Respuesta: El Spielbergpost
Vamos allá con la siguiente.
Vista la versión que poseo en el DVD (creo que es la del director. La que quitaron la parte del interior de la nave y que comienza con la llegada a Méjico: "
El salio y me cantó").
(
Encuentros en la tercera fase, 1977)
"
Fue una cosa que salió del cielo en una luz muy bonita pero muy espantosa"
La versión definitiva de la Ufología.
El mundo entero se rindió a sus pies. Ofreciendo el blockbuster anterior ("Tiburón") todos quedaron boquiabiertos y no estaban preparados para un totem de tal embergadura. El apellido Spielberg empezó a hacerse un hueco y se convirtió en un referente en crear el término para un filme veraniego. Pero aún colgaba sobre la cabeza de Spielberg si aquel exitazo monumental era cosa de una mente brillante o la suerte del principiante. Recordemos que no había hecho nada aún que sirviese como vara de medir o como un referente en el séptimo arte.
Spielberg siempre ha sido un fanático de la sci-fi, de querer averiguar y descubrir qué hay ahí fuera, si hay vida en otros planetas. Hasta la fecha no habíamos tenido cine donde el contacto con los extraterrestres era tan real y sobre todo tan pacífico. Siempre (o casi siempre) era desde una perspectiva invasiva, territorial, destructiva. "Encuentros en la tercera fase" fue el punto y aparte, el título definitivo al respecto. No hay ninguna como esta película hasta la fecha.
La película, al igual que el número de encuentros, se divide en 3 partes muy diferenciadas y marcadas, como si de un viaje a lo desconocido se tratase.
1)
Encuentros en la primera fase:
Avistamiento de un OVNI
No hay mejor comienzo que éste. La base del estilo Spielbergiano está aquí. Conjuga perfectamente bso, planificación / montaje y emoción a partes iguales. La llegada a ese lugar desértico donde aviones desaparecidos hacía décadas se encuentran intactos previo paso por ese abuelo catatónico, de rostro medio quemado por
"una luz muy bonita pero espantosa". Truffaut (al igual que nosotros) siente fascinación y duda al mismo tiempo ante algo que sobrepasa la creencia humana.
Y así sucesivamente. Vamos intercalando las historias que pueblan esta película (Richard Dreyfuss en el preámbulo de un divorcio, Melinda Dillon - impagable papel - junto con su hijo Barry) a la vez que vamos avistando la presencia de los alienígenas, siempre en fuera de campo o en plano secundario, siendo conscientes de su presencia por las caras de los demás.
Momentazos como:
- El encuentro de Dreyfuss con los extraterrestres, siendo partícipe de una abducción truncada (el montaje y los efectos de la elevación / juego de luces / efectos de sonido es magistral)
- El contacto de Barry con los extraterrestres (dirección de actor sobervia: como pasa del miedo a la cercanía en un sólo plano)
- Los controladores aereos que no dan crédito a lo que están escuchando (Howard Hawks estaría completamente orgulloso)
- El cántico mantra con la señal al cielo (David Lean en estado puro, Slocombe 100%) es uno de los momentazos Spielberg
- La llegada de los extraterrestres a la casa de Melinda donde el suspense y el terror, con un juego de luces perfecto, y con guiño a "Centauros del desierto" (ese Barry abriendo la puerta) junto con la terrorífica escena de los tornillos aflojándose. Shyamalan copiaría este estilo para los restos en toda su filmografía.
El tono de toda esta parte, que ocupa la primera hora, es sobervio, perfección absoluta, sin asperezas ni nada que pueda sobrar. Todo está meditado, milimetrado y con el enfoque adecuado para presentar a esos seres del espacio exterior como algo a lo que temer. Algo que merece nuestra desconfianza.
Y como siempre con el enfoque de la separación matrimonial como telón de fondo. Sólo hay que ver el momento donde Teri Garr besa a Dreyfuss, su esposo, y éste está absorto en los extraterrestres mirando al cielo. El divorcio, la ausencia de un padre es algo perenne en la memoria colectiva de su cine y en algo que marcaría su vida.
2)
Encuentros en la segunda fase:
Pruebas físicas
El siguiente paso es el eje fundamental de la película y la pieza clave. Tenemos dos circunstancias: mientras Truffaut, basándose en un teorema básico de contacto musical de 5 notas clave (partitura icónica para los anales de la historia) junto con el uso del lenguaje de signos para poder entablar contacto básico y entendible por otro lado tenemos la duda existencial de los periodístas y expertos de que es posible que lo que hayan visto sea producto de gente imaginativa previo montaje fotográfico. Creencia frente a escepticismo.
Pero la película, dejando a un lado pero sin olvidarse por completo el enfoque sci-fi, toma el camino de la paranoia, de la mente colmena, de no saber hacia que enfocar la duda. Gente que ha estado en contacto con esos extraterrestres no paran de dibujar y crear una forma concisa: una montaña. En la memoria colectiva quedarán ese puré de patata que obceca a Dreyfuss. Otra vez dirección de niños magistral. Esas lágrimas de no saber qué le sucede al padre son tan creíbles que abruman. Y si bien es cierto que es la parte donde Spielberg exige toda la atención y paciencia del espectador si uno logra entrar en el juego y sabe esperar el premio final logra tener una razón de ser mucho mayor de la esperada.
Y de ahí pasamos al cine de conspiraciones tan clásico de los 70. El engaño de lo tangible. Hacer creer a la sociedad de que una cortina de humo como es ese gas tóxico y letal es real. El momento de la estación es puro cine Lean, donde la dirección de muchedumbres es perfecta (vuelta a ser empleada en filmes como "
El imperio del sol" o "
La lista de Schindler").
Escenas como:
- La montaña en el interior de la casa, con un plano general excelente y la razón de esa creación, en segundo plano pero fijo en la televisión.
- La escapada del control, rompiendo la barrera y llegando al monte sin saber aún a ciencia cierta las razones y los porqués.
- El interrogatorio a Dreyfuss. Cine bien expuesto y sobre todo bien narrado.
- La escapada montaña arriba mientras fumigan el entorno. Puro cine de escapismo.
3)
Encuentros en la tercera fase:
Contacto
Y como siempre, la traca final. El momento más esperado sin saber aún bien si el encuentro será amistoso o de lo contrario una destrucción masiva (Tim Burton plasmaría al respecto el lado perverso, retorcido e irónico de este momento en su "
Mars Attack"). Un espectáculo de luz y sonido apabullante, puro Kubrick, para acabar de rematar ese viaje deseado por todos y conseguido por un Richard Dreyfuss al adentrarse en esa nave sin llegar a conocer su interior.
Una película que ofrecía / ofrece un espectáculo de primera orden al espectador más palomitero pero que ofrecía un cine para meditar al crítico más exigente. Amparado en un cine de sentimientos pero nunca cayendo en la sensiblería, junto con una partitura impecable de un Williams entregado, "Encuentros en la tercera fase" es un viaje a lo desconocido, la obra total y absoluta sobre el tema en cuestión y que plantaría las bases para su siguiente título al respecto ("E.T. el extraterrestre").