Carta Nº 45 A Michael Tolkien
Michael era ahora oficial cadete en el Royal Military College, Sandhurst.
Una guerra es suficiente para cualquier hombre. Espero que se te ahorre una segunda. La amargura de la juventud o la de la edad madura es suficiente para el curso de una vida: las dos son demasiado. He sufrido una vez lo que tú estás soportando, aunque de modo algo diferente: porque yo era sumamente ineficiente y no tenía nada de militar (y sólo somos iguales en compartir una profunda simpatía y un profundo sentimiento por el soldado raso, en especial por el que proviene de las regiones agrícolas). Entonces no creía que los «viejos» sufrieran demasiado. Ahora sé a qué atenerme. Te digo que me siento como un canario enjaulado. Llevar a cabo las tareas de la prebatalla es sencillamente un veneno. ¡Si sólo pudiera hacer algo activo! Pero así es la cosa: estoy en la «permanente reserva» y de ese modo tengo las manos demasiado llenas aun para ser un guardián nocturno. Ni siquiera puedo salir por las noches de cotilleo con un camarada.
Con todo, tú eres mi carne y mi sangre, y portador del nombre. No es poca cosa ser el padre de un joven buen soldado. ¿Entiendes por qué me importas tanto y por qué todo lo que haces me concierne tan de cerca? Tengamos los dos fe y esperanza. El vínculo entre padre e hijo no es de carne mortal solamente: debe tener algo de aeternitas. Hay un sitio llamado «cielo» donde lo bueno inacabado aquí se completa; y donde las historias no escritas y las esperanzas no satisfechas se continúan. Puede que riamos juntos todavía...
¿Has leído lo que cuenta Maxwell (el «inspector de tabacos»)
de lo que hacían los vendedores al por mayor? Tendrían que estar en la cárcel .... El comercialismo es una cochinada en el fondo. Pero supongo que el principal vicio de los ingleses es la pereza. Y es a la pereza, tanto o más que a la natural virtud, a lo que debemos el poder evitar la abierta violencia que se da en otros países. Ante la ferocidad del mundo moderno, por cierto, la pereza casi empieza a parecer una virtud. Pero resulta casi aterrador verla tan abundante a nuestro alrededor cuando estamos abordando el tema del Furor Teutonicus.
El pueblo de esta tierra ni siquiera se da cuenta todavía de que en los alemanes tenemos enemigos cuyas virtudes (y son virtudes) de obediencia y patriotismo son mayores que las nuestras. Cuyos hombres valientes son tan valientes como los nuestros. Cuya industria es unas 10 veces más grande. Y que son ahora conducidos -bajo la maldición de Dios- por un hombre inspirado por un vertiginoso demonio enloquecido: un tifón, una pasión que hace que el viejo kaiser a su lado parezca una viejecita tejiendo.
He pasado la mayor parte de mi vida, desde que tenía tu edad, estudiando asuntos germánicos (en el sentido general, que incluye a Inglaterra y Escandinavia). Hay mucha más fuerza (y verdad) en el ideal «germánico» que lo que la gente ignorante imagina. Me sentí muy atraído por él cuando estudiante (cuando Hitler, supongo, hacía ensayos con la pintura y no había oído de él), como reacción en contra de los «clásicos». Es necesario comprender lo bueno de las cosas para apreciar su verdadero mal. ¡Pero nadie me llama nunca para hacer una emisión radial o escribir un post scriptum! Sin embargo, supongo que sé ahora mejor que la mayoría cuál es la verdad de este disparate «nórdico». De cualquier modo, guardo en esta guerra un ardiente rencor privado -que me haría probablemente mejor soldado ahora, a los 49, que lo fui a los 22- contra ese cabal ignorante, Adolf Hitler (porque lo extraño de la inspiración demoníaca es que de ningún modo realza la estatura puramente intelectual: afecta por sobre todo la mera voluntad). Arruina, pervierte, aplica erradamente y vuelve por siempre maldecible ese noble espíritu nórdico, suprema contribución a Europa, que siempre amé e intenté presentar en su verdadera luz. Entre paréntesis, nunca fue más noble que en Inglaterra, ni más tempranamente santificado y cristianizado ....
Reza por mí. Lo necesito. Te quiere,
Tu padre.