Respuesta: El Spielbergpost
Próxima parada...
(
Catch me if you can, 2002)
"
Dime que pare".
La realidad supera a la ficción
Es comprensible hasta cierta medida que "Atrápame si puedes" sea un título que se aleje de la contundencia, seriedad y espectacularidad a la que acostumbra Spielberg a las masas. Después de la secuela de "Jurassic park" se adentró en el cine histórico con "Amistad" y luego le siguió con la obra maestra "Salvar al soldado Ryan". Más tarde se adentró en la Sci-fi apabullante de "Minority report" y tuvo a bien ofrecer esta historia, basada / inspirada en hechos reales y no son pocos los que decidieron tomarla o creer que por ser un producto menor o menos llamativo la calidad del producto dejaba que desear o no iban a encontrarse con algo atractivo.
Pero está claro que quien la descubre repite. Por muchos motivos. Primero y principal: estamos ante una historia que cualquiera en su sano juicio desearía poder disfrutar. Envuelto en una aura de cuento idílico e inmerso en esa especie de (falsa) felicidad Frank Abagnale Jr. (se) crea un mundo de fantasía, en una irrealidad a cual más intrigante, interesante y a la vez fantástica jugando a ser todo lo que se le antoje. Y lo increíble del caso es que nosotros, desde la comodidad del sofá, aplaudimos por ello. Deseamos que nadie pueda atraparle.
Un muchacho que decide escapar de la cruda realidad que le ha tocado vivir en el mismo instante que tiene que decidir quien se encargará de su custodia. En ese momento (magistral) nos adentramos en ese mundo de fantasía idílica, como parecían ser los años 60 y convertido en una colección de personajes falsos, como esos cheques inventados (perfecta la escena de los aviones de juguete), que le hacen vivir la mayor de las aventuras y a su vez huyendo de la realidad, huyendo de una familia rota (la piedra de toque eterna de la filmografía de Spielberg).
Frank, en uno de sus ideales, cree que el dinero volverá a reconstruir su familia rota. No duda ni por un momento que amasando la fortuna que no le pertenece tiene la posibilidad, remota, de poder volver a juntar a sus padres: perfectas todas y cada una de las escenas donde se reúnen padre e hijo (“
Aquí todos somos imbéciles”).
Y sin darse cuenta de ello, mientras la vida, esa vida, le aleja de su padre real el FBI se encarga de crearle otro que se acerca: Carl ve a Frank como el hijo que nunca tuvo y aunque la relación comienza en una persecución de gato y ratón (perfecta) el fin del camino es ver que Frank necesita control, necesita alguien que lo dirija, alguien que lo ayude, que lo cuide: me encanta esa mirada de orgullo y aprobación cuando Hanks le demuestra a su superior que Di Caprio es el chico indicado y el hombre que necesitan para atrapar a delincuentes como él.
Una película que está formada por pequeñas set pieces que a su vez son pequeñas historias que forman un cuento extraordinario y que a su vez está repleta de momentazos Spielberg:
- La búsqueda de la cajera más incauta.
- El primer encuentro en la habitación del hotel entre Hanks y Di Caprio.
- Di Caprio escondido entre las azafatas sabiendo que ningún hombre se fijará en él teniendo tanta belleza delante.
- Di Caprio haciéndose pasar por profesor (“Soy el Sr. Abagnale. Ni Abagnili, ni Abagnoli… ¡sino Abagnale!”), por doctor, por abogado, por piloto, ¡por Ian Fleming!, por agente del servicio secreto, pidiéndole la mano de Amy Adams a su padre (“Eres un romántico”)...
- Todos y cada uno de los momentos donde hace acto de presencia Amy Adams.
- Hanks en Francia y todo lo que acontece después.
Pero no puedo evitar sentir esos emotivos momentos donde Frank ve a los padres de Amy Adams bailando y a su vez recordando la felicidad que sentía al ver a sus padres bailando, sintiendo la seguridad de un hogar. Y aquí tengo que hacer un inciso sobre el trabajo de Kaminski, con esa fotografía idílica con la que dota a la película, magistral en su enfoque casi onírico, como si de un sueño se tratase (me encanta la escena donde el padre y el hijo se miran cara a cara donde recortan silueta).
O la partitura de Williams, uno de sus mejores trabajos hasta la fecha, como si de un filme de espionaje se tratase, con esas notas de jazz (los títulos de crédito son perfectos, uno de los mejores de toda la filmografía de Spielberg o la BSO acompañando a las pistolas. O ese momentazo donde al no aparecer Di Caprio el tema principal hace acto de presencia como si fuese un “volver a empezar”). Aparte de hacer una mención especial al elenco, al completo, perfecto en su elección pero sobre todo perfecto en su convicción (mención especial, aparte del tandem Hanks / Di Caprio, para Walken / Sheen).
Una obra maestra.