen la frontera los convoyes estarán protegidos por las Fuerzas de Seguridad. En esta primera fase
todas serán llevadas a un único centro de almacenamiento, desde el que se distribuirán a otros centros de las distintas comunidades autónomas. Ambos estarán permanentemente custodiados, lo mismo que los traslados dentro del territorio nacional. Pero el trabajo policial no acabará en ese momento;
también se garantizará la seguridad de los puntos de vacunación para evitar sorpresas.
Por supuesto, el dispositivo de seguridad se mantendrá activo también a medida que vayan llegando otras vacunas, sobre todo después de que Moderna haya anunciado que va a utilizar nuestro país como uno de los nudos principales de distribución de la suya, que espera que sea aprobada en enero. Eso implica que,
en conjunto, por España se moverán en torno a 600 millones de dosis que deben ser protegidas para que la campaña sanitaria sea un éxito, también en otros países del Viejo Continente.
Finalmente, las Fuerzas de Seguridad vigilarán los
centros de investigación donde se trabaja en nuevas vacunas, tanto de sus sedes físicas como de sus sistemas informáticos paa evitar que sean víctimas de ciberataques.