LINCOLN
PAU nos cuenta que Day Lewis hizo su trabajo de manera tan impresionante que no dejó la voz ni la mímica de Lincoln durante todo el rodaje, incluso en casa. Nos dice que fue un inesperado éxito comercial y que fue un proyecto que Spielberg preparó a lo Kubrick, minuciosamente. El guión era de 550 páginas, pero Spielberg tuvo claro que para hacer una película de 150 minutos tenía que ceñirse sólo a la abolición de la esclavitud por parte de Lincoln.
Nada menos que Escalonilla, el mayor estudioso de Spielberg en nuestra geografía, va con ella. Le parece una película fascinante, que pivota en una humanización del presidente, huyendo de clichés políticos pero conservando el aura icónica de Lincoln, gracias a un Day Lewis insuperable y a una luz de Kaminski gloriosa. Destaca un título igual de bueno que éste, a su juicio: El joven Lincoln. También destaca del film de Spielberg lo seco de la propuesta, realista y el Lincoln transparente que nos ofrece, con miedos, dudas y tirando de la corrupción cuando hace falta. Spielberg tenía un guión donde se veían siete batallas, discursos épicos, la muerte de Lincoln y total espectáculo, pero eliminó todo del guión huyendo de los fines comerciales, ofreciendo una película sobria y rotunda. Dice que todo el mundo dijo que era el mejor trabajo de dirección de actores de la carrera de Spielberg. Destaca el odio de la esposa a la Casablanca, ese personaje y su subtrama y el final.
Yo, por mi parte, la he revisionado hoy porque era la única de Spielberg que había visto tan sólo dos veces y he quedado anonadado. El trabajo de Carter y Williams (sutilísimo) también se las trae y atención a algo que me fascina: LAS ANÉCDOTAS QUE CUENTA Lincoln. El cómo las hace y el uso que les da.