Una estudiante de enfermería asesinó a golpes a una recién nacida. Lo hizo, al parecer, pensando que era el fruto de la relación de su marido con otra mujer. Pero se equivocó de víctima. Según el padre de la pequeña, que apenas contaba con dos horas de vida, jamás la había visto y las primeras averiguaciones apuntan a que dice la verdad.
Después fue Eileen María Reyes Santiago la que casi muere a manos de una turba enardecida, formada por testigos que había presenciado el macabro crimen.
Ocurrió este miércoles en Santa Marta, ciudad costera, en la Clínica de la Mujer. El propio centro médico emitió este jueves un comunicado, que leyó su gerente, Joaquín Ballesteros, en el que relata de forma telegráfica los hechos. "A las 5 de la tarde, Eileen María Reyes Santiago, haciéndose pasar por una familiar, solicita a las enfermeras de turno que le dejen ver al bebé. Se lo arrebata y se da a la fuga. Una vez la detectan, la señora decide golpear contra el suelo al infante hasta quitarle la vida. Intentaron reanimar a la menor, pero no se pudo hacer nada por ella".
Los diarios locales y la policía han ido armando el rompecabeza. La joven asesina, de 25 años, trabaja en la UCI pediátrica del Hospital Fernando Troconis y cursaba el último semestre de Enfermería Superior en la Universidad Cooperativa de Colombia. Era, pues, una chica juiciosa con ganas de salir adelante, además de jovial, según una de sus tías. Está casada con un vigilante y tiene un hijo de seis años.
El miércoles estaba de un humor extraño. Fue a la hora de comer a casa de una tía, vestida ya para su turno diario. No quiso probar bocado; se excusó diciendo que no tenía hambre. Pero no parecía estar tan mal como para que su pariente sospechara que algo grave pasaba. Lo mismo en su trabajo. Los compañeros sólo recuerdan que comentó que atravesaba problemas conyugales, sin dar mayores detalles.
Su madre, sin embargo, declaró a algunos medios que Eileen María llevaba varios días con el juicio medio perdido, aunque no dio explicaciones que corroboraran el estado mental de la hija.
En todo caso, lo único claro hasta el momento es que una vez en la Clínica de la Mujer, se dirigió muy decidida a neonatos, protegida con su uniforme de enfermera. Una vez tuvo a la menor en sus brazos, salió corriendo. Al verse perseguida, cuando ya estaba en la puerta del edificio, la emprendió a golpes contra la recién nacida. Varias veces le pegó con fuerza contra el suelo, en la cabeza, y luego la remató a puntapiés, conforme a testigos.
Varios moto-taxistas y vendedores ambulantes que vieron todo, intentaron atraparla pero la mujer se metió en la Clínica. La policía acudió de inmediato a detenerla, pero cuando salían tuvieron que enfrentar a una masa encolerizada que quería acabar a puñetazos y patadas con la homicida.
Forcejearon con la multitud hasta que lograron meterla en una ambulancia y salir disparados a un hospital cercano. Más tarde la trasladaron a la Fundación Cardiovascular donde Eileen María se recupera de los golpes.
Jáder Ternera, el padre de la niña fallecida, le aseguró a los periodistas locales: "Nunca la había visto. Primera vez que la veo (a Eileen María). Tuvo que ser equivocación porque yo no tengo enemigos, no me meto con nadie para que me suceda esto". A su mujer, que se recupera de la operación, no le quisieron decir nada el primer día.
El crimen de menores de edad no es un hecho aislado en Colombia. Según cifras oficiales, que hizo públicas la senadora Gilma Jiménez, cuyo trabajo está enfocado a la protección de la niñez, en el 2007 fueron 820 los menores de edad asesinados en el país. La cifra subió a 882 un año más tarde y en 2009 llegaron a los 1.129.