Respuesta: El Spielbergpost
Siguiente crítica. Para contentar gustos, que no se diga:
(
Artificial intelligence, 2001)
"
Odio a Teddy. Él no es real".
Crítica corta para Magnolia, Fell, Emruion y los que no tengan ganas de leer(me) mucho. Para que veais que estoy a vuestros deseos. Nací para amar, como David.
Obra maestra sin paliativos de un Spielberg maduro, en uno de sus filmes más adultos y con una propuesta profunda sobre la esencia del ser humano: el amor. El ver como no somos tan distintos de los robots que creamos y éstos no dejan de ser un reflejo de los humanos contando con una dirección magistral de actores para representarlo. Perfecta es poco.
Crítica larga para todos los demás que quieran saber más sobre lo que opino de Inteligencia artificial.
Kubrick estoy convencido que le hubiese felicitado a Spielberg por la propuesta cibernética que nos ofreció allá por el principio del 2000 (casualidades de la vida en 2001). Lástima que nunca sabremos si por todo o por partes específicas. También es cierto que no soy docto, entre otras muchas cosas, del cine Kubrickiano para poder tener una idea completa al respecto. Pero viendo Inteligencia Artificial sólo sé que es una variación (posible) del cuento de Pinocho pero que a su vez es la maduración total de un Spielberg entregadísimo y a su vez una visión íntima de las sensaciones, emociones y elementos fundamentales del ser humano.
Partiendo del discurso (vital) de William Hurt al respecto. Porque cuando uno descubre la razón real de la creación de David uno siente la necesidad de asimilarlo y a la vez de querer comprenderlo. Pero ese discurso no está exento de dudas existenciales: ¿seremos capaces de amar algo que ha sido creado para ello sin dudar de si ese amor será para siempre? ¿somos capaces de asimilar el amor hacia una máquina? ¿Y será esta capaz de demostrar y transmitir el amor como nosotros queremos? Y así un sinfín de preguntas y preguntas que poco a poco Spielberg va (supuestamente) respondiendo con un espectáculo íntimo, sensible y con la intención de crear a su vez otras tantas preguntas más.
Es una película que se divide en fragmentos de la vida, en fragmentos expositivos / narrativos que en conjunto deparan un cuento adulto y más oscuro de lo que pudiera parecer.
1ª parte)
David llena un hueco y es ¿aceptado?
Mi parte favorita. Me encanta por varios motivos. Pero sobre todo por como el ser humano evoluciona en tecnología pero no puede evitar seguir anclada en los miedos, las dudas, el amor, la creencia y las actuaciones de toda la vida. Una máquina no puede suplantar un ser humano de verdad pero a su vez se intenta suplantar la enfermedad (y la muerte) con algo que pueda perdurar, algo que no perezca. Es tan profundo, tan difícil de asimilar que me abruma la parte en como la madre adopta a ese robot como si fuese su hijo. Me encanta la adopción paulatina y la aceptación reticente. Como el padre es quien lo provoca y como es quien más tarde lo rechaza.
Queremos tecnología (momentanea). No estamos preparados ni queremos estarlo pero no podemos evitarlo. Me encanta esa ambiguedad, esa doble moralidad. Como Spielberg provoca la realidad de una madre al verse enfrentada por el amor de un robot creado por ello y el amor real de un hijo que ha regresado del coma. A partir de este momento la película es real 100%: el rizo, la pelea de espinacas, la escena de la piscina y el consiguiente abandono en el bosque.
El deshacerse de algo que ya no necesitamos a pesar de ofrecerle un amor sin paliativos, abnegado y entregado. David no está preparado para el ser humano, para como es el ser humano. El no entiende que para nosotros, él, es una máquina de usar y tirar. Tiene un amor con fecha de caducidad. No es permanente ni perenne, todo lo contrario para lo que él fue programado.
2ª parte)
Gigoló Joe es consciente de para qué sirve y quien es
El nudo de la película. Gigoló Joe, mi personaje favorito de toda la película. Sabe para qué fue creado, sabe para qué necesidad fue creado. Es consciente, no sufre por ello. Ha sabido amoldarse, ha sabido convivir con ello aún siendo víctima del odio, provocándole ser un fugitivo, un repudiado. Porque aunque es consciente de que su labor funcional es de dudosa moralidad no es consciente realmente de lo que puede sufrir por ello.
Y el destino de este cuento de hadas tiene a bien que la inocencia (David) y la experiencia (Joe) se unan en el camino para acabar siendo el eje clave de un nuevo viaje. Impresionante "La feria de la carne". Es de una fuerza expositiva y de una rabia incontrolable que parece otra película, otro nivel más, un mundo más oscuro, grotesco y que plasma perfectamente la morbosidad del ser humano, su parte retorcida y sin ápice de duda moral: arrasar / destruir / aniquilar sin pensarlo dos veces. La destrucción de los robots, a pesar de ser máquinas, sigue siendo fascinante y horrorosa a partes iguales (esa "mujer" derretida por el ácido / ese robot desmembrado).
3ª parte)
David se ¿transforma? (por unos segundos) en un niño de verdad
A partir de aquí, como decía Ian Malcom, "la vida se abre camino" y nos adentramos en la mayor de las aventuras. Porque David sigue sin comprender que su madre lo haya abandonado. Quiere ser humano para poder estar con ella. No se da cuenta de la realidad, no fue programado para asimilarla o comprenderla. Y así, siguiendo las pistas cual miguitas de pan a lo Hansel y Gretel, llegamos a la ciudad donde lloran los leones (que prodigio visual: toda esa ciudad inundada, destrozada).
Y lo que más me gusta de todo es como David, a pesar de ser un robot, se acaba convirtiendo sin darse cuenta en un humano: siente celos, siente odio. De un calibre tan aplastante que no duda en destrozar a su otro yo, porque siente que ese otro yo es un oponente en potencia, un posible candidato a arrebatarle el amor de su madre. Y si esto no fuese suficiente, Spielberg sube la dureza del momento un par de peldaños más. David se siente abrumado, contristado, provocándole el suicidio: planazo de David convirtiéndose en una lágrima en la cara de Gigoló Joe. Es como si al final él comprendiese el dolor y la pérdida de ese "niño".
Epílogo
El momento más criticado / comentado / laureado de toda la película. En este visionado creo haber comprendido (en parte, tampoco estoy seguro al 100%) la razón del porqué su existencia. Esos "super mechas" (sin evitar seguir viéndolos como extraterrestres, más por su forma que por su fondo) aparecen para poder hacer realidad, cual Hada Azul, por una vez en la vida el deseo eterno de David. Aunque para mi gusto ya lo he dicho muchas veces, yo hubiese finalizado la película con ese deseo eterno de David frente a la figura del hada. Hubiese sido un final más duro y triste, es cierto, pero a mi me gusta así.
Lo consiguiente es un (falso) happy end que da ese toque melancólico, emotivo y tierno. David consigue ser un niño "de verdad" para su madre, sin importarle no volver a tenerla. Aprovecha todos y cada uno de los segundos que le quedan disfrutando, contemplándola, viviendo sus alegrías. David es feliz. Y así Spielberg da por finalizado su cuento. Un cuento que perfectamente matiza, pinta y expone una amalgama de sentimientos, pensamientos, filosofías y dudas que no podía haber caído en mejores manos.
Una dirección de actores perfecta, una demostración de la madurez en todos los campos al respecto (Jude Law / Joel Osment / William Hurt: trío de campanillas y unas actuaciones sobervias, magistrales). Añadámosle un diseño de producción y unos efectos especiales perfectos que dotan de una realidad asombrosa a la robótica (el perfecto Teddy, esa cara derretida de David ante la ingesta de las espinacas) junto con un Kaminski bien instruído en la materia, al igual que la partitura (one more time) de Williams, siendo fantástica, melancólica y profunda cuando lo requiere la escena. Y si lo redondeamos con las dotes perfectas de un Spielberg maduro que no se olvida de sus maneras y su sello contamos, una vez más, con una obra maestra sin paliativos.