Dos prisioneros intentan huir de una isla-cárcel en mitad del océano, en la que han sido víctimas de siniestros experimentos médicos. Él intenta recuperar la memoria y reconstruir lo sucedido, ella padece una rara condición que tiñe su cabello y sus extremidades de color azul…
Tomo único de ciencia-ficción con reminiscencias a un “Resident Evil” que gira sobre un concepto bien sugerente; la denominada “enfermedad índigo”, producida por un mineral hallado en el fondo marino, que consume a quienes la tienen hasta el punto de convertir sus huesos en cristales azulados, los cuales suponen una inestimable fuente de energía cuyo uso podría cambiar el mundo tal y como lo conocemos. Manga de acción, con sus persecuciones, malos con pintas, bichos, brazos biónicos… también tiene sus ideas; el cuestionamiento moral de la experimentación sobre personas cuando se hace en nombre del progreso técnico y del bienestar humano, la crisis energética y la búsqueda de alternativas aparentemente inocuas y no contaminantes para que siga girando la rueda. La destrucción o corrupción de los pueblos indígenas y el rechazo que sufren quienes son diferentes. El miedo, en definitiva, derivado del peligro nuclear, tan japonés, a la destrucción de la humanidad en pro del beneficio y la riqueza de unos pocos, hallazgos que ciertos científicos movidos por el idealismo realizan, pero que sería mejor que no hubieran hecho nunca…
El pesimismo en torno a nuestro devenir encuentra cierta esperanza en el color azul, esta vez, del cielo ilimitado. Color que está presente en todo el libro, a menudo con un significado negativo; el color de la ambición según el budismo, el de las llamas derivadas del hongo nuclear… se echa en falta, por lo tanto, la presencia de este recurso cromático en un tomo que es en blanco y negro, y por lo tanto, pierde bastante fuerza este concepto. Está la cuestión del transhumanismo y sus peligros, cierta fascinación en torno a la dichosa enfermedad que recuerda a Cronenberg y sus cosas, la extraña belleza que al fin y al cabo produce en sus huéspedes, de la cual queda mucho por aprender; esto por desgracia no se desarrolla demasiado. Como suelo ver en este tipo de mangas, la trama avanza precipitadamente y sin demasiado tiempo para narrar, justificar y explicar en condiciones todo lo que se propone (todo se articula en torno a un plan de fuga que da un poco igual), un poco cogido con papel de fumar, pero esta vez veo imaginación y al menos buenas ideas detrás, así que aceptamos barco.