Respuesta: El Spielbergpost
Perdonadme que no siga el orden, pero eso de ver las películas por obligación me supera, y es que hoy me apetecía ponerme con:
La guerra de los mundos (2005)
Seis años han pasado ya, y parece que era ayer cuando la veía en el cine: no me satisfizo. Es hoy cuando la veo por segunda vez, y he disfrutado como un niño.
Ante todo he de decir que me parece una adaptación perfecta de la novela de Wells. Un texto escrito desde el escepticismo hacia la especie humana, hacia su supuesta supremacía, y que proyecta en los marcianos lo que en realidad piensa de los seres humanos: seres viles y destructivos para con sigo mismos, y desde luego, para con las demás especies. Esta es la historia de lo que pasaría en caso de que la tortilla se volteara. Y es que aquí lo de menos es la fidelidad exacta al texto, sino la fidelidad al espíritu de la obra original, que se respeta religiosamente. Añadamos a eso la historia de redención de un hombre fracasado como marido y como padre.
Perdonemos la falta de credibilidad. La vaselina de la obra es tal que entra fácilmente (¿a quién le importa lo poco probable de que los marcianos no hayan previsto la existencia de los microbios?, ¿la idea un tanto infantil, pero sumamente siniestra, de que necesitan a la humanidad literalmente de combustible?). Los primeros minutos (muchos) son un magnífico crescendo de tensión que se va acumulando hasta la aparición del primer trípode, donde se desata el terror, la desintegración literal del mundo del protagonista (y del espectador). Nos sentimos con Cruise animales aterrorizados ante la infantil crueldad del niño que aplasta hormigas, pero aquí las hormigas somos nosotros. Acompañamos a un contundente Cruise en un viaje a los infiernos, mientras lucha por su pequeña familia, por la que llega a un punto de no retorno, a partir del cual sabemos que hará cualquier cosa: es un padre que defiende a su hija, que es todo lo que tiene.
Es aquí donde la película se toma un necesario respiro, pero falla en el intento de rizar el rizo de la tensión acumulada. Muestra dos (o tres, no sé) discusiones seguidas entre Cruise y Robbins. Demasiado. Y es demasiado ese ojo vigilante, seguido de los alienígenas en persona, y además, un forcejeo a espaldas de ellos, que no se enteran. Encima, poco después vuelve el ojo. Una sola vez de todo hubiese sido suficiente.
Después de eso, Cruise ya es una persona corriente convertida en héroe, que le echen lo que sea, y así funciona fenomenalmente bien la escena de las granadas. Y el final feliz, que yo mismo critiqué en su día, pero que hoy me parece más coherente que nunca. Se trata del final del viaje, misión cumplida; el pobre hombre ha sacado lo mejor de sí, ha resultado ser el mejor padre que sus hijos hubieran soñado nunca, recibe la justa recompensa: su hijo le llama “papá”.
En fin, un peliculón con un ritmo y un montaje de quitar el hipo, Una perfecta actualización de las marcianadas cicuenteras, un viaje al Armagedón, con esperanza después de todo. BRAVO!
P.D: Compruebo con estupor que en IMDB no está muy bien valorada, sólo un 6,5. No entiendo nada.