Re: El Spielbergpost
Cambiando de tema.
Mirad que curiosidad acabo de encontrar, pertenece a ElMundo.es del año 2005:
Por su basura le conoceréis
Steven Spielberg
Por Ferrán Viladevall
Director y productor de cine. 58 años
Steven Spielberg
Al llamado “Rey Midas” de Hollywood le gusta la comida precocinada, las pizzas y las chocolatinas.
Cuando recogieron sus basuras –al despuntar la primavera de 1990–, Spielberg salía de un divorcio millonario de su primera esposa, la actriz Amy Irving, a la que aparentemente tuvo que pagar unos 76 millones de euros. El afamado director y productor estaba en el ecuador de su carrera y en una época de transición: más en el aspecto personal que en el profesional. La cifra que le correspondió a Irving seguro que le causó un gran desajuste económico. Será por eso que la mayoría de las muestras recogidas son baratitas. Sobre todo en cuanto a la nutrición. Hay dos raciones individuales de comida precocinada: un llamado super-combo de Campbell’s –marca decana de conservas caseras , fundada en 1869–, que consta de una sopita de pollo con fideos, dos sándwiches mixtos y una pizza de salchichón, menú rico en calorías para momentos de depresión. Aunque las estadísticas aseguran que cada estadounidense devora una media de 30 kilos de pizza al año y más del 90% consume esta delicatessen una vez al mes.
Estados de ánimo aparte, estos alimentos forman la base nutricional de casi toda la población estadounidense.
Divorcio. De todas formas, todo puede ser culpa de la carga emocional de un divorcio, un proceso que desestabiliza a cualquiera. Y más cuando los protagonistas de esta danza del sable –bailada normalmente en los juzgados– son famosos. El supuesto malestar o falta de balance puede que estuviera provocado por su trabajo. Estaba preparando la película Hook, su versión particular de las aventuras de Peter Pan. Dice la rumorología de Hollywood que la experiencia fue dolorosa, especialmente por tener que trabajar con Julia Roberts. ¿Crisis? A lo mejor. Pero no sufrió solo. La actriz Kate Capshaw le acompañaba. La conoció en 1984 cuando rodaban Indiana Jones y el templo maldito, y en esos días de marzo de 1990, ya compartía lecho con ella.
Donativos. Hay un par de documentos que prueban que la relación estaba cuando menos en conocimiento del público. Son una nota manuscrita que hace referencia a los posibles pagos pendientes al servicio de la casa y una carta de APLA (Aids Project Los Angeles), una de las organizaciones más grandes del país, que ayuda a más de 10.000 personas afectadas por el virus del sida. En la misiva, el presidente de la organización le pide a Kate Capshaw que repita la donación del año anterior. Le sugiere como mínimo 100 dólares. Convivir con un millonario tiene estas cosas.
Altruismo político. Tanto Capshaw –rubia artificial gracias a un tinte de Miss Clairol encontrado entre los restos y que sólo pueden aplicar profesionales– como su marido, son habituales en las listas de donantes. Sobre todo para causas políticas para las cuales se calcula que ha donado más de 800.000 dólares. Una minucia para un hombre que en 1997 ganó 217 millones de euros y cuya empresa, Amblin Entertainment –antes de que fundara el estudio DreamWorks en 1994– estaba valorada en 306 millones.
Guión de éxito. Precisamente de Amblin figuran un par de documentos. Uno es un sobre con el título La lista de Schindler. Se lo manda Kathy Kennedy, su mano derecha. Seguramente contenía el guión del filme del mismo título que estrenó en 1993 y que le encumbraría como director de prestigio. El otro documento es un memorándum interno que le fue entregado a Spielberg conjuntamente con un guión para un proyecto llamado Urgencias. Escrito por el novelista Michael Crichton, se convertiría en 1994 en una de las series de más éxito de la década.
“Cita” con los dinosaurios. Además, la hoja recuerda al realizador su reunión con el escritor al cabo de unos días, seguramente para discutir la adaptación de su novela Parque Jurásico, que Spielberg rodaría poco después.
Familia numerosa. Por si todo esto no fuera suficiente, su esposa se quedó en estado de buena esperanza. De hecho, su primera hija, Sasha, nacería a los pocos meses de recogerse la basura. Incluso antes de que sus padres pasaran por la vicaría a mediados de 1991. Además, Spielberg era padre de Max –de 5 años de edad–, fruto de su relación con Amy Irving. También había adoptado a Theo, de 2 años, y ejercía de padrastro de la joven Jessica, hija natural de Kate Capshaw.
Golosinas. Tanto niño quizás justifique la presencia de la comida basura, los azúcares a mansalva, los crujientes snacks y las latas de Coca-cola, inevitables en el hogar estadounidense. En cuanto a los dulces, hay nada menos que nueve envoltorios diferentes de barritas y otras golosinas. Casi un ejemplar de cada uno de los que saturan el mercado. Snickers –chocolate con almendras y caramelo–, los clásicos M&M’s, Almond Joy –chocolate con leche, coco y almendras–, dos del tentempié Kit-Kat, Crunch –el chocolate con arroz inflado–, Reese’s –dulces con crema de cacahuete– y Heath, chocolate con sabor a tofee.
Helados y aperitivos. También hay un envoltorio de Skimo Pie, una marca de helados. Con sabor a chocolate y vainilla, no contiene azúcar para compensar los excesos con otros alimentos. Entre los múltiples desechos, dos bolsas de patatas fritas Lay’s y una de Fritos –cortezas de maíz–, que no tienen conservantes.