El Spielbergpost

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Sosias, si necesitas alguna copia de las que mencionas privateame y te las mando (limpias).
 
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Mil gracias amigo, se agradece a tope el ofrecimiento. La verdad es que me hice con la filmo poquito a poco en su día.
 
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Sigamos con el ciclo. Esta va pa' mi colega Valek, que no quedó muy contento con la crítica de 1941:


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(Empire of the sun, 1987)​


"Hoy he aprendido una palabra nueva"


La muerte de la inocencia


Spielberg lo intentó, no se puede negar lo contrario. Intentó ofrecer el producto serio que todos esperaban de él. Ofreció "El color púrpura" pero tristemente sólo el tiempo le ha dado la razón pero en su día no fue así. Aún y así no se dio por vencido. Volvió a intentarlo una segunda vez. Ahora le tocaba a un tema que siempre le ha obsesionado: la Gran Guerra para cualquier cineasta. La 2ª Guerra mundial. Ya tocó el tema en base de comedia con "1941", volvió a tocarlo en forma de ficción con "Indiana Jones" y ahora le tocaba hacerlo desde el tono serio y dramático con "El imperio del sol".

Tristemente y con la mayor de las injusticias volvió a ser un fracaso a la hora de repartir los premios (la batalla final con la que parece se mide la calidad final de un filme allá en Hollywood). El tiempo ha vuelto a colocar el filme en un pedestal del cual nadie ha logrado bajarla aún. Sigue siendo la obra maestra que fue desde un principio.


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La historia, basada en la novela semi-biográfica de J.G. Ballard, es una plasmación de la pérdida de la inocencia, del paso (forzado) de la infancia a la madurez en un campo (tristemente) propicio para ello. Y el elemento clave para ello es ese monstruo de la interpretación llamado Christian Bale, su mejor papel hasta la fecha. Un canto de cisne y un debut digno de los mejores actores de su generación. Un papel lleno de matices, motivos y razones, lleno de capas y capas de vida, realidad y tristeza escondidas en el cuerpo menudo de la representación vital de la existencia humana.

Pero así como Bale es la transición no podemos obviar el personaje de Malkovich, que en este caso sería el claro y conciso ejemplo de la realidad de la vida: el no fiarse de nadie porque nadie está para nadie, es decir, nadie se preocupa más que de uno mismo. Su personaje es pura ambiguedad, es puro cinismo, es la supervivencia en la tierra. No hay nada más frío y real como ese personaje.


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Una película templada, paulatina, que paso a paso vemos la transformación de Bale, rodeado de lujo, vida acomodada y las creencias dignas de alguien que está por encima de la miseria, desgracias y lamentos en una época de cambios bruscos y enfrascada en una guerra. La historia está dividida en varios apartados y que demuestra la labor magistral a la hora de narrarlos por parte de Spielberg. Con David Lean como modelo a imitar, la película está plagada de momentos donde las masas son una razón necesaria y a su vez dotan a la historia de esa epicidad mágica y a su vez de una plasmación impresionante donde se demuestra que Spielberg es un maestro a la hora de rodar.

Empezamos por la vida acomodada de la familia de Jim, con esos lujos, esa servidumbre que hipnotiza, la opulencia que desprende la nevera y que es una demostración del poder adquisitivo de la familia pero que a su vez provoca esa arrogancia inconsciente del propio Jim ("Harás lo que yo te diga"). Brillante la fiesta de disfraces, donde siguen manteniendo su estatus a pesar de estar en la cuerda floja y en el punto de mira de los japoneses. Imposible no olvidar la mítica escena donde Jim descubre ese pequeño ejército tras la colina.


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Una vez estallada la guerra y acudimos al paso transitorio (pero no definitivo) de un momento crucial a otro la película se convierte automáticamente en una especie de cuaderno de bitácora donde vemos el día a día doloroso de un niño que ha estado en la cresta de la ola por su situación y que la vida, como una hostia de realidad, le coloca los pies en la tierra. La separación de sus padres es tan cruda que debería estar en las clases de historia al respecto para analizar plano a plano como realizar un escena de masas.

A partir de aquí es una colección de lujo de momentos realmente impagables:

  • La hostia de la china (esa acumulación de inquina hacia él está tan bien plasmada)
  • Jim intentando sobrevivir con los restos de su casa (esa forma de beber del grifo, la realidad de un niño jugando con la pipa de su padre, la bici por la casa)
  • La persecución de Jim por el niño pobre (¡Me rindo!). Una plasmación perfecta de la desesperación y soledad.
  • El robo de los zapatos de la mujer muerta mientras sus hijos están delante.
  • La selección de quien sube a los furgones.
  • Mi momento favorito al respecto: Bale demostrando, en un arrebato de supervivencia, que él sabe el camino subiéndose a la cabina del camión.
  • La caricia de fascinación por el avión mientras los kamikazes se muestran respetuosos ante él. Momento Spielberg.


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Pero el cambio definitivo lo vemos en el campo de prisioneros, con el cambio de indumentaria. Ya no es un niño, es un adulto, que (sobre)vive y olvida que fue niño una vez. El momento mágico de como va realizando los intercambios de objetos con esa partitura perfecta de Williams es un momento que capta toda nuestra atención y te das cuenta que aquel niño mimado, consentido y abofeteable ha muerto, al igual que su maleta muere en el río. Sus intenciones de ayudar y mantener con vida a los demás con pequeñas acciones ("¡Puedo devolverle la vida... a todos!") son la base fundamental de su nueva vida.

La vida, el día a día en el campo, es otro de los episodios más emotivos, tristes y directos de esta magistral película. Y aunque la parte de Malkovich está relegada a un segundo plano, Spielberg no deja de mostrarlo como la otra realidad de la vida: la que le demuestra a Bale que nadie es quien parece ser y en la guerra, como en la vida, nadie puede fiarse de nadie.


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Una vez llegamos al punto decisivo y final, con el ataque de los americanos al campo ("¡El P-51. El cadilac del cielo!") y que contiene 2 de los momentos más bellos, emotivos y sensibles de toda la película con ese avión, a cámara lenta, demostrando la belleza del momento para dar paso a la realidad de que Jim es un niño en realidad con ese doctor abrazado a él mientras el mundo entero queda arrasado por las bombas y las explosiones, damos paso al episodio final:

Jim sobrevive como puede en soledad, como si de un cuento macabro y precioso al mismo tiempo, donde es testigo presencial de la bomba nuclear, la lluvia de neveras o la muerte de su único amigo por parte de los que creía eran sus verdaderos amigos. La lección final de que está sólo en la vida ("Eh chico, ¿quieres una chocolatina?"). Pero por si todo lo que hemos contemplado hasta ahora no era suficiente muestra de que el Jim ya no es aquel niño de pantalones cortos y gorrita de uniforme es la escena final, la escena más dura de toda la película. Ese encuentro entre sus padres y él. Una demostración de que nada será igual que antes. Cualquier niño hubiese ido corriendo a los brazos de sus padres. Él no, no los reconoce. Su mirada está muerta, perdida, sin reconocer aquella vida acomodada de lujos, su vida es otra, completamente distinta. Es la vida de la realidad.


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Uno de los mejores títulos de los 80 y de Spielberg en particular. Una obra maestra que contiene la parte inocente de un niño en medio de una vida que no le tocaba y a su vez una íntima mirada a la parte cruenta de la guerra. Añadámosle una partitura imprescindible de Williams (la escena de liberación con Jim corriendo con la bici por el campo, como hacía en su casa, es un ejemplo perfecto al respecto) y una realización sobervia hacen de "El imperio del sol" un título ejemplar al respecto.
 
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Un Spielberg a punto de entrar en su etapa adulta aún con la mirada infantil en su visor, con todos los colaboradores, Khan, Williams, Daviau rindiendo al 100%, y hombre Bale se sale pero porque el judio es un crack como director de nenes...
 
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Es un totemnazo de filme, chache.

Cierto es que en manos del maestro los niños son actorazos pero el de Bale, en mi caso, es el que más me sorprende y el que más me gratifica (como espectador y cinéfilo). Luego vendría Henry Thomas y su Elliott.

Ahora me tocan las críticas de Hook, JP 2 y Inteligencia artificial. A ver como me las dosifico.
 
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Sigamos...

Ahora le toca a uno de los filmes más extraños y difíciles de catalogar de la filmografía de Spielberg, al menos para mi percepción.


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(Hook, 1991)​


"Ten mucho cuidado conmigo, tío, que soy abogado"

Estamos en los 90, los comienzos. Spielberg, el director que podía ofrecer lo que le diese la gana que el mundo estaba rendido a sus pies. Procedente de Always, un título pequeño, necesitaba o requería mejor dicho ofrecer algo que volviese a encandilar a las masas. Peter Pan siempre ha sido el cuento predilecto y el tema más llamativo para casi todo director y narrador de historias que nunca ha dejado de ser un niño o que por motivos varios no desea crecer. Pero está claro que es un cuento cerrado, un cuento que no necesita o requería de un punto de vista nuevo o ir al paso siguiente: "¿Que pasaría si...?"

Claro está, pocos directores son los que se me vienen a la mente capaces de ofrecer un espectáculo digno o que como mínimo respetase la esencia del cuento y del personaje. Spielberg se arriesgó y ofreció lo que creía podría ser una posibilidad de darse el caso. La proeza y el viaje no iba a ser fácil ni mucho menos sencillo.


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Sin ir más lejos la película lleva el personaje antagónico de Pan en el título, el capitán Garfio, la parte adulta de un cuento infantil pero esencial. Peter Pan ha desaparecido, ha crecido, se ha convertido en todo lo que él odiaba o lo que él deseaba no ser: un adulto. Un pirata adulto. Garfio (capitán James Garfio para más inri) es el único que sigue viviendo, creciendo y ansiando un duelo a muerte con su antagonista, su némesis. Es el único que logra traspasar el mundo de fantasía y secuestrar a los hijos de Pan: no puede vivir sin esas aventuras.

Pan, ahora apellidado Banning, (¿Baneado? ¿eliminación de su alter ego, de su esencia, su forma de ser? esto es más teoría propia que una realidad), ha crecido, ha madurado, ha olvidado la fantasía, se ha casado y tiene hijos: todo lo que él nunca fue y de lo que se reía ha acabado por formarlo como una persona más, como un ser carente de sensaciones, de saber lo que es la infancia y lo que implica imaginar y fantasear. Incluso se permite el lujo de romper sus lemas ("Lo prometido es deuda").


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La película se divide perfectamente y diferencia en dos partes:

1) La realidad que relega la ficción

Como un reclamo casi imperceptible nos damos cuenta que Peter Banning ha ido destrozando todo lo que conlleve ser feliz. Se ha cargado de responsabilidades, del día a día y si necesitamos subrayado ahí tenemos su trabajo: un broker yuppie de las finanzas que se bate en duelo con móviles y no puede despegarse de él para cumplir las promesas que realiza a sus hijos. Quizás el fallo está en el tono, que es muy indefinido en toda la parte primera. Es una realización muy distinta de la que suele emplear Spielberg. Es un tono desenfadado, un tono más acorde con el cine de Columbus o de Howard. Un cine que tiene mucho que ofrecer pero no convence con la forma de ofrecerlo.

Aún y así la fantasía reclama lo que es suyo y una vez viajamos a Londres y entramos en la casa de Wendy, el comienzo de todo, la película se transforma, se convierte en una especie de cuento adulto. Banning da indicios de que sigue siendo Pan sin él saberlo (esa entrada en la habitación de los niños, con esa pasarela de personajes junto con la BSO que acompaña finalizando con el broche final: la pose de Pan junto con el Garfio de la ventana). Pero la lucha es interna: Banning sigue siendo un adulto, se ha olvidado por completo de quien era (no puede imaginar que una flor de papel huele o no puede imaginar que ese paracaídas de su hija es su salvación).


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Durante todos estos minutos la película es mágica, es una plasmación perfecta de la lucha entre la realidad y la fantasía que un día fue. La negación de la evidencia (esa pose de Banning frente a su retrato en el cuento), el no querer creer. Y por si esto fuera poco tenemos uno de los momentos terroríficos más interesantes: el secuestro de los hijos de Pan, envueltos en esa nube verde, mientras la casa es totalmente invadida, con desgarros en las paredes y un puñal clavado en la puerta a modo de advertencia. Es un reclamo, es una llamada: la fantasía y la imaginación reclaman la presencia de Pan.

Para mi es una especie de cortometraje maravilloso, donde las dotes de Spielberg en la narrativa son magistrales al respecto a pesar de tener algún que otro desliz que a estas alturas es imperdonable. Ese momento donde los "niños perdidos" reales dan las gracias uno a uno a la abuela Wendy es, quizás, el mejor momento de la película.


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Pero la película sigue y se adentra en la fantasía y la magia del cuento:

2) La ficción que intenta superar la realidad


Neverland hace acto de presencia en todo su esplendor pero como todo adulto que se precie no puede hacer otra cosa que verlo como un parque de atracciones, como un decorado que supera toda perspectiva posible. Banning no puede creer, es imposible, que ese lugar fue su habitat tiempo atrás. No puede inventarse la comida, no puede convencerse de que esas sirenas son reales. Incluso estando delante de Garfio, "su más digno oponente", decide solucionar la batalla a base de talonario.

Pero la película se retuerce por completo y la propuesta de Spielberg es de una narrativa extraña, confusa, con unos niños perdidos que no logran ofrecer lo que son o como mínimo no logran convencerme de lo que son. Añadámosle un Rufio que entiendo las intenciones pero no me convence el resultado. Es todo muy difícil. Quizás porque dejé de ser uno de ellos, su propuesta de felicidad y de vivir en armonía con la felicidad, inocencia y diversión dejó de tener cierta lógica (relativa) y soy un adulto. O porque la forma de ofrecérmelo Spielberg choca o no llega. Y por más que se esfuerce en convencer(me) de que esta opción es una posibilidad aceptable no llega y se queda corto.


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El tono es extraño, difuso y sobre todo confuso. Y a pesar de contener uno de los momentos más bellos y poéticos de toda la película (ese flashback) y ofrecer un Garfio en la figura de Hoffman más que envidiable, quizás uno de los mejores, con permiso del de Disney, todo lo que acontece va a trancas y barrancas sin llegar a ser todo lo mágnífico que Spielberg quiso. Añadámosle una Roberts irritante, un Williams que intenta conseguir un Pan adulto definitivo pero se queda a medio camino y situaciones muy poco convincentes (la pelea de comida, el partido baseball, la canción de cuna: original en propuesta - fallido en resultado) hacen que sea, por extraño que parezca, el regreso a la realidad la mejor de las decisiones donde Banning, sabiendo ahora quien fue, puede reconciliarse con su fantasía interior pero a su vez sacar a flote y rescatar a su familia.

Un producto de muy difícil encaje, que cuenta con una BSO de lujo (una de mis favoritas de toda la factoría Williams - Spielberg), con una amalgama perfecta de temas y con un arriesgado viaje pero que a pesar de parecerme un título aceptable, con momentos que apuntan maneras pero...


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es un filme que se me antoja extraño a fin de cuentas que a pesar de contar con un duo magnífico (Hoffman - Hopkins... "Smee, trata de detenerme") y una propuesta de aventuras de valeroso enfoque para mi, sintiéndolo mucho, ya no es suficiente.

Quizás dejé de ser ese tipo de niño hace tiempo. Me cuesta hundirla porque sigue teniendo puntos positivos pero ya no es aquella película definitiva al respecto que fue antaño.
 
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¡Absolugárficamente!

Bueno, no, nada de acuerdo con ésto:

Es una realización muy distinta de la que suele emplear Spielberg. Es un tono desenfadado, un tono más acorde con el cine de Columbus o de Howard.

La realización de esa primera parte me parece absolutamente Spielberg (de la época) y está llenita de buenos momentos de dirección: el plano sorpresa en el partido, la entrada en la casa de Wendy, la escena donde le enseña el dibujo, la presentación de Garfio... Cuando empieza a torcerse con los Niños Perdidos de Benetton.

Por otra parte parte de una de las mejores ideas de toda la filmo judía, la de un Peter Pan que creció para ser padre. Y aunque la opulencia de los decorados la veo cada vez más envejecida ( :cortina ) con esas pintas de Neverland París, Johnny está de top.

Pan, ahora apellidado Banning, (¿Baneado? ¿eliminación de su alter ego, de su esencia, su forma de ser? esto es más teoría propia que una realidad)

:roto2
 
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Que tal la hernia bicho? yo todavía tengo el corte después de 5 años y las mujeres me lo ven.
 
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La realización de esa primera parte me parece absolutamente Spielberg (de la época) y está llenita de buenos momentos de dirección: el plano sorpresa en el partido, la entrada en la casa de Wendy, la escena donde le enseña el dibujo, la presentación de Garfio... Cuando empieza a torcerse con los Niños Perdidos de Benetton

Es que toda la parte previa a la llegada a Londres (que es a la que me refiero) es de todo menos Spielberg... la llegada al montículo del partido, la oficina, el avión, todo eso es 100% Columbus o Howard, decídase usted por el que quiera.

Es más bien plano.

Una vez llegamos a Londres y en casa de Wendy y todo lo que acontece (el premio a Wendy, la entrada en la habitación de los críos, Tootles, etc.) todo eso es brillante. Que es lo que he dicho arriba en todos y cada uno de los apartados.

Pero incluso en Neverland es de un irregular que hay cosas buenas (menos, tampoco me ciega mi vena Spielbergana) pero también hay mucha cosa mala.

Johnny está de lujo. Para mi, reitero, es una de sus mejores partituras porque tiene una amalgama brutal.

Impresionante. Pan Banning. ¿Cómo no se me había ocurrido?

Y que conste que lo pienso en serio. Pero como sé que puede ser algo arriesgado o salido de madre, de ahí que sea cosecha propia.

Felicidades. Acabas de superarme.

Diciéndomelo el Cesar me siento alagado. ;)
 
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El prólogo teatral o a elipsis trampa de la pelota son muy Spi, no compares con Columbus (gitano) ni Howard (gitano feo), creo que te despista la extraña música de autoescuela que suena... Pero es que todo lo de partido/oficina/avión juraría que no llega ni a cinco minutos.

Muy Atreyubanning pese a todo.

Encantadora cagada del doblaje de Tuttles: "hook... hook... GARFIO... GARFIO HA VUELTO" :D
 
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El prólogo teatral o a elipsis trampa de la pelota son muy Spi, no compares con Columbus (gitano) ni Howard (gitano feo), creo que te despista la extraña música de autoescuela que suena... Pero es que todo lo de partido/oficina/avión juraría que no llega ni a cinco minutos.

El ascenser o acercarse al lugar sin ver aún lo que hay al otro lado es Spielberg 100%, lo lleva haciendo desde siempre, es cierto, pero quizás en este caso en concreto, es la menos Spielberg, por así decirlo.

A mi es que hasta que no llegan a Londres y entran en la casa de Wendy la peli me parece muy justita, más bien tirando a flojeras. No huelo a Spi por ningún lado, sinceramente. En serio, Duss, no me suena a Spi...

Me huele a Spi los momentos más citados (la habitación, Banning con Wendy, la dedicatoria, el secuestro, Banning en lo alto del mástil, el flashback y varios momentos más...) pero todo lo anterior a Londres, que son bien bien unos 15 minutos más o menos es como un inserto de otro director. Al menos es mi percepción, no lo señalaría nunca como algo Spielberg.

La BSO de Williams ahí es extraña, sí, parece de un anuncio de dentista o de corporación dermoestética (aunque me encanta, ese fragmento, con ese piano rápido).

Muy Atreyubanning pese a todo.

Me gusta crear una moda (pasajera al fin y al cabo). :juas

Encantadora cagada del doblaje de Tuttles: "hook... hook... GARFIO... GARFIO HA VUELTO" :D

Cierto. Siempre lo recordaré... incluso decía:

"EL hook". ¡El!. :inaudito
 
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pero todo lo anterior a Londres, que son bien bien unos 15 minutos más o menos es como un inserto de otro director.

Lo acabo de mirar y... a los 8 minutos ya están en Londres

Le quitas los 2 minutos de créditos y prólogo hasta que a Robin le suena el teléfono = 6 minutos pelaos.

:garrulo
 
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Atreyub, ¿no lo estabas dejando? Creo que estás volviendo...
 
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6 min... Y quitas el montaje de planos del duelo de moviles, la grua doble en el baseball... Queda algo?

Si es mas vulgar es pq la vida de banning lo es. El tema de johhny es muy grusin, jazz ligero para eza vida urbanita.
 
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La primera media hora era lo mejor de éste despropósito, que no me gustó ni viendola siendo un tierno infante.

De hecho, me gusta el tono Columbus que tiene toda esa primera parte. Demuestra que el judío tiene elegancia visual hasta para rodar todas esas secuencias bobas de la oficina o del campo de baseball. Eso también es ser un gran cineasta.
 
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¿Te contesto o no te contesto, Magno?

Si lo estaba haciendo por ti, que dices que te imprimes mis críticas... las estoy escribiendo con todo mi corazón, con amor y dedicación. Como a ti te gustan.
 
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eso ya lo sabiamos, no?

Lo intuíamos. Pocas veces había tenido un material tan bobo entre manos.

Pero, vamos, otros como Coppola en "Jack" prefieren rodar con piloto automático y hacer que parezca realmente una de Columbus.
 
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Prosigamos...

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(The lost world: Jurassic park, 1997)​


"¡Andando, pongamos en marcha esta feria ambulante!"


La secuela de JP estaba cantada. Tarde o temprano vería la luz, Chrichton ya había escrito la novela hacía tiempecillo y si con Spielberg la primera entrega había funcionado perfectamente en taquilla (era la película más taquillera de la historia hasta la llegada del Titanic) no estaba el horno como para desperdiciar la oportunidad.

Lo cierto es que El mundo perdido es una secuela - remake de la primera sin dudarlo ni un ápice. Copia descaradamente el modus operandi y el guión no es otra cosa que volver a mostrar (casi) lo mismo sólo que esta vez, como buena secuela, todo a lo grande. Que en la primera había un T-Rex, aquí hay dos. Que vemos a los Brontosaurios campar a sus anchas, aquí sacamos todos los hervíboros habidos y por haber y les damos rienda suelta campando a sus anchas en una cacería a lo grande. Que los velocirraptores dejaron flipados a la peña, dejémosle campo abierto para arrasar con todo en mayores cantidades.


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La película es lo que es: una sucesión o concatenación (magistral) de set pieces, a cual más espectacular donde tenemos un ataque a una niña en segundo plano, caída de caravana con los protagonistas en su interior mientras 2 Rex se zampan a uno de ellos mientras los demás sufrimos con un simple cristal, tenemos una de las mejores escenas de la saga: el ataque de los velocirraptores campo a través, donde sólo notamos su presencia por el surco dejado con las colas, tenemos el ataque mortal de un cazador a manos de pequeñas criaturas CGI perfectas.

Y si no teníamos suficiente con todo, Spielberg se emociona, se crece y se pega un homenaje al cine de monstruos en grandes urbes, con King Kong a la cabeza arrasando con todo lo que hay a su paso. Pero así como tenemos por un lado el espectáculo de primera orden intacta y la dosis de aventuras, terror y acción en su justa medida también es cierto que el guión contiene demasiados chistes made in Koepp (nunca le perdonaré un chiste en concreto que rompe por completo con la tensión del momento) y una floja presentación de personajes a escepción del magnífico Pete Postlethwaite como Roland: un cazador que ansía la mayor de las presas. Porque el resto de actores son meras piezas de un juego que se basa única y exclusivamente en un "escapemos del dinosuario".


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Incluso Jeff Goldblum, el mejor personaje de la primera entrega, aquí está como desinflado, ya no es el mítico "rockero del caos". Añadámosle una historia ¿romántica? / familiar, por mucho que salga la fantástica Julianne Moore, con hija insoportable (la escena de gimnasia radical sigue siendo, para mi, uno de los peores momentos de toda la filmografía de Spielberg) y tenemos una sensación de habernos cambiado el personaje, su rol y sus intenciones para mucho peor.

Visualmente Kaminski ofrece un trabajo bastante aceptable, muy lejos de todas sus locuras y frenesís, Williams intenta cambiar la tónica (vease el tema de la niña en la caravana o en la ciudad) al igual que la realización de Spielberg, que se torna más arriesgada por querer ofrecer algo más aún siendo lo mismo de siempre. Por eso, aún pareciéndome un punto o dos por debajo de la original, por el espectáculo visual que sigue siendo un deleite y porque nadie como Spielberg para lo bueno y lo malo, intentando dar como resultado una entrega más desenfadada y mucho más arriesgada, esta secuela sí me parece una secuela digna. Que no es poco.
 
Respuesta: El Spielbergpost

Te queremos, Atre. Hablamos mucho de ti el Sábado...
 
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