Respuesta: #$%&!#!& en SATANÁS! TABACO, Game Over!!!
el dueño del bar debería decantarse (ya que es SU negocio) por declararlo libre de humos (negociazo, ¡¡nadie quiere humo!!) o no.
¿Y ya puestos a decantarse, por qué no hacerlo por cumplir o no otras normas sanitarias o de salubridad, de higiene en la manipulación de alimentos, de ventilación, de ruidos, de seguridad antiincendios, de aforo...? Basta con advertirlo en la entrada y que cada uno decida entrar y atenerse a las posibles consecuencias o no...
Pues no. Al igual que las utopías autoritarias, las utopías libertarias no funcionan. Solo las democracias ofrecen ese equilibrio, a veces precario, pero más efectivo que implica una regulación moderada del ámbito de lo público, es decir una restricción razonable (y por supuesto, discutible) de las libertades en todo lo que afecta las mayorías. Y en ese ámbito, las minorías no pueden tener derechos especiales.
Además, la permisividad con los fumadores se ha probado y ha fracasado porque, en la mayoría de los casos, se ha acabado abusando de esa permisividad. Y es significativo que haya sido así en todos los paises más avanzados en lo que a las libertades se refiere.
El caso es que los fumadores suelan agitar la bandera de la libertad de forma un tanto cínica, ya que en la práctica, el consumo de tabaco suele ser una cuestión de necesidad, más que de libertad. Y como todas las necesidades, requiere de una satisfacción inmediata. En este caso, los fumadores exigen poder hacer sus necesidades en público.
Pero el humo del tabaco es objetivamente molesto y perjudicial desde un punto de vista estrictamente sanitario para la mayoría y por tanto es razonable que se restrinja su emisión a una minoría.