Respuesta: El Spielbergpost
Minority report
Continuación, después de I. A., de la ciencia-ficción oscura y pesimista que ha marcado los últimos años de la filmografía de Spielberg. Película que es (otra vez) la obra de un director excepcional que se encuentra en su madurez y que tiene un completo dominio de su oficio. Un thriller futurista que transcurre en un futuro muy similar al de Inteligencia artificial, de estética posteriormente imitada, una distopía en la que una humanidad decadente vive bajo un estricto control y falta de libertad a cambio de la seguridad y de la tecnología, donde los crímenes pueden predecirse antes de ser cometidos. La historia es también un drama sobre la pérdida de un ser querido, la atmósfera turbia y la complicada trama remiten al cine negro, y las vertiginosas escenas de acción (como la primera de todas, digna de Indiana Jones) hacen que estemos ante un entretenimiento muy bien rodado, con un ritmo, montaje y elección del encuadre superlativos, que no se resiente pese a las más de dos horas de duración. Lo que más me ha llamado la atención en éste nuevo visionado es que puede interpretarse como una nueva versión del Edipo Rey de Sófocles (lo de los ojos arrancados, más claro agua), demostrando otra vez que no hay nada que no se haya inventado ya.
Lo único que desentona es el sentido del humor tirando a bizarro, a veces funciona (el mad doctor), pero otras parece una chorrada que no viene a cuento (las tías haciendo yoga). Al Kaminski se le va la olla con la fotografía en algunos planos, metiendo unas incómodas luces cegadoras (que ya sabemos que es el futuro y tal, pero no hace falta tanto, digo yo…), y tiene sus momentillos lacrimógenos (el monólogo de la vidente sobre el hijo del Cruise, y sobre todo el epílogo en la casita). Pero esa intensa introducción, esa secuencia de las arañas (top ten de la filmografía del judío) o ese final operístico total hacen que se te olvide todo.
Magistral, coño.